Este viernes, el subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Roberto Campa Cifrián, respondió a las observaciones en materia de Derechos Humanos que realizaron los “expertos” de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Según Campa, el gobierno federal no acepta el informe preliminar de la Comisión porque:
Se trata de observaciones realizadas en sólo cinco días.
Las observaciones de los “expertos” se llevaron a cabo en cinco estados y en el Distrito Federal.
Porque, si bien exhibe una situación preocupante, no es el reflejo de la situación de todo el país.
Y porque, de forma velada, el subsecretario dejó ver que el trabajo de la CIDH no tendría la seriedad y la objetividad que demanda una investigación en materia de derechos humanos.
Nuevamente, quedan exhibidos los farsantes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Una vez más, queda demostrado que a estos pillos sólo les interesa el reflector y el dinero. Por cierto, ya son dos millones de pesos los que se llevará la CIDH.
De nueva cuenta, es evidente que existen intereses políticos detrás de esta comisión de “expertos”.
¿Qué espera la autoridad para expulsarlos del país?
Este viernes, una comisión de senadores se reunió con representantes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Entre los asistentes se encontraban:
Rose-Marie Belle Antoine, presidenta de la Comisión.
James L. Cavallaro, el Primer Vicepresidente de la CIDH. Y….
El secretario Ejecutivo de la Comisión Emilio Álvarez Icaza.
En el encuentro, los senadores y los representantes de la Comisión discutieron el nombramiento de dos ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Sobre el tema, los representantes de la Comisión Interamericana llamaron a evitar las cuotas partidistas en el nombramiento de ministros.
En respuesta, el presidente del Senado, Roberto Gil Zuarth, aseguró que no existe ningún tipo de acuerdo que preconfigure la integración en la Suprema Corte. De acuerdo con el legislador, en el Congreso esperarán a que el presidente Enrique Peña envíe sus propuestas y hasta entonces iniciará la discusión.
Seguramente, Roberto Gil tiene razón. Es muy probable que no exista un acuerdo y que la verdadera discusión ocurra una vez que se conozcan las ternas de candidatos a Ministro. No obstante, vale la pena preguntar, ¿qué tiene que decir la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre la designación de Ministros de la Corte?
¿Qué “pitos toca” la organización que, justo ahora, se encuentra en medio de un escándalo por conflicto de interés debido a la participación de su secretario ejecutivo, Emilio Álvarez Icaza, en asuntos que, por reglamento, no le corresponden..?
En entrevista para La Otra Opinión, el Doctor Vicente Fernández comentó que el llamamiento de la CIDH sería un exceso. A su vez, el académico interpreta la situación como un acto de protagonismo por parte de Álvarez Icaza.
El Doctor Fernández explicó que la Comisión Interamericana sólo actúa por solicitud de un gobierno estatal; a caso concreto. O si lo prefiere, que no tendría por qué involucrarse en cuestiones en las que no se ha pedido su participación u opinión de manera oficial.
Finalmente, el académico reconoció que los mexicanos tienen derecho a ser juzgados por jueces y tribunales autónomos –está reconocido por diversos acuerdos en materia de derechos humanos–, sin embargo, eso no los faculta para opinar o intervenir en la elección de los ministros de la Suprema Corte.
Por otro lado, la senadora perredista Angélica de la Peña –quien estuvo en la reunión con los representantes de la CIDH–, explicó que las cabezas de la Comisión simplemente externaron las preocupaciones que, a su vez, les hicieron saber organizaciones civiles cuyos nombres no reveló.
Y es que, de acuerdo con la legisladora, existen rumores, peticiones y hasta cartas colectivas que alertan del peligro de que los nuevos ministros lleguen a la Corte gracias a una designación a modo.
A propósito de los 47 años de la matanza del dos de octubre, a propósito de las marchas conmemorativas y a propósito de los violentos que se valen de cualquier pretexto para ocasionar destrozos; en La Otra Opinión lo invitamos a probar qué tanto sabe de los hechos de 1968.
¿Sabe cuál fue el origen del conflicto estudiantil de 1968?
Un “lío de faldas”.
Un intento por modificar el plan de estudios del Politécnico.
Los resultados de un partido entre las Chivas y el América.
¿Qué tenía a los estudiantes en las calles?
La supuesta represión del Estado.
La búsqueda de la verdad histórica.
