Si alguien dudaba que Hilario Ramírez Villanueva, “Layín”, es un político delirante, hoy tenemos evidencias que lo confirman.
Y es que este alcalde no parece conformarse con “robar poquito” en San Blas, sino que irá todo Nayarit en 2017.
En un acto público, “Layín” se destapó como aspirante a la gubernatura de Nayarit. “Primeramente Dios y el pueblo, en 2017 las cosas van a cambiar, pero si ustedes quieren, compañeros”, dijo a quienes lo escuchaban en la plaza.
Sin embargo, nadie debería extrañarse con lo dicho por Layín”, pues bien se sabe que la moda de los políticos “muy entrones”, “broncos” y de más bravata que ideas está de vuelta. ¿Será que lo veremos en 2018 compitiéndole al “Bronco” la candidatura presidencial de los “independientes”?
Y otra pregunta es: ¿los nayaritas estarán dispuestos a votar por alguien que les va a “robar poquito”?
El éxodo de sirios a Europa fue la chispa que hizo arder la culpa histórica del viejo continente hacia el mundo islámico. Sin embargo, en un juego de doble moral, a la par de la culpa avanzan también los prejuicios –igualmente históricos– con que el occidente mira a los musulmanes.
Y si esto no se cree, basta con ver el ridículo que pasaron las autoridades suecas para confirmarlo.
De acuerdo con El País, el sábado 10 de octubre la policía sueca organizó un operativo para detener a supuestos yihadistas que se habían reunido en el castillo de Braheus. El fiasco vino al descubrir que el grupo de “radicales” no era más que una reunión de hipsters barbudos –llamados The Bearded Villains– que, por supuesto, no eran ni seguidores de Mahoma ni refugiados de ningún país del medio oriente.
¡Qué tal!
El movimiento policiaco resultó de la denuncia de un ciudadano paranoico que alertó sobre la presencia de los presuntos yihadistas.
Y todo eso sucede en uno de los países más “civilizados” del mundo.
“Hay pueblos que saben la desdicha. Se les conoce con sorber un poco de su aire viejo y entumido, pobre y flaco, como todo lo viejo. Este es uno de esos pueblos”. Pedro Paramo, de Juan Rulfo.
En Colima han matado gobernadores antes de asumir el cargo, durante el desempeño del cargo y luego del cargo.
En Colima, durante décadas, el viejo PRI se ha resistido a dejar el poder estatal. El PRI hace todo por aferrarse no sólo al viejo poder sino a las viejas formas; al caciquismo brutal y despótico; al atropelló de la democracia electoral, como en junio pasado.
En Colima, el PRI ganó al PAN con apenas 500 votos de diferencia. Pero la diferencia es que en Colima votaron los muertos; esqueletos que salieron de sus tumbas para sufragar por los candidatos del PRI.
Y si en Colima los votos de los muertos hicieron la diferencia el pasado 6 de junio, en Colima los políticos y los gobernadores son muertos antes, durante y después del ejercicio del poder.
Y es que en Colima “suicidaron” a un gobernador a días de tomar posesión, han matado a otro en funciones –en un accidente aéreo–, han matado a un ex gobernador –acribillado en plena calle–, y la mañana de ayer atentaron contra otro ex gobernador.
En Colima la disputa política no es contra los opositores al PRI y menos contra inexistentes políticos de las izquierdas. En Colima, la Colima de los priístas, los políticos de ese partido se matan entre sí.
En 1973, el gobernador electo, Antonio Barbosa, fue “suicidado” días antes de asumir el cargo. En 2005 el gobernador Gustavo Vázquez murió cuando la avioneta en que viajaba se desplomó; todos en Colima hablaron de atentado. En 2010 fue asesinado en la calle Silverio Cavazos, ex gobernador. Su viuda, Idalia González Pimentel, acusó del crimen al entonces gobernador Fernando Moreno.
Y ayer, Fernando Moreno –ya en calidad de ex gobernador–, fue acribillado –a la misma hora y de la misma manera que acribillaron a Silverio Cavazos en 2010–; le vaciaron la carga de una pistola a bocajarro.
Desde hace décadas, los políticos de Colima han señalado a Fernando Moreno como “presunto implicado” con el crimen organizado; “bandas” que con el tiempo habrían aplicado “el que a hierro mata, a hierro muere”. Y es que Moreno fue responsable de la campaña de Fausto Vallejo, en Michoacán –con todo lo que eso significa–; por años manejó los procesos electorales de Jalisco y Nayarit –siempre en medio de denuncias de corrupción y de la “mano legra” del narcotráfico–, y recientemente coordinó las campañas de Guanajuato, en donde también fue acusado de pillo.
Pero además, el pasado 6 de junio, Fernando Moreno operó uno de los más cuestionables procesos electorales en tiempos de democracia, alternancia, del INE y de tribunales electorales; el de Colima. Y fue tal el cochinero que el PRI llevó a votar a los muertos. Fue tal el escándalo que el candidato del PAN, Jorge Luis Preciado, impugnó la elección.
Y en cuestión de días, el Tribunal Federal Electoral determinará si la elección de Colima se repite, o si acepta el voto de los muertos. Lo cierto, sin embargo, es que el atentado contra Moreno parece el último clavo en el ataúd de la sucia elección de Colima.
Y es que queda claro que en Colima manda el narcotráfico; poder que se comió al PRI, al Grupo Universidad y a empresarios; poder que controla el puerto de Manzanillo, puerta de la cocaína y los precursores de “la meta”.
En Oaxaca, el próximo año elegirán al gobernador del estado. Actualmente, en el cargo se encuentra Gabino Cué, quien llegó a la gubernatura en 2010, apoyado por una alianza del PAN-PRD-PT-MC. Además, en 2016 se renovarán a 44 curules del Congreso local y 153 alcaldías.
Del total de oaxaqueños, 2.7 millones tendrán la posibilidad de salir a las calles a emitir su voto. No está de más recordar que Oaxaca es uno de los estados con el padrón electoral más numeroso.
Sobre las condiciones en las que Gabino Cué deja la gubernatura se puede decir que:
En 2015, el crecimiento económico de la entidad fue de sólo 1.5 por ciento. Es preciso destacar que entre 2010 y este año se registraron altas y bajas que oscilan; el crecimiento fluctuó entre el 5.8 por ciento y el 0.6 por ciento.
En cuanto a creación de empleos, el gobernador de Oaxaca tenía como meta crear 3 mil 400 por trimestre. No obstante, en los últimos tres meses, las cifras marcaban números negativos, pues cerca de 3 mil 5 personas perdieron su trabajo.
La deuda pública del Estado prácticamente se duplicó –en comparación con los 4 mil millones 615 mil de 2010–, actualmente, los pasivos del gobierno de Oaxaca rondan los 10 mil millones 606 mil pesos.
De acuerdo con la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca, las denuncias por tortura aumentaron 50 por ciento en sólo 2 años.
Por otro lado, Gabino Cué se ha visto inmerso en diversos escándalos que lo han hecho blanco de la crítica, por ejemplo:
En 2012, el jefe del Ejecutivo de Oaxaca llevó a cabo la remodelación de su oficina en el Palacio de Gobierno, la cual tuvo un costo de 16 millones de pesos.
A finales de abril de este año comenzaron a circular imágenes de dos mujeres que estaban “cobijadas” en billetes de 200 pesos. Según se dijo, ambas tendrían una relación cercana con el gobernador. Cabe señalar que días antes de que las fotografías se hicieran públicas, el Estado contrajo una deuda por 2 mil 400 millones de pesos. Al día de hoy se desconoce el uso que dieron a estos recursos.
A lo largo de su gobierno, el gobernador compró varios predios, entre ellos, destaca un terreno vendido por el secretario de Turismo estatal sobre el que habría fincado una mansión valuada en 7 millones de dólares.
Hace unos días se dio a conocer que Gabino Cué habría mandado construir un baño de 1.5 millones de pesos para su uso exclusivo. Lo que llama la atención de este hecho es que Oaxaca es uno de los Estados más pobres, donde hacen falta hospitales y escuelas.
Los pintores Sergio Hernández y Francisco Toledo levantaron una queja formal ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Los artistas acusaron al gobernador de violaciones a derechos humanos.
En varias ocasiones medios de comunicación han acusado al gobernador de enriquecimiento ilícito y abuso de poder.
El conflicto entre la CNTE y la administración de Oaxaca no ha sido resuelto y el gobernador ha actuado de manera inepta ante la situación. Incluso hoy, continúan los paros laborales, las marchas y los bloqueos.
Curiosa respuesta de Hugo Aboites. Al más rancio estilo del PRI, mucho bla bla bla y nada.
Por eso las preguntas.
¿Podría empezar, rector Aboites, por explicar la grosera forma en que son impuestos los rectores de la UACM; las mafias y métodos gansteriles?
¿Conoce la nota periodística publicada en La Razón –8 de octubre–, que documenta que nadie sabe cuánto ganan los maestros de la UACM; cuántos son y quiénes son? ¿Fraude? ¿Sabe que no existe ley de transparencia que informe sobre la evaluación de los docents de la UACM; quién certifica a los maestros, los cursos y las carreras? ¿Fraude?
¿Conoce la corrupción de la ALDF, institución convertida en tapadera de las raterías del GDF, incluido el sector educativo? ¿Sabe del desfalco de Alejandra Barrales, en la ALDF, en donde la hoy titular de Educación del GDF medró con los rechazados? ¿Esa ALDF audita la UACM?
¿Conoce el elevado porcentaje de deserción estudiantil y ausentismo de maestros de la UACM? ¿Fraude?
¿Sabe cuántos de los 3564 egresados trabajan en una actividad relacionada con su carrera? ¿Cuántos están desempleados? ¿Sabe cuántas empresas rechazan a todo alumno salido de la UACM? ¿Fraude?
¿Sabe cuántos alumnos de la UACM son vándalos profesionales? Se lo pueden informar los sistemas de inteligencia del GDF.
¿Sabe que el GDF brinda impunidad total a los vándalos? Por esa razón no hay detenidos. ¿Engaño?
¿Sabe el rector Aboites que la productividad de la UACM no llega ni al 5%? ¿Fraude?
En Oaxaca gobierna la izquierda –o eso se dice– y ahí se dará uno de las mayores batallas entre Morena y el PRD. Y mientras esos dos partidos se disputan el botín, no son pocas las probabilidades de que el beneficiado directo no sea otro que el PRI y el candidato que postule.
¿Quiénes son los hombres que buscan el gobierno de Oaxaca?
Infografía: precandidatos en Oaxaca
Benjamín Robles Montoya
Foto: internet
En los últimos días, la izquierda recibió buenas noticias: la empresa Opinión Pública ubicó al senador Benjamín Robles Montoya como el puntero en la carrera por la sucesión en Oaxaca.
De acuerdo con este sondeo, 21.9 por ciento de los encuestados mencionó a Robles Montoya como su favorito para suceder a Gabino Cué.
Lo que no se sabe, sin embargo, es qué grupo de las izquierdas festejará los resultados. ¿Por qué?
Porque si bien Benjamín Robles Montoya milita en el PRD y fue este partido el que lo destapó en junio pasado, a Robles Montoya se le ha visto en coqueteos con la Morena de López Obrador. Coqueteos que, por cierto, no son menores, pues el Consejo Estatal del Morena lo nombró promotor de la Soberanía Nacional hace unas semanas.
Un escenario posible es que el PRD y el PAN repitan la fórmula de 2010 y llamen a una coalición que postule a Benjamín Robles. En este escenario, Morena podría sumarse, como el Sol Azteca ha sugerido. Sin embargo, apenas circuló la versión de una posible alianza, Martí Batres la desmintió.
Por otra parte, no debe descartarse que Robles termine por salir del PRD y se una a Morena y a la CNTE. Y es que, como ya se sabe, López Obrador promueve una alianza con el ala más corrupta y radical del magisterio. ¿Para qué? Para tener una estructura de operación electoral en el estado, repitiendo el esquema que utiliza en el Distrito Federal desde sus tiempos en la jefatura de gobierno.
Finalmente, un dato no menor es que Benjamín Robles fue secretario particular del gobernador Gabino Cué y que, según la prensa oaxaqueña, podría ser el “delfín”, aunque sea uno muy disimulado ¿Será por eso que López Obrador no ha roto con Gabino?
Eviel Pérez Magaña
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Eviel Pérez Magaña llegó al senado en 2012 y ahora es uno de los precandidatos del PRI a gobernar Oaxaca.
Ha sido diputado federal en dos ocasiones y alcalde en el municipio de San Juan Bautista Tuxtepec, Oaxaca. En 2005 se integró al gabinete del exgobernador Ulises Ruiz y ocupó el cargo de Secretario de Obras Públicas de Oaxaca.
De lograr la candidatura en el PRI, será la segunda vez que Eviel Pérez intente llegar al gobierno de su estado. Y es que en 2010, con el respaldo de Ulises Ruiz, compitió contra Gabino Cué y perdió.
Eviel Pérez Magaña pertenece a uno de los tres principales grupos políticos de Oaxaca, al de Ulises Ruiz, y desde ahí se empujará su candidatura.
En encuestas recientes, Pérez ha ocupado los primeros lugares de popularidad. Sin embargo, debe decirse que este priísta padece del síndrome Santiago Creel. ¿A qué nos referimos? A que Eviel Pérez, como el exsecretario de gobernación, parece haber nacido para la derrota a pesar de mostrarse como el favorito. Entre los fracasos de Eviel Pérez se cuentan dos principales: fue el primer priísta en perder el gobierno de Oaxaca y, en 2012, si bien llegó al Senado, no fue por haber ganado la elección, sino de mero “panzazo” o, en términos más correctos, por la figura de primera minoría.
Con una figura así Ulises Ruiz entrará a la disputa por el control de la política oaxaqueña. ¿Se repetirá la historia?
Alejandro Murat Hinojosa
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Otra de las familias que entrará a pelear el gobierno de Oaxaca será la de los Murat.
Los medios oaxaqueños reportan que el gobernador José Murat busca posicionar a su hijo Alejandro Murat Hinojosa como el candidato tricolor.
En la vida política, Murat ha sido diputado federal, director general del Instituto de la Función Registral en el Estado de México y director de Televisión Mexiquense, canal del Estado. Actualmente, dirige el Infonavit.
Una candidatura de Alejandro Murat tendría el respaldo de su padre y –quizá más importante– el visto bueno del presidente Enrique Peña Nieto. Para nadie es un secreto que el titular del ejecutivo y Murat Hinojosa tienen una relación cercana que ha llevado al segundo a diversos cargos de la administración mexiquense y federal.
Otro punto a favor de los Murat es que, se dice, el exgobernador fue uno de los operadores del gobierno de Peña Nieto en las negociaciones del Pacto por México, el cual permitiría la aprobación de las reformas estructurales propuestas por el mexiquense.
Por otra parte, entre los principales negativos de Murat hijo se cuenta un reportaje que hace unos meses publicó The New York Times. En él, se da cuenta de diversas y lujosas propiedades que, presuntamente, poseería la familia Murat y se sugiere una riqueza inexplicable. Lo anterior –cierto o no– podría ser la base de una intensa campaña negra que descarrilara la candidatura de Alejandro Murat.
Finalmente, hay un impedimento a la posible candidatura de Alejandro Murat. Y es que, por ley, Murat no cumple el requisito de cinco años de residencia en Oaxaca.
José Antonio Estefan Garfias
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Algunas voces de la prensa oaxaqueña señalan a José Antonio Estefan Garfias como el “delfín” de Gabino Cué. Otras, sin embargo, dan esa posición a Benjamín Robles, senador y puntero en las encuestas.
Si la primera versión resulta cierta, Estefan Garfias –diputado federal electo– contará no sólo con el apoyo de la Casa de Gobierno oaxaqueña, sino también con el del exmandatario Diódoro Carrasco.
Para nadie es un secreto que Carrasco y Gabino Cué mantienen una estrechísima relación, y que, con el gobierno de éste, el diodorismo se posicionó como la principal fuerza política en la entidad. Tampoco es un secreto que José Antonio Estefan Garfias pertenece al grupo de Diódoro Carrasco y que, incluso, el entonces gobernador quiso hacerlo candidato del PRI en la elección de 1998. Pero lo que pocos saben es que –de acuerdo con Luis Ignacio Velásquez, analista político en la prensa oaxaqueña– una candidatura de Estefan Garfias también contaría con el apoyo del gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, de quien Diódoro Carrasco es cercano y que continúa armando alianzas que apoyarían su candidatura presidencial en 2018.
Salomón Jara Cruz
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Además de Benjamín Robles, la baraja de López Obrador tiene otra carta de peso para 2016: Salomón Jara Cruz, uno de los caciques de la izquierda oaxaqueña y militante de Morena desde 2014.
Se sabe que el lopezobradorismo gusta de recoger cascajo político si esto le aporta votos y recursos; y, ése, precisamente, es el caso de Salomón Jara Cruz.
