La izquierda mexicana aborrecía el TLCAN, hoy aplaude implementación del T-MEC

Foto: Saga

El pasado 17 de diciembre de 1992, el entonces presidente de México, Carlos Salinas de Gortari, junto con Jaime Serra Puche, quien fuera titular de la Secretario de Comercio y Fomento Industria de México, ahora Secretaría de Economía (SE), firmaron, junto con funcionarios norteamericanos y canadiense, el Tratado de Libre Comercio de América del norte (TLCAN), el cual entró en vigor el 1 de enero de 1994.

Con ello, se permitió reducir costos y eliminar las barreras aduaneras para promover el intercambio comercial entre las tres naciones.

Por su parte, en aquel momento la izquierda mexicana, la cual estaba seducida por las políticas e ideas socialistas de algunos países como Cuba o Venezuela, rechazó dicho acuerdo comercial al denunciar que con ello había un “entreguismo al imperio”.

Por su parte, Salinas de Gortari defendió el TLCAN al señalar que ello brindó a México de certidumbre comercial de largo plazo, lo cual se tradujo en inversiones.

En ese sentido, conforme pasaban los años poco a poco se comenzaban a observar los beneficios de este tratado tanto en el nivel económico del país como en el nivel de vida de las clases medias; por lo cual la izquierda mexicana cambió de idea y fue rechazando sus referencias negativas del TLCAN, a su vez comenzó a defenderla.

Tal es el caso de Carlos Navarrete y Pablo Gómez, fundadores y dirigentes nacionales del PRD, quienes en su momento reconocieron que los beneficios del acuerdo comercial 

“Pensábamos en aquel tiempo que era lo peor (…) Cuando nos opusimos al TLC en el siglo pasado no calculamos lo que podría significar esto, y hoy, paradojas de la vida, creo que la izquierda tiene que defender la vigencia del TLC”, reconoció Navarrete, quien en 2003 fue secretario general del PRD, partido que incorporó en su plataforma electoral la revisión del instrumento comercial.

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Durante su campaña electoral, Donald Trump acusó que el TLCAN era injusto para los Estados Unidos, por lo cual prometió que cuando ganara la Presidencia de los Estados Unidos lo renegociaría.

Por ello, tras el triunfo de Trump en las elecciones de noviembre de 2016 y su insistencia de renegociar el acuerdo comercial, la administración del entonces presidente mexicano Enrique Peña Nieto organizó un equipo negociador encabezado por el entonces secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, para cumplir con este capricho del magnate neoyorkino y durante la mayoría del 2018 funcionarios mexicanos, norteamericanos y canadienses revisaron, negociaron y abordaron todos los temas del TLCAN tales como la industria automotriz, la industria del acero, entre otros.

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Sin embargo, todo ese esfuerzo pudo haberse tirado a la basura debido al alto nivel de ignorancia y estulticia de Andrés Manuel López Obrador, quien durante años ha presumido ser un político de izquierda, ya que su visión tan limitada de progreso no le ayudaró a comprender la relevancia e importancia que tenía el TLCAN para México, para ello amenazó que si ganaba las elecciones presidencial de 2018 estaba dispuesto a sacar a México del acuerdo comercial.

En caso de ganar las elecciones del 1 de julio próximo en México, Andrés Manuel López Obrador señaló que estaría dispuesto a abandonar las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte si el presidente Donald Trump sigue de intransigente”, afirmó el académico Gerardo Esquivel en junio de 2018.

Sin embargo, como diría el dicho mexicano “cae más rápido un hablador que un cojo” o al menos las maromas de la 4T hicieron su aparición ya que el mandatario tabasqueño aplaudió desde del 2019 que se renovará este acuerdo comercial; esto al asegurar que ello daría certeza económica para México y ayudaría a atraería muchas inversiones para el país; incluso en su momento pidió al Congreso Norteamericano que el T-MEC entrará en vigor lo mas rápido posible.

Pero ¿por qué este cambio de opinión tan radical de AMLO acerca de este tratado comercial?

Fácil, ya que desde que llegó a la Presidencia de México se encargó de despilfarrar el dinero de todos los mexicanos en sus locuras tales como sus megaproyectos faraónicos inservibles y en sus programas sociales que lo único que sirven son para comprar votos.

Incluso, desde el 2019 implementó sus medidas de austeridad y recortes presupuestales en diversos sectores del país para sacar más dinero, pero como vio que ya se le estaba acabando el dinero incurrió a pedir préstamos a bancos internacionales con tal de seguir teniendo recursos para sus ideas inservibles y con ello incumplió su promesa de “no endeudar a México“.

Ahora, con la entreda en vigor del T-MEC ello representa para AMLO un salvavidas del desastre y la crisis que provocó en el sector económico.

Con información de El Heraldo de México y Excélsior