Una visita a las ruinas de la plaza de las tres culturas.
¿Con qué tiró el Ejército la puerta de la Prepa de San Idelfonso?
Con un bazucazo.
Con un petardo.
Con perros amaestrados.
¿Cuántos muertos hubo en la Plaza de las Tres Culturas?
20
325
34.
¿Quién mató a los estudiantes?
El Estado
El narco
La degolladora
¿Cierto o falso que todos los muertos fueron estudiantes?
¿Cierto o falso que Jacobo Zabludovzky dijo que el 2 de octubre fue un día soleado?
Respuestas.
Opción A.
Un pleito por una mujer entre porros de la Voca 2 del IPN y la preparatoria Isaac Ochoterena.
Opción A.
La supuesta represión del Estado y la presunta desaparición de estudiantes.
Opción A.
Este bazucazo fue una “declaración de guerra” de un Estado represor en contra de un movimiento estudiantil que se salió de control.
Respuesta: Nadie sabe.
La cifra oficial inicial fue de 20 muertos. El consejo nacional de huelga contó 325. La Agencia NAcional de Seguridad de Estados Unidos sólo pudo confirmar 34.
Opción A.
No hay duda: En esa ocasión sí fue el Estado.
Los soldados dispararon a todo lo que se movía. En la Plaza de las Tres Culturas murieron jóvenes, ancianos, niños y todo aquel que estuvo en el lugar equivocado, en el momento equivocado.
Verdad a medias.
En primer lugar, no existe registro de la frase.
En segundo lugar, el noticiario 24 horas no existía el 2 de octubre de 1968.
En tercer lugar, el programa que conducía Zavludovzky se transmitió durante la matanza y probablemente no estaba enterado de lo ocurrido.
Y el pilón. Dicen los que saben que con esa frase solía iniciar el noticiero.
Vidulfo Rosales, representante de los padres de familia de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos, anunció la conformación del Frente Amplio para la Transformación Radical del País. Este anuncio lo hizo en el marco del primer aniversario de la llamada noche de Iguala, la del 26 de septiembre de 2014. Vidulfo justificó la formación del Frente Amplio con las siguientes palabras: “Porque ya no queremos gobiernos oligárquicos, porque ya no queremos sátrapas que nos sigan pisoteando y despojando”.
Entre las organizaciones que se unirán a la convocatoria están: la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), y los sindicatos Mexicano de Electricistas (SME), de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (SITUAM) y de Telefonistas de la República Mexicana (STRM), también los comuneros de Atenco, los estudiantes de la UNAM, el Politécnico y la UAM. Representantes de algunas de estas organizaciones tomaron la palabra en el Zócalo durante el evento conmemorativo. La demanda fue unánime: la presentación con vida de esos jóvenes.
Demanda imposible de cumplir porque bien se sabe que esa misma noche los asesinaron y los incineraron. Así y todo, la exigencia sirve para mantener en pie una lucha que, desde las primeras semanas, pasó de ser una exigencia de justicia a convertirse, primordialmente, en un proyecto político. Es más, lo que se ha ido conformando alrededor del movimiento de Ayotzinapa cumple con todos los requisitos para ser catalogado como un fenómeno populista.
En efecto, Ernesto Laclau, en el texto canónico sobre el tema, On Populist Reason (London-New York, Verso, 2007), destaca que el populismo se construye a partir de: la formación de una cadena de equivalencias, es decir, el paso de demandas fragmentadas de los distintos movimientos de protesta a la unificación de esos movimientos en torno a una causa común; la apelación al “pueblo” como fuerza opuesta a la oligarquía dominante; la formación de un discurso en el que se echa en el mismo saco a toda la “clase política” con la promesa de erradicarla y sustituirla por una “nueva” dirigencia nacional; el discurso populista habla de crisis de representación para desacreditar a las instituciones de la República y resaltar el valor de la democracia directa, de la llamada “democracia de base”; una de sus tácticas es el boicot a las elecciones; al populismo le es indispensable la ubicación de un enemigo sobre el cual descargar el descontento y el odio, inventar un enemigo al cual echarle la culpa de las desgracias nacionales y coyunturales. Pero sobre todo, el populismo no puede ser explicado sin la presencia de un líder mesiánico.