Jara Cruz fue miembro fundador del PRD, partido que lo llevó al Senado de la República y lo hizo diputado federal y local. En 2010, apoyó la campaña de Gabino Cué, lo cual le valió un puesto en el gabinete estatal.
Tras su llegada al poder, Cué nombró a Salomón Jara titular de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Forestal y Pesquero de Oaxaca (SEDAFPA), posición clave en un estado principalmente agrario. Ahí, el todavía perredista no sólo tuvo un desempeño mediocre, sino que en 2012 organizaciones campesinas lo acusaron de desviar recursos destinados al campo para favorecer la campaña de López Obrador.
Y hay más. En 2013, Ulises Victoria Nolasco y Catalina Lucía Toscano Olmedo, Secretario de Formación Política y Secretaria de Equidad y Género de Morena, respectivamente, hicieron pública su renuncia al partido de AMLO. ¿Por qué renunciaron? Porque, según dijeron, Morena no era un “movimiento social puro ni transparente”; y de eso se dieron cuenta al descubrir que Salomón Jara había incluido a todos los dirigentes estatales del partido del tabasqueño en la nómina de la SEDAFPA y hasta a familiares y amigos. Lo anterior, claro, sin que los morenos trabajaran ahí.
Finalmente, aunque Andrés Manuel López Obrador dice que con la “mafia en el poder” ni a la esquina, se sabe que Salomón Jara es amigo cercano del exgobernador priísta José Murat y que muchos de los candidatos que en 2015 compitieron bajo las siglas de Morena fueron palomeados por este par.
Este lunes, el ex gobernador de Colima, Fernando Moreno Peña, se convirtió en noticia de ocho columnas. Un atentado en su contra –que lo tiene entre la vida y la muerte–, llevó al país entero a voltear la mirada hacia su estado.
Sin embargo, mientras muchos tratan de enlistar las faltas de Moreno Peña y mientras otros recuerdan a los gobernadores colimenses tocados por la tragedia, pocos explican quién fue Fernando Moreno Peña y qué hizo cuando gobernó Colima.
A continuación recordamos cinco momentos relevantes de su gestión entre 1997 y 2003:
Fernando Moreno encabezó a un grupo de gobernadores que reclamaron las promesas incumplidas al entonces presidente Vicente Fox. A través de un desplegado –firmado por 18 gobernadores priistas– Moreno lideró a quienes acusaron a Fox de perseguir a sus opositores. A diferencia del resto de los gobernadores firmantes, el titular del Ejecutivo colimense no se desentendió del desplegado.
En el año 2000, Moreno Peña solicitó que no se ratificara a los magistrados Enrique de Jesús Ocón Heredia y José Rentería Nuñez. Según dijo –mientras estos presuntos pillos eran miembros del Supremo Tribunal de Justicia– ambos habrían desviado recursos públicos por más de un millón de pesos. A pesar de la oposición de Moreno, los magistrados fueron restituidos y aseguraron que el gobernador se negó a escucharlos.
En 2002, Fernando Moreno Peña solicitó un préstamo al Congreso del Estado por 40 millones de pesos. Según dijo, el dinero se utilizarían para regularizar el presupuesto federal de ese año. La secretaría de Hacienda –que entonces promovía un programa de austeridad–, rechazó la solicitud. Además, rumbo al final del gobierno de Moreno Peña, la deuda estatal pasó de 237 millones de pesos a 509 millones de pesos, aproximadamente.
En octubre de 2002, el entonces secretario de Hacienda –Francisco Gil Díaz–, autorizó recortes presupuestales a los gobiernos estatales. En consecuencia, los mandatarios exigieron transparencia y mayor rendición de cuentas. Fernando Moreno fue de los que advirtió que si no se llegaba a un acuerdo, rompería relaciones con el presidente Fox.
Finalmente, a Moreno Peña lo acusaron de haber solapado la operación de un sofisticado sistema de lavado de dinero del narco. De acuerdo con empresarios de Colima, Moreno no movió un dedo por detener los negocios opacos. Y del mismo modo en que ahora hacen las autoridades del Distrito Federal, Fernando Moreno Peña se empecinó en negar la existencia del Cártel de Colima. Esto a pesar de que las investigaciones de la PGR apuntaban hacia el extremo opuesto.