UNA INVESTIDURA PRESIDENCIAL MENTIROSA

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Foto: La Otra Opinión

El presidente tiene una manía por mentir, por engañar, por pretender falsear la realidad. Posee una imaginación que distorsiona los hechos y los acomoda para beneficiarse de esa post verdad. Todos son culpables de pretender ponerlo en ridículo, todos son malosos, pero él no, es incólume, puro y limpio.

Sin embargo, en sus diversas intervenciones y en particular las relacionadas con el huracán Otis y la tragedia que ocurrió en Acapulco y Coyuca de Benítez, han mostrado diversas facetas que lo dibujan por completo, como un gran embustero. En la tragedia natural, en tan poco tiempo pasó de todo.

Primero no sabía que era un Huracán de tipo 5, días después, dijo que sí sabía y que venía cañón. Pero no quiso preocupar a la población, así que se lo guardó.

Después aventuró que había ido y estado en Acapulco, cuando lo que ocurrió fue su lamentable atascada, por la necedad de mostrarse y solo expuso al ejército como parte de un show ineficiente.

Y luego ha dicho que ha ido tantas veces al puerto, y sabe exactamente lo que hay que hacer, pero a tres semanas no hay ni una evidencia al respecto, ni una foto, ni un plan estratégico de recuperación y reconstrucción, por lo que la mentira lo desnuda.

Después dijo que no era un huracán tan fuerte, unos cuantos vientecillos y algo de lluvia.

Y luego dijo que eran muy pocos muertos, como 16 y finalmente se volvió a estancar en 48, cuando los datos duros de funerarias y cuerpos rescatados de la bahía, o los sepultados por derrumbes, o los que han sido sepultados sin registro, ya evidencian más de 500 personas fallecidas, sin que aún se hayan revisado las partes altas de la ciudad.

LOS DEMONIOS ANDAN SUELTOS EN GUERRERO

Luego dijo que la emergencia ya estaba resuelta, cuando aún hay cadáveres entre la basura y las viviendas caídas. Cuando hay casi un millón de damnificados.

Habló de que ya se restableció la energía eléctrica, a los tres días, con spots en medios, sin embargo han pasado ya 21 días y la energía eléctrica, la luz, aún no llega a las colonias populares.

Dijo que todos han sido atendidos y censados, pero no alcanzan ni a la tercera parte de la población.

Dice que ya se recuperaron las playas, que ya se están limpiando, cuando en muchos casos desapareció la playa misma y la infraestructura turística y, además, el mar sigue expulsando basura.

Dice que ya se ha cubierto a la totalidad de la población con despensas y agua, lo cual fue tardío, seis días después del huracán, y cuando esto solo alcanza a la gente aledaña a la costera y algunos que bajan a esos lugares, y que después de más de dos o tres horas de espera, se acaban los apoyos y no alcanza para la mayoría de los formados. Sin contar que el precio del transporte subió, que los adultos de tercera edad no se mueven con facilidad para llegar a los lugares de entrega de apoyos.

Afirma que para el inicio de la temporada grande decembrina, el puerto y la población ya se habrán recuperado; que habrá una feliz navidad, que se realizará el torneo de tenis, que habrá el tianguis turístico y, la verdad, los habitantes de Acapulco, no ven más que tragedia, sin empleos, sin comida, ni agua, sin escuelas, con basura en sus calles, ¿cómo podría ser una feliz navidad? Y el torneo de tenis a punto de cancelarse y el tianguis turístico para que se realice entre el aeropuerto y el centro comercial destruido de La Isla, pero el puerto y la población porteña, siguen sufriendo la tragedia.

Las reiteradas mentiras presidenciales sobre Acapulco, lastiman a los guerrerenses, sus decisiones políticas tienden a afectar la única solidaridad que han tenido, con apoyos de organizaciones sociales.

LA TRAGEDIA EN ACAPULCO, GUERRERO

¿Qué sentido puede tener negar la realidad trágica que vive el puerto? ¿Los fallecidos? ¿La falta de servicios públicos?

¿Los empleos perdidos, las viviendas destruidas en gran parte o en su totalidad? ¿Los hospitales y escuelas sin poder funcionar?

Y luego dice, confirmando y negando las supuestas visitas al puerto, que no va porque, aún cuando lo quieren, le pueden manchar la investidura presidencial, con reclamos y mentadas de madre.

Qué lamentable situación, el miedo presidencial para cumplir con su responsabilidad y compromiso como gobernante, se ha atascado en el jeep de la mentira.

El miedo a la gente es justificado, teme que le digan la verdad, teme el señalamiento y el reclamo.

Los guerrerenses tienen nobleza, cuando la nobleza o el sacrificio se han requerido. Hay páginas gloriosas que se han escrito en suelo suriano, desde la independencia, la reforma, la revolución y en el desarrollo nacional.

Tiene razón, y esperemos que no sea parte de las mentiras presidenciales recurrentes, en tener miedo a presentarse; nadie le va a aplaudir, porque no se han hecho las cosas bien, porque no hay proyecto a futuro, entonces las mentadas estarán a la orden del día, los reclamos se habrán acumulado, el coraje está en las calles, como la basura y las enfermedades que provoca.

Su intención de controlar los apoyos de la sociedad civil, no fue exitosa desde el principio; pretender robar los alimentos y el agua y ponerlos en cajas con leyendas de Gobierno de México, fue una pretensión de saludar con sombrero ajeno. Lo siguen haciendo algunas gentes dedicadas a esa politiquería, que comulgan con él.

COYUCA DE BENÍTEZ, GUERRERO

Por si fuera poco, presidente, con el abandono social y de seguridad, está entregando la plaza a la narco delincuencia, quien indujo la rapiña y el robo de las tiendas comerciales.
Presidente no tema, cuando esté en Acapulco, no será como Badiraguato, en donde lo tienen sumiso, no, los guerrerenses le darán la bienvenida que se merece. Sin mentiras, sin miedo y con mucha valentía.

Los damnificados son los costeños guerrerenses, los acapulqueños y coyuquenses, no usted presidente.

La investidura presidencial está manchada por quien la porta, por tantas mentiras sobre la tragedia del huracán Otis, ya hiede dirían en el pueblo costeño.