Desde los años ochenta se promovió la idea de que la sociedad civil está exenta de los errores de los partidos políticos y, aunque son parte de una misma búsqueda para influir en la toma de decisiones de los gobernantes, hay errores que deben repensarse para que el concepto no se “pervierta”.
Esto viene a cuento por la declaración de los “dirigentes” –repito-, “dirigentes” del movimiento denominado #MareaRosa declararon en el sentido de que “no hay lugar para la neutralidad” pues “hay que defender la República”.
Antonio Negri y Michael Hardt, publicaron “Asamblea”, un conjunto de ensayos sobre los nuevos movimientos sociales y el liderazgo (AKAL, 2019). El inicio del libro plantea una pregunta clave: “¿Dónde están los líderes”. Y textos adelante señalan: “El liderazgo se ha convertido en un dilema que los movimientos actuales se muestran incapaces de resolver, pero el problema de liderazgo existe en los movimientos revolucionarios y progresistas no resulta completamente nuevo”. (Pág. 23).
Para quienes analizan constantemente el escenario de la política mexicana la aparición del movimiento “Sociedad Civil México”, que se planteó como alejado de los partidos políticos y constituido por grupos de la sociedad civil organizada, la presencia de ex dirigentes, militantes, legisladores, que habían estado cercanos a los partidos políticos, auguraba una mentira frente a miles de personas que participaron en las manifestaciones convocadas para “defender” al Instituto Nacional Electoral o al poder judicial de la ofensiva del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.
Dicho movimiento, ya en septiembre del 2024, “decidió” impulsar una plataforma conjunta con los partidos Acción Nacional, de la Revolución Democrática y Revolucionario Institucional, para elegir a una persona que los representara.
El acuerdo entre los partidos y esa parte de la sociedad civil también señaló que integrantes de ésta estarían incluidos en las candidaturas para cargos de elección popular. No fue así. Las dirigencias de los partidos decidieron y dejaron en espacios muy competidos a algunos representantes de la sociedad civil organizada.
La candidata del “Fuerza y Corazón por México” vivió, hasta hace unos días, la contradicción de afirmar ser una candidata electa por los ciudadanos y apoyada, institucionalmente, por dos de los partidos políticos con más negativos en el país.
Ahora, ese movimiento denominado #MareaRosa, en voz de sus “dirigentes” le dice a las personas electoras que no serán neutrales, van a apoyar a la candidata del “Fuerza”. No hubo consulta convocada; no hubo firmas de las agrupaciones que lo integran; solamente hubo una declaración. “No se podía saber”, dirían los memes.
En voz de uno de sus dirigentes, Guadalupe Acosta Naranjo, en #MareaRosa “Somos apartidistas, no apolíticos” (¡!), pero van a votar por partidos políticos. ¿Sabrán esto los miles de personas que apoyaron las manifestaciones, incluyéndome?
Y no, no hay problema de que la dirigencia de #MareaRosa se sume a una o a un candidato a cualquier cargo de elección popular, pero ¿para qué andarse vistiendo de ovejas cuando son lobos?
Los dirigentes de #MareaRosa, no sus seguidores, tienen diferencias personales con Andrés Manuel López Obrador y llevaron a muchas personas a sumarse a esa lucha. Les mintieron y ahora, han decidido apoyar a una candidata y, para complicarlo, le ponen el pie porque, si la abanderada del “Fuerza” asiste a esa marcha el 19 de mayo, estará haciendo un auto proselitista lo que implica erogar gastos.
Y no, tampoco es ilegal decir que son apartidistas, luego de que militaron y dirigieron a algunos institutos políticos; lo negativo es definirse como sociedad civil.
Así como las dirigencias de los tres principales partidos políticos le mintieron y le mienten a Xóchitl Gálvez, los dirigentes de #MareaRosa le mintieron, nos mintieron, a miles de personas que apoyamos en contra algunas acciones del presidente de la República.
¿Quién va a estar con Xóchitl Gálvez si pierde la elección? No serán los dirigentes de #MareaRosa ni de los partidos políticos, especialmente el Revolucionario Institucional.
He cuidado no confundir liderazgo con dirigencia: uno se construye lentamente con credibilidad; el otