Apoyo fiscal sin rencores ni prejuicios

Especial

Mientras la preocupación por la crisis sanitaria ocupa a especialistas, médicos y científicos abocados a la búsqueda de tratamientos que sirvan contra el COVID-19 y se trata de obtener una vacuna que acabe con la enfermedad, buena parte de los gobiernos están mirando hacia el futuro y buscando por todos los medios evitar un derrumbe económico que sería de consecuencias más funestas y de mayor largo plazo que la propia pandemia.

El mundo ya está en recesión, pero se puede salir de la crisis no sin incertidumbres, pero sí con relativa rapidez si se adoptan las medidas necesarias y oportunas, en forma global y en cada una de las economías nacionales. Larry Fink, presidente y fundador del fondo más grande del mundo, Black Rock, con activos por casi siete billones de dólares, escribió una carta a sus accionistas donde perfila de alguna manera el presente y el futuro.

“Los bancos centrales, asegura Fink, han reaccionado rápido para resolver los problemas que pudieran surgir en los mercados de crédito, y los gobiernos están actuado de forma agresiva para adoptar estímulos fiscales”. Esta forma de actuar está “profundamente influenciada” por las experiencias de la crisis financiera de 2008 y “las acciones van a ser más efectivas porque no se están enfrentando a los mismos retos estructurales que hace una década”.

Ahí está el secreto: en adoptar las políticas monetarias y fiscales para poder sobrepasar la dramática situación actual y no perder el aparato productivo para que cuando acabe la crisis sanitaria se pueda entonces recuperar la economía con cierta rapidez.

Y esto es precisamente lo que no estamos haciendo en México a diferencia de buena parte de los demás países del mundo. El presidente López Obrador ha dicho que el domingo 5 presentará uno de sus informes de gobierno y que allí dará a conocer su programa de apoyo económico. Pero, salvo que sus propios funcionarios le hayan hecho cambiar de opinión, esos programas se concentrarán, ayer mismo volvió a insistir en ello, en los apoyos que el Estado ya otorga a los sectores más desfavorecidos, sobre todo de la tercera edad.

Está muy bien, pero ése es un programa asistencial, necesario y justo, pero no es un programa de apoyo a la economía. Lo que se necesita son políticas monetarias (en parte ya se están aplicando) y fiscales, ignoradas éstas por la actual administración. La carta del SAT diciendo que no se diferirán las declaraciones fiscales y demandando que los pagos de impuestos se realicen con oportunidad es una falta absoluta de sensibilidad para una situación que involucra a la gran mayoría de los mexicanos, salvo, claro está, a los que trabajan en la economía informal. Pero si la economía se derrumba, incluso ellos terminarán viviendo la mayor de las crisis. Y no habrá apoyos a la tercera edad o los jóvenes que los pueda rescatar, entre otras razones porque el Estado no tendrá recursos para abonarlos.

El Consejo Coordinador Empresarial ha propuesto un plan de cinco puntos básicos que podrían asumirse sin costos irracionales por el Estado y que aligerarían la situación de empresas y ciudadanos. Propone, como casi todos los actores económicos, diferir la presentación de la declaración del ejercicio de 2019 tanto de personas físicas como de personas morales, durante 6 meses o permitir pagar el impuesto que resulte de la misma, en 12 parcialidades, sin recargos. La segunda medida es permitir la disminución automática de todos los pagos provisionales del ejercicio de 2020. Y permitir el pago de impuestos hasta en 12 parcialidades. Una cuarta medida pasa por establecer un procedimiento expedito para agilizar la devolución de los saldos a favor de IVA, aplicable durante todo el ejercicio de 2020. Y finalmente, permitir temporalmente que los contribuyentes puedan compensar de manera universal los saldos a su favor durante todo el ejercicio de 2020.

El presidente López Obrador ha dicho una y otra vez que no aceptará ni un Fobaproa ni una condonación de impuestos. Pero nadie lo está reclamando. Lo que se está proponiendo es que empresas y trabajadores que sí pagan impuestos tengan el apoyo del Estado para diferir sus pagos y aligerar la carga fiscal, imposible de sostener si al mismo tiempo no se está trabajando, comerciando y produciendo.

Que no hay empatía del Presidente con los empresarios. ya lo sabemos. Pero de lo que se trata es de salvar la economía de un país y a una sociedad trabajando para todos, más allá de rencores y prejuicios.

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Caro y Maduro

Las autoridades de Estados Unidos no quitan el dedo del renglón. En la acusación contra Nicolás Maduro y su gobierno por narcotráfico se incluye al Cártel de Sinaloa y en particular a Rafael Caro Quintero y se asegura que esa red del gobierno venezolano y las FARC colombianas son socias de ese cártel y trabajaron durante años con El Chapo Guzmán.