En mi opinión, el populismo es antagónico a la razón ilustrada, y más cercano al voluntarismo y la pasión. Por eso, el neopopulismo tiene más similitudes con el nazi-fascismo que con el marxismo que, en algunas de sus mejores expresiones culturales, fue la versión más aguerrida del pensamiento iluminista.
El propio Laclau se encarga de decir que ahora los movimientos de izquierda han dejado de atender al marxismo y a la “lucha de clases” para ir por una convocatoria más amplia: la construcción del “pueblo” como sujeto histórico y, por supuesto, la superación-destrucción de la democracia liberal.
Otra característica del populismo es que se construye a través de mitos. Hoy en México, tenemos constancia de esta estrategia: los publicistas interesados han propalado la versión de que lo que pasó en Iguala fue un “crimen de Estado”. Esos publicistas insultan nuestra inteligencia al ocultar a los verdaderos culpables: Los Rojos, Los Guerreros Unidos, el contubernio del PRD estatal y nacional, y los padrinos políticos del matrimonio Abarca-Pineda.
Algunos de estos publicistas no saben para quien trabajan (los “tontos útiles” de los que hablaba Lenin), pero otros saben perfectamente quiénes son sus patrones políticos y empresariales. Entre todos han montado un aparato propagandístico en medios de comunicación nacionales y extranjeros con reporteros, articulistas, comentaristas, conductores e intelectuales. Han cubierto, escrupulosamente, cada uno de los puntos enunciados aquí en torno al populismo; es decir, la anti-política, la construcción de un enemigo, el descrédito de la democracia representativa, la exacerbación de los ánimos sociales, etcétera.
Ahora, con propósitos de lucro político se anuncie la creación del Frente Amplio con primer paso para erigir un partido antisistema, el Partido de los Pobres y el apoyo, en 2018, a un candidato a la Presidencia de la República “independiente”.
Es vergonzoso que se use como ariete político contra la democracia constitucional, la memoria de esos jóvenes sacrificados. Lo paradójico es que, por lo menos, desde el movimiento estudiantil de 1968, la izquierda mexicana se empeñó en la construcción de la democracia liberal en México. Hoy, en contraste, por lo menos parte de ella, quiere echarla abajo.
Pero desde la izquierda se debe insistir: siempre será preferible el gobierno representativo a la imposición de un tirano; el gobierno de las leyes al capricho de un autócrata; la división de poderes a la concentración del poder en un solo individuo; ver a la política como sinónimo de construcción, no de destrucción.
Y si no, observen lo que está pasando en Venezuela.
El Life es chido. Y la mera neta es que acá se hace buen bisne. Pero también hay otros por el rumbo. Y no es por presumir, pero aquí soy bien conocido. Yo surto a todos los de aquí. Que la tacha, que el pericazo, que los ajos. Nomás dime y yo te lo consigo. Ah, y sí, la mois también. Es la buena, ¿que no?
¿Que cómo empecé? ‘Tá chido. Te cuento. No manches, me haces irme un buen de años atrás. ¿Qué te cuento?, ¿qué te cuento? Pus yo soy el Gary, pa’ servirle a Dios y al pueblo. ¡Ay, que te la crees! Ni madres, yo nomás me sirvo a mí y, si me pagan, a otros. Pero nomás si me pagan bien. No vayas a creer que les voy mendigando una sor juana o un porky. No, eso es para pinches jodidos. Yo puros grandes. Ah, sí, sí. No te voy a contar de muy atrás, porque pa’ qué.
Mi familia era normalona. Ya sabes. De esas con papá, mamá e hijos. Mi jefe se madreaba a la jefa de vez en cuando; nada que no se viera en otros lados. Ya sabes, lo clásico de los barrios acá medio chacas, como dicen. Aunque como decía la Carmelita: eso pasa hasta en las mejores familias. Y pues ya. Crecí así con el jefe medio pedote y con la jefa vendiendo lo que podía. Nos mandaban a la escuela, pero la neta es que a nadie le interesaba si íbamos o no. Mi mamá me decía que estudiara para que saliéramos adelante, ya sabes, la clásica, pero a mí se me hace que ni ella se lo creía. Total, que íbamos mis carnales y yo, pero a mí luego me empezó a dar por la chela y luego por la mota. Nunca por la matemática. No manches, a los 13 años yo ya te hacía los mejores churritos de la colonia. Así, bien apretaditos: no se les salía ni una pinche yerbita. Ya después me metí de todo tipo de cosas y a todo tipo de lugares, pero no a la escuela. No manches, un día llegué a la casa y la jefa me puso una madriza como nunca. Yo creo que fue la peor. Ni me dijo por qué hasta que ya me había rajado la cara a cachetadas. Iba en segundo de secu, me acuerdo.
