LOS DEMONIOS ANDAN SUELTOS EN GUERRERO

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Foto: La Otra Opinión

El tono apocalíptico que dejó el Huracán Otis en Acapulco y Coyuca de Benítez, dos municipios cercanos y paradisíacos del Estado de Guerrero, ha mostrado las deficiencias de las autoridades, así como las dificultades en la sociedad. Si bien ambas partes sobrevivirán, no se percibe aún la ruta que habrán de recorrer.

Las autoridades aparecieron a destiempo, asombradas y paralizadas por la confusión de la tragedia natural, por el impacto que el viento y la lluvia causaron en las infraestructuras físicas de la hotelería, las viviendas, los restaurantes, los hospitales, las escuelas, los yates y pangas y, desde luego del terror que alcanzó entre la población.

El gobierno federal, estatal y municipal deben abandonar el miedo de estar con la población, mostrar su verdadera fuerza y estimular los trabajos. Y recordar que los damnificados son los electores que los llevaron al gobierno.

LA TRAGEDIA EN ACAPULCO, GUERRERO

No hay un recuento del daño, algunos registros avanzan, las calles y avenidas fueron golpeadas al paso del huracán, postes caídos, árboles derrumbados por la fuerza de la naturaleza, polvo y tierra, lodo en abundancia, casas destruidas, negocios destrozados, que dificultan a dos semanas después del impacto natural, la movilidad social, que impiden que la ayuda, despensas y agua, llegue a lo más recóndito de ambos municipios.

La solidaridad de la sociedad civil, de organizaciones como la Cruz Roja, la iglesia católica, de personas de buena voluntad, de quienes saben compartir lo que tienen y no dan lo que les sobra, se va imponiendo a la tragedia.

El esfuerzo de las cuadrillas de la CFE, muchas provenientes de los alrededores de la entidad suriana, otras de Toluca , de Morelos, de la Cd de México, avanzan en la recuperación de la red de energía eléctrica.

El servicio de agua potable y la limpieza de la ciudad va más lento, el daño a los tanques de almacenamiento del agua fue mayor y el servicio de limpia ha reaccionado más tarde.
La salud se va cubriendo en lo básico, hay atención médica urgente y algunas medicinas que se requieren.

Las fuerzas armadas se han recuperado y han iniciado su trabajo para brindar orden y seguridad a la población, avanzan de la costera hacia las partes altas del puerto, ya casi alcanzan la mitad de la zona urbana, la zona rural está abandonada, así como las partes altas, el anfiteatro de la ciudad; no hay un diagnóstico claro de los posibles fallecidos o heridos, así ocurre también en la pesquería local.

A dos semanas del Huracán, las comunicaciones de acceso al puerto, por carreteras, han alcanzado las facilidades de llegada de ayuda, familiar, social e institucional. La Sedena y la Semar trabajan y entregan el apoyo de despensas y agua para beber. Esto ocurre en las zonas cercanas a la costera, pero es necesario que pronto logren avanzar a las colonias y comunidades que no han recibido ningún apoyo.

COYUCA DE BENÍTEZ, GUERRERO

La comunicación telefónica y el internet no logra la cobertura total, hay ciertos lugares donde algunas empresas telefónicas han instalado centros de carga y comunicación, pero ante una movilidad limitada, no llega la mayoría de la población para recibir la atención y el servicio.

Es fundamental impulsar un programa de Empleo Temporal, en donde toda la población afectada de Guerrero tenga un empleo, que le proporcione un ingreso que le permita paulatinamente atender la demanda y oferta de un mercado local, para que no sean carne de cañón de la delincuencia y que no sean reclutados para sus fines delictivos.

Dado los mapas poblacionales y de servicios básicos, tanto Acapulco como Coyuca han recuperado casi un 40% de movilidad y de comunicaciones; aunque ya la basura se ha ido acumulando en las calles, la maquinaria y los camiones de volteo que la saquen y trasladen a su destino normal, se dificulta la presencia y acceso de las cuadrillas de la CFE, de las fuerzas armadas para entrega de despensas y agua, así como para recuperar seguridad y protección para la sociedad.

Es un buen deseo, la idea de la recuperación, el impulso que tendría la temporada de fin de año y la relevancia del tianguis turístico, pero eso no alcanza para mostrar un gran avance; insisto, el empleo temporal y la inversión turística, hotelera y restaurantera, requiere del buen funcionamiento de las comunicaciones y los servicios públicos; el problema de salud que el polvo y dormir sin techo acarrea, se acrecienta conforme pasan los días; es necesario que la Planeación estratégica de quienes participan en las acciones de restauración, vayan en paralelo con la forma de reconstrucción y recuperación del tejido social, la grilla barata sale muy caro, el modelo de llevar agua al molino o del río revuelto es dañino para la estabilidad social y política en ambos municipios.

La tragedia es enorme, el dolor, los daños materiales, la impotencia y el coraje, se han acumulado en las mentes y en los de los guerrerenses, se fortalecen en la querencia de las familias, sus parientes y amigos, la solidaridad y la mejora en las relaciones sociales y la forma de convivencia han resurgido para bien.

¿QUÉ PASA EN GUERRERO?

El discurso oficial no puede ceñirse a que no hubo daño, ni suficientes muertos para darse cuenta de la tragedia, ni mucho menos usar el discurso del odio, que divide y confronta, cuando se requiere unidad para salir adelante.

Estoy convencido que los guerrerenses sabrán salir adelante, pero el tamaño del impacto del Huracán y la tragedia que hay no pueden ser resueltos por un individuo, se requieren la acción coordinada y el bien uso de los recursos institucionales, de los económicos, de la maquinaria, de la infraestructura de restauración y reconstrucción de los servicios públicos de manera urgente. No es el tiempo de echarse a la hamaca, habrá que pedalear todos por la pronta reactivación de las tareas locales. Que cada quien haga lo que le compete y se olviden de la raja política, ya habrá tiempo para ello, por ahora, la realidad se impone a una falsa narrativa del no pasa nada y todo está bien, y un manejo mediático del tiempo futuro, nada se puede posponer, nada es para mañana, todo era para ayer.

Los medios de comunicación y las redes sociales han dado cuenta del daño, de lo que falta por hacer. Los empresarios avanzan diagnosticando sus pérdidas, no hay suficiente confianza con el gobierno; el daño fue mayor.

Está en juego el destino de casi un millón de personas. El reto y la oportunidad rondan ante la tragedia. Nadie puede sentirse tranquilo ante el tamaño de la tragedia. Aquí se mira de forma crítica de qué están hechos los guerrerenses y de las capacidades reales del gobierno.

Es muy cierto, los demonios andan sueltos en Guerrero.