VOCES EN EL DESIERTO TRÁGICO DE ACAPULCO Y COYUCA

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Foto: La Otra Opinión

A cinco semanas de que el huracán Otis golpeó la costa guerrerense, muy lentamente se van recuperando los servicios públicos de agua, energía eléctrica, transporte público, la actividad comercial, las telecomunicaciones.

Las escuelas y los hospitales públicos, están dañados y no tienen una fecha formal de reapertura. Se han perdido los empleos en la hotelería y los restaurantes; los servicios administrativos municipales, estatales o federales están de vacaciones, van mucho más lentos en la recuperación, algunos abrirán en enero, otros a finales del próximo año, algunos después de dos años.

La incertidumbre prevalece, la indolencia y negligencia gubernamental también.
Se mantiene el respaldo de organizaciones de la sociedad civil, de la cruz roja, de empresas que realizan entrega de alimentos, que atienden mascotas, que prevén problemas de salud.

A PESAR DE TODO, ACAPULCO, COYUCA Y GUERRERO DE PIE

La basura acumulada, el polvo que inunda la ciudad, los olores fétidos por personas y animales muertos, el agua encharcada, están siendo el caldo de cultivo para moscas, mosquitos y enfermedades de la piel, vías respiratorias y el dengue, y no hay atención adecuada ni recursos, ni medicinas.

Por parte de las fuerzas armadas continúa la importante entrega de despensas y agua, han iniciado los apoyos en y para productos de limpieza y enseres domésticos, a cuentagotas. Un problema de existencia de productos, de futura producción y distribución en tiempo y forma.

El censo ha sido muy deficiente de origen, no hubo la cobertura total y alcanzó a menos de una tercera parte de las personas, las familias o las casas. Otra fuente de inconformidad.

La negligencia gubernamental, producto de la indiferencia presidencial, ha sido un desastre, se ha dedicado a realizar promesas que no tienden a resolver el problema de la emergencia, ni mucho menos de la reconstrucción; hay una sensación de abandono y a veces de ironía y burla. Hay miedo en el poder.

Y desde que se ordenó desde palacio nacional a los diputados que no hubiera un peso en el presupuesto de egresos 2024, para apoyar a Acapulco y a Coyuca, la lejanía del gobierno en turno ha llevado a politizar la tragedia del huracán.

UNA INVESTIDURA PRESIDENCIAL MENTIROSA

Difícilmente el gobierno va a encontrar respaldo entre los costeños, más cuando ya han iniciado grupos opositores para organizar el repudio y las manifestaciones en contra.

Asimismo, la delincuencia organizada busca controlar toda actividad productiva; rascar de donde haya oportunidad para controlar y mantener su imperio criminal.

El gobierno no supo o no quiso apoyar a Acapulco, ni a Coyuca, sin embargo, los acapulqueños y coyuquenses están dando una batalla por la sobrevivencia, con dignidad y gran esfuerzo.

Muchos perdieron todo, muchos perdieron familiares, sus casas, o sus empleos, o su forma de vida, o su patrimonio logrado con tanto esfuerzo, pero la esperanza se mantiene, el espíritu de lucha se va renovando poco a poco. A pesar de que falta todo.

Por los caminos del sur, andan los guerreros golpeados por el huracán, con la solidaridad de los guerrerenses de todas las regiones, con los mexicanos de todo el país y con los extranjeros solidarios del mundo, Acapulco, Coyuca y Guerrero volverán de una cruel batalla, triunfantes… las voces siguen resonando, irán creciendo, las demandas, necesidades, intereses y deseos, no sólo son justas, humanitarias y libertarias, responden al silencio del que gobierna.