El chiste es que la jefa me dijo que o le chingaba o me iba a la calle, porque no iba a tener vagos en la casa. Y pus ya, no me quedó de otra que buscar chamba en la colonia. Primero me tocó de albañil y de pintor de brocha gorda, pero no chingues, eran unas jodas muy cabronas y pus la neta no me latió. Porque, aparte de todo, la paga era una baba. No me alcanzaba ni pa’ las chelas del viernes. Le bajé unas cuantas herramientas al mai y no me le volví a parar enfrente. Me tocó en fábricas y en talleres, pero igual. La neta, yo me sentía bien desperdiciado. Como que ya me imaginaba que había nacido pa’ cosas más grandes. No sé. Pa’l varo y las viejas y la fiesta. Ya sabes. La vida chingona con un carrote.
Total. Un día, en la peda, me topé con un güey; nos acomodamos chido y ya al rato estábamos acá en la plática filosófica y trascendental. Y pus ya, le conté mis pedos y me invitó al bisne. Al principio sí le sacaba. Los polis son unos culeros y si te agarran te sacan todo el varo que pueden. Un día unos hijos de puta me cayeron afuera de una primaria y me dieron “la vuelta” por todos los cajeros de la zona. No me soltaron hasta que vieron que me habían bajado todo el varo. Pero al menos esa vez me dejaron.
En esos días, yo metía la mois y la coca en unas cajitas de dulces y acá muy discreta la cosa se los rolaba a los morros. Sí, pos desde chamacos ya empiezan a entrarle bien cabrón. Pero ahí no está el varo, la neta. Los mocosos no dejan. Busqué dónde ampliar el bisne y, no me acuerdo cómo, pero me enteré de que en el CCH de azcapo eran bien motos. ¡Ahí está el pan!, pensé. Y sí, ahí estaba pero un día me tocó la mala suerte. Ese día yo ni iba a ir a la escuela –no manches, nomás así iba a la escuela–, pero un compa me pidió el toque. Era cliente y ni modo de quedarle mal. Total, me fui a esperarlo a los campos de fucho y lo que será la suerte, ¿no? Porque ese día, verg… madres… que hay redada. Todos los otros compas sabían, menos el pendejo de mí. Me atoraron y, como el operativo lo habían pedido de la UNAM, no me dejaron ir. Les ofrecí varo pero nada. Bien pinches decentes ese día. Eso sí, los culeros bien que se fumaron la evidencia.
Me entambaron un rato, pero hasta eso que no me fue tan mal. Ahí en el reclu conocí al Jefe. Desde allá manejaba el bisne y, como no soy pendejo, me le fui juntando. Cuando me dieron viada y salí, El Jefe ya me tenía chambitas. Ya estaba yo colocado, como dicen. No iba a andar vendiendo chiclitos. Nel. Ya me iba a tocar lo grande. O eso pensaba. Primero me mandaron a los antros del Centro y a los bares, pero, ¡no chingues!, ahí sí está pesado, la neta. Los de la Morelos son de cuidado. Pero aguanté, porque pensaba que pronto me iba a “hacer justicia la revolución”, como decía mi jefa. Me tocaron varias madrizas. De los weyes que “dealerean” por ahí y de los polis. Te digo que son unos culeros. Casi todos saben del bisne y pos te toca pasarles varo. Cuidado que no traigas, porque te meten una chinguita de menos. Oí que a varios cuates sí se los tronaron. Nomás se desaparecieron y, como nadie los reclamaba, pus no se supo más. Hasta eso, me ha tocado suerte. ¿Qué me ha pasado? En la noche uno ve cada cosa. Me han madreado con cadenas, me han encañonado –sin albur, sin albur, yo respeto, pero no le hago a eso–. No, no mames. Un día amanecí en un pinche baldío del Estado. Ni me acuerdo de cómo me regresé a “tu casa”.
Hasta se me olvidó que no quería decir groserías. Pero ni pedo. Ya estamos en confianza.
