LA TRAGEDIA EN ACAPULCO, GUERRERO

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Foto: La Otra Opinión

Un fenómeno natural, meteorológico, como el huracán Otis, de nivel 5 que azotó la costa guerrerense, Acapulco y Coyuca de Benítez en particular, con gran impacto en vientos y lluvia, no es culpa o responsabilidad de ninguna autoridad, federal, estatal o municipal.

Desde luego que la forma en que se reacciona, después del asombro y confusión iniciales, en la atención, apoyo y ayuda a la población, en la coordinación gubernamental, en la suma de esfuerzos de buena voluntad, muestra de qué está hecha la sociedad y el gobierno, que deben estar unidos frente a la tragedia.

En la atención inmediata a los daños causados, en la acción por la seguridad, en los esfuerzos para recuperar los servicios públicos dañados en comunicaciones, seguridad y salud, en comida y agua de inicio, en brindar certeza con hechos y acciones públicas, se va recuperando la confianza, se aleja el temor de una experiencia terrible, horrorosa, que nadie había vivido.

COYUCA DE BENÍTEZ, GUERRERO

Hay una búsqueda inmediata por recuperar algo, del pasado y del presente, del futuro inmediato, de certeza en el mundo de la vida que viene.

El tejido personal, familiar, laboral y social habrá de volverse a construir, en democracia, buscando la mejor ruta, de la forma y el fondo en que se organizará la recuperación, de la economía, de las comunicaciones, de la movilidad, de los servicios básicos.

Un programa integral realista y oportuno, un programa de empleo temporal inmediato es urgente, para reconstruir el mercado local interno, con un sistema de abasto de mercancías, las indispensables para alimentarse y atender la salud; trabajo para la limpieza de calles, de quitar escombros, árboles y postes que faciliten la movilidad. Y claro esta, la recuperación del orden público, para que los delincuentes no tengan la oportunidad de la tragedia.

Hay mucho quehacer, deben de sumarse todos, los guerrerenses, los acapulqueños, los vecinos, los visitantes, que han disfrutado y desean volver a disfrutar de lo paradisiaco del lugar, del mar, el clima, el sol, las bellezas naturales, la generosa hospitalidad, desde cada trinchera disponible.

Establecer relaciones entre sociedad y gobierno de respeto, confianza y dialogo, para lograr el acuerdo social, de un proyecto con acciones que fortalezcan en lo inmediato y urgente, que determine lo prioritario, de comida y agua para empezar y de recuperación del ritmo de la vida cotidiana.

Del papel que cada quien habrá de jugar, de una convocatoria abierta, participativa para sumar un esfuerzo de libertad constructiva, que apoye la respuesta inmediata y no coaccione o limite la misma solidaridad, que se requiere para lograr certidumbre en la difícil tarea que viene.

LA ESCALADA DE VIOLENCIA EN LA GUERRA ISRAEL-HAMÁS

El diagnóstico claro y preciso, con datos duros y una evaluación integral, apoyará una planeación estratégica, con acciones precisas.

Las familias y amigos renovarán y fortalecerán lazos familiares y amistosos, con todo lo que tengan, traslados, hospedajes, alimentos, medicinas, dinero, apoyos de todo tipo, amorosos todos, con una querencia infinita.

Son tiempos de recuperación y solidaridad, con la oportunidad de salir renovados y construir una mejor forma de vida, con racionalidad vital.

Se ha perdido todo, muchos, los más, la mayoría social, perdieron sus casas, sus muebles, sus bienes, sus trabajos, sus negocios y empresas, y en algunos casos la vida misma, a algún pariente o amistad, la querencia ha pegado también.

Quienes han podido han emigrado, han encontrado refugio en familiares y amigos, han hecho el via crucis de dejar atrás sus querencias, con dolor abandonan temporalmente lo que les ha costado una vida, mirar el daño ocurrido, las pérdidas, la derrota e impotencia, el coraje y trabajar para superarlo.

Los guerrerenses estamos damnificados, dolidos, dañados, quebrados, rotos. Los caminos del sur resuenan de los pies a la cabeza, en todos los sentidos, con esperanza, con un corazón caliente y la mente fría, para enfrentar con orgullo, entereza y ánimo, con fe en su virtud para hacer suya la fortuna del destino.

Los costeños enfrentan el vendaval como la palmera, que se dobla pero no se quiebra, como el ave fénix, que renace de las cenizas, de toda prueba que el destino impone; la capacidad de resistencia, la fortaleza del corazón y la inteligencia, darán la resistencia para sobrevivir y salir adelante.

¿QUÉ PASA EN GUERRERO?

Más allá de las necesidades, intereses y deseos, el Huracán Otis ha sido una prueba trágica de los tiempos del cambio climático, de la necesidad evidente de cambiar, y trabajar más aún, en la prevención, en la protección civil, en la seguridad, para que las amenazas y riesgos de los tiempos que corren no nos dañen.

La sociedad guerrerense tendrá que aprender y hacer lo suyo, sabe que lo que no haga por ella misma, nadie más lo hará.

Los daños y pérdidas han sido para la población, para los nativos y para los que nos visitan; la industria turística, hotelera y restaurantera, de servicios, ha quedado destruída.

El reto de reconstrucción deviene en un objetivo estratégico, en donde todos tendrán algo que aportar, la sociedad y la población, los emprendedores locales e inversionistas, el gobierno en sus tres niveles, sean locales, regionales, nacionales o internacionales.

Hay mucho que hacer, que no se equivoquen, que el único interés sea la recuperación pronta de todos, que no pretendan sacar raja política, cometer abuso y corrupción, los ojos del mundo estarán atentos y vigilantes, para lo que se haga o no se haga, para volver lo más pronto posible a la vida cotidiana en toda la costa, para levantarnos del lodo, de la nada, para volver a ser los guerrerenses de siempre, de ayer y de ahora.

Agradecidos con todos los que apoyan a los guerrerenses y a Guerrero, mi mayor solidaridad y apoyo con tod@s, las querencias que devuelven esperanza, fuerza y orgullo, seguimos en la batalla. Abrazo comprensivo y fuerte, con la confianza que saldremos adelante.