Violencia y cárteles, la curva no se aplana

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Yo no sé, creo que con las cifras absolutamente contradictorias que se hacen públicas todos los días, nadie puede saberlo, si la curva del COVID-19 se aplana o si estamos en el pico de la enfermedad, como dicen, simultáneamente, las autoridades. Lo que sí sé, lo sabemos, es que la curva de la operación de los cárteles y la violencia no se aplana, crece exponencialmente y ocupa espacios que antes y durante la emergencia sanitaria ha dejado el Estado.

Los ejemplos son innumerables, pero quedémonos con algunos de ellos. La entrega de despensas: todos los cárteles están repartiendo despensas con logos, fotos, mensajes de sus líderes. El Cártel Jalisco Nueva Generación distribuye diariamente despensas y nadie parece molestarse demasiado. En días pasados, en Zapopan, a plena luz del día, la gente formó largas filas para recibir las despensas que hombres armados del CJNG les entregaban con el mensaje de que se las enviaba El Mencho. Tanto este cártel como otros en Tamaulipas y en otros estados, al momento del reparto, ponen corridos dedicados a sus jefes, portan armas, filman videos y no pasa nada.

Una de las hijas del Chapo GuzmánAlejandrina, lo hace libremente con el logo registrado de la imagen de su padre, y el día del niño repartió juguetes, muchos de ellos muñequitos con la cara de El Chapo. El 13 y el 30 de abril, el Cártel de Santa Rosa de Lima, a través de Karina Mora Villalobos, pareja de José Antonio Yépez OrtizEl Marro, repartió zapatos para niños, así como dulces y juguetes en los poblados aledaños al municipio de Celaya, Guanajuato.

Los Chapitos, los hijos de El ChapoIván ArchivaldoOvidio y Jesús, han ordenado el toque de queda en Culiacán y otros puntos de Sinaloa. Su gente, en camionetas y fuertemente armada, recorre la ciudad, una de las más castigadas por el COVID-19, y supervisa que nadie viole esa orden. Los videos que ellos mismos distribuyen muestran cómo advierten que quien no cumpla con el toque de queda será castigado de distintas formas, entre ellas golpes con tablas, arrestos y pago de multas.

“Se les informa, se oye en un video, que dicen por altavoz desde una camioneta, que después de las diez de la noche tienen que estar adentro de sus casas por el coronavirus, si no agarran el rollo los vamos a tablear a la verga, son órdenes de arriba de Los Chapitos. No es juego, no estamos jugando”. Y agrega: “Toda persona que no tiene negocios, sin oficio ni beneficio, le va a caer la tabla, se lo va a llevar la patrulla a barandilla dos días y aparte tiene que pagar una multa”. No cuidan el orden, imponen su autoridad, reemplazan al Estado, ejercen lo que los vietnamitas, durante la guerra contra Estados Unidos, llamaban el poder dual: el Estado hace que lo ejerce durante el día, nosotros lo ejercemos de verdad en las noches.

Ésta es una trampa terrible en la que caerá la gente y en la que ya han caído muchas autoridades que no hacen nada para impedirlo. Nadie debería engañarse, comenzando por las autoridades: todos esos regalos y obsequios están impregnados de violencia y sangre, se obtienen de secuestros, extorsiones, asesinatos, robos a vehículos de transporte de alimentos, abarrotes, artículos de limpieza, aparatos electrodomésticos, calzado, así como a asaltos a pequeñas y medianas empresas. No son benefactores de la sociedad: a través de años han sembrado el terror y la inseguridad, así como producido el envenenamiento de muchas generaciones de niños, jóvenes y adultos con sus drogas. No han frenado la violencia ni siquiera durante la emergencia sanitaria: marzo y abril han sido meses récord de asesinatos y ajustes de cuentas.

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Una cosa va de la mano con la otra. Los cárteles buscan controlar territorios y lo hacen con estas acciones supuestamente solidarias y, cuando es necesario, lo reafirman con la violencia a destajo. Su campaña y su mensaje son claros: ganar la aceptación y apoyo de la gente más necesitada, mostrar su fuerza e impunidad en un territorio y desafiar a grupos rivales, así como a la autoridad que, en muchos casos, simplemente los deja hacer.

Cuentan, además, con un aliado: las fuertes presiones económicas que vive la gente y el desempleo masivo originado por el COVID-19 lo están aprovechado para incrementar sus filas. Son de los pocos sectores que saldrán de la pandemia fortalecidos social y materialmente y utilizarán sus recursos, que han quedado intactos, y su fuerza, para expandirse mucho más en el futuro inmediato.

No es una especulación, es lo que está ocurriendo, por ejemplo, en Italia, con los grupos mafiosos, no sólo en el sur del país, donde tienen su asentamiento tradicional, sino también en el norte, azotado por la pandemia.

Si no entendemos que, además de una crisis sanitaria y económica, tenemos una muy grave crisis de seguridad, y si no actuamos en consecuencia, los costos serán altísimos.