En lo que estábamos. Que, aunque me madreaban cada rato, salí de pobre. El varo es el varo, y uno se arriesga a lo que sea por conseguirlo. Me compré mi nave, mi tele y hasta una estufa pa’ la jefa. Ya a estas alturas, ni me pregunta de dónde sale la lana. Nomás se hace de la vista gorda, pero bien que sabe en qué “malos pasos” ando. Me da la bendición y ya.
Después, un día, El Jefe me echó el phone y me preguntó si me interesaba moverme a La Condesa. Que ahí había varo en grande, pero que se estaba poniendo más densa la cosa. Yo ni lo pensé. Nomás sí sentí los güevos en la garganta cuando se recogieron a los weyes eso, los del Heaven. Ahí sí la vi cerca, porque yo andaba por la zona. Fuera de eso, pus lo normal. Que los secuestrados. Que los muertos. Nada fuera de lo común. Yo nomás cargo mi fusca y una navaja, me doy una persignada y que sea lo que Dios quiera. Porque ahí como me ves, yo sí soy bien católico. Guadalupano y todo. Que diosito me perdone al güey que me quebré. En fin.
Y pus, más o menos, esa es mi historia. ¿Cómo la ves? Pero a todo esto, ¿qué pedo, morra? ¿qué te vas a llevar hoy? Ahí traigo el producto en la nave. Ora me traje unas bolsitas de coca, las clásicas de la moi y unas tachitas pa’ aguantar la noche. ¿Cómo ves?, ¿vamos al carro y ves, o qué? Ahí sí te los debo. Los ajos ya se fueron.
La detención de Gary Pábel López, el dealer de La Condesa, dio lugar a una ficción sobre el tema. ¿Cómo llega un dealer de escuela a distribuidor principal de La Condesa? Aquí imaginamos así la historia.
“…Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos…, Pablo Neruda
El movimiento estudiantil de 1968, entre otras demandas, planteaba como fundamentales la libertad de los presos políticos, la derogación del artículo 145 y 145 Bis, relativos a la disolución social y la desaparición del cuerpo de granaderos.
Foto: internet.
¡Increíble! El Cuerpo de granaderos sigue ahí, y por cierto en la marcha de hoy no saldrá a vigilar las calles.
Amanecía aquel miércoles el 2 de octubre de 1968; los medios impresos publicaban. “Crecimiento mayor a 7%, en 68”, “Cancela Nixon su visita a México”, “La UNAM reanuda labores y estudiantes asamblea”. Un desplegado clamaba: “México entero con Díaz Ordaz”.
Ningún medio daba cuenta de la reunión que sostendrían representantes del gobierno y del Consejo Nacional de Huelga (CNH) ni de la concentración que se celebraría esa tarde en La Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, DF.
En la era de hoy hubiera sido distinto: habría una gran convocatoria en las redes sociales.
Eso sí, había la amenaza; “(jóvenes,) no queremos vernos en el caso de tomar medidas que no deseamos, pero que tomaremos si es necesario”, advertía el ciudadano presidente Díaz Ordaz.
Días antes, el gobierno había mostrado los dientes con la represión del bazucazo en la puerta principal de la Preparatoria 1, el 30 de julio; y el 13 de septiembre se realizó aquella famosa Marcha del Silencio donde se demandó el diálogo público; un día después, el 14, el Consejo Nacional de Huelga recibió un comunicado oficial que aceptaba el diálogo; empero, la noche del 18 de septiembre el Ejército tomó CU y luego el Casco de Santo Tomás en el IPN.
Aquella mañana del 2 de octubre se celebró el encuentro entre gobierno y estudiantes; el primero no aceptaba condiciones al diálogo público y ante la eventualidad de romper pláticas, aceptaron consultar con el jefe máximo la propuesta. Por la tarde tuvieron la respuesta. La Plaza de las Tres Culturas se manchó de sangre.
¿Cuántos murieron?
Nadie sabe exactamente…
Como dice Sabines, nadie sabe exactamente.
Aquella tarde había en la Plaza alrededor de 9 mil integrantes del movimiento estudiantil; se sabe de 2, 360 personas detenidas.
Se habla de 40 personas difuntas. A la periodista italiana Orianna Fallaci se le ocurrió decir que se recogieron “al menos 800 muertos”.
“Una estimación con bases firmes te indica que en las primeras dos horas y media de la matanza se dispararon 70 mil cartuchos percutidos. Es una cantidad brutalmente excedida”, recriminó en una entrevista Raúl Alvarez Garin, entonces dirigente del Comite del 68, quien fue detenido aquella tarde. Entonces tenía 27 años de edad.
La fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Delitos del Pasado, creada en 2003 en el gobierno de Vicente Fox y conducida por Ignacio Carrillo Prieto, investigó el caso.
Como resultado, el ex presidente Luis Echeverría fue el único que enfrentó un arresto domiciliario por su avanzada edad. Pero no por los hechos del 68, sino por la llamada guerra sucia de los años 70.
La fiscalía fue disuelta en 2006 y el seguimiento de los hechos de 1968 se relegó a una instancia de segundo nivel en la PGR.
Ahí quedó todo.
¡No hubo perdón ni muchos menos olvido! “¡Dos de octubre no se olvida!”.
Un parteaguas
Sin duda, hay un antes y un después del 2 de octubre de 1968. Muchos de nosotros éramos niños, pero esos lamentables hechos marcaron nuestra vida…
El poeta Jaime Sabines escribió;
Nadie sabe el número exacto de los muertos,
ni siquiera los asesinos,
ni siquiera el criminal.
(Ciertamente, ya llegó a la historia
este hombre pequeño por todas partes,
incapaz de todo menos del rencor.)
Tlatelolco será mencionado en los años que vienen
como hoy hablamos de Río Blanco y Cananea,
pero esto fue peor,
aquí han matado al pueblo;
no eran obreros parapetados en la huelga,
eran mujeres y niños, estudiantes,
jovencitos de quince años,
una muchacha que iba al cine,
una criatura en el vientre de su madre,
todos barridos, certeramente acribillados
por la metralla del Orden y Justicia Social.
A los tres días, el ejército era la víctima de los desalmados,
y el pueblo se aprestaba jubiloso
a celebrar las Olimpiadas, que darían gloria a México.
2
El crimen está allí,
cubierto de hojas de periódicos,
con televisores, con radios, con banderas olímpicas….”
Han pasado 47 años….de aquella larga noche…
Hoy leo en Milenio a Luis González de Alba, preso político por aquellos hechos; nos dice:
“Los detenidos el 2.10.68, liberados en 1971, comenzamos la lenta construcción de sindicatos universitarios, grupos y partidos de izquierda. Unos fundaron el PMT, otros hicimos revistas, sindicatos universitarios, gérmenes de partidos políticos. La reforma de Jesús Reyes Heroles dio legalidad al Partido Comunista y amnistía a los presos políticos, muchos de ellos ex guerrilleros”.
Agrega: “Hicimos el MAP, PSUM, PMS y PRD sí, perdón. Los que llegaron a congresistas por estos partidos han cambiado la ley y el país. Hicieron el IFE. Llenamos publicaciones como unomásuno, luego La Jornada perdón. Del PRD nos echó el PRI y los oportunistas cuyo logro reciente fue hacer alcalde de Iguala al narco responsable de la detención de los 43rds. Los de Punto Crítico se atoraron en algo que llaman Comité 68”.
Tras el secuestro y asesinato de Juan Francisco Sicilia Ortega en 2011, algunos propusimos que el movimiento por la paz y la justicia encabezado por su padre, el poeta Javier Sicilia, se convirtiera en una organización permanente de víctimas de los narcotraficantes y de los excesos de quienes los combaten. De haber ocurrido así, los padres de los normalistas desaparecidos y asesinados en Iguala hace un año habrían tenido, desde la primera hora, un hogar solidario donde encontrar el consuelo y la experiencia de aquellos que ya habían pasado por ese infierno.
Pero ello no ocurrió dada la tozudez de una izquierda que se niega a aceptar que la fuente principal del dolor en México es obra del narcoterrorismo, al cual ni siquiera se atreven a llamar por ese nombre. Si el holocausto de Iguala no merece el nombre de narcoterrorismo, no sé cómo llamar al crimen organizado que por logística o para sembrar terror, siempre se infiltra en los aparatos policiacos. Pero al colocar al gobierno, sea de Calderón o de Peña Nieto, como enemigo principal y eximir, por supuesta obviedad, a los criminales de la repulsa social, los activistas reafirman que, en última instancia, el culpable es el Estado “neoliberal” al incubar la injusticia social, pretendida madre del crimen. Y si ése Estado está, como el nuestro, atrofiado en su capacidad de hacer justicia, las otras víctimas se vuelven no los soldados y policías sacrificados en esa guerra perdida de antemano contra las drogas, ausentes de la memoria colectiva, sino los sicarios. Hasta llegó a proponerse, hace un lustro, un monumento funerario común a las víctimas y a los verdugos en nombre de una idea de pecado ni siquiera del todo cristiana pero sí ajena a los deberes y los derechos propios de una sociedad democrática.
De poco sirve que nuestros actores más famosos o nuestras escritoras más celebradas se indignen periódicamente y salgan a marchar invadidos por la indignación que, tan humana, no deja de ser un estado de ánimo, si no se crean organizaciones eficaces que sigan vigilando al gobierno en su obligación de hacer cumplir las leyes, monopolizando el uso legítimo de la fuerza, pero que sobre todo, conviertan a una aterrorizada ciudadanía en la creadora de un ambiente irrespirable para el narco.
Los ritos funerarios se instituyeron para sustraer a los cadáveres insepultos de la dieta de las especies carroñeras. El 26 de septiembre, en el Zócalo, los asesores radicales de las familias de Ayotzinapa revelaron su propósito: hacer de la matanza conmemorada la causa eficiente para la refundación del Partido de los Pobres, creado en Atoyac, Guerrero, por Lucio Cabañas, en 1967 y pronto convertido en guerrilla. Están en su derecho de organizarse legalmente cómo mejor les convenga aunque me pregunto si algunos de quienes marcharon esa tarde no se estarán bajando, otra vez y discretamente, del vagón de los compañeros de viaje.
Y hoy que es 2 de octubre cabría recordar, que a diferencia de los deudos de Ayotzinapa, los familiares de las víctimas de Tlatelolco en 1968, cuya verdadera cantidad desconocemos y cuyos nombres palidecen en una esquela tardía, no tuvieron ni sociedad civil que los abrazase, ni presidente obligado a rendirles cuentas ni comisiones internacionales de forenses acompañándolos en su urgencia de certeza. Los que encontraron a sus muertos, los enterraron solos. Quizá ese contraste algún día sirva como pedagogía para explicar la diferencia entre vivir bajo un régimen autoritario jactancioso de su fechoría, como aquel, y una democracia, la nuestra, que tiene al menos una virtud: su obsesión por el respeto de los derechos humanos.
Desde Nueva York, el expresidente Felipe Calderón envió un mensaje: Margarita Zavala podría “irse por la libre”.
En entrevista con El Financiero-Bloomberg, Calderón respaldó la candidatura presidencial de su esposa y exaltó algunas de sus cualidades. “(…) la conozco muy de cerca, (sé) que es una mujer honesta, es una mujer muy inteligente, es una mujer muy capaz, es una gran abogada comprometida con los derechos sociales, con una enorme sensibilidad social, conocedora del derecho, una gran constitucionalista, sería una gran presidenta”, dijo Calderón.
Sin embargo, eso no es lo más interesante. Y es que el expresidente tuvo más que decir.
“Ojalá sea como candidata del PAN. Pero si eso no es y si le hacen trampa, si ella decidiera ir por una vía independiente, también la apoyaría”, afirmó Calderón. ¡Qué tal!
¿Quiénes son los tramposos que podrían descarrilar la candidatura de Zavala?, ¿serán los mismos que convirtieron la elección interna del PAN en un cochinero que favoreció a Ricardo Anaya?, ¿serán ésos que bloquearon las candidaturas independientes en sus estados?
Por otra parte, el distanciamiento entre la dupla Zavala-Calderón y Acción Nacional es conocida desde hace tiempo. La separación es tal, que Calderón ha repetido que dejar su militancia es una de las opciones en la mesa.
Y ahora, con esta nueva declaración –un dardo envenenado para la cúpula que maladministra el PAN–, parece enviar un mensaje. ¿Quién será el destinatario?
¿El dirigente nacional del partido, Ricardo Anaya?
¿El poderoso gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle?
¿Los panistas?
¿La ciudadanía?
¿El grupo de intelectuales que busca consolidar una candidatura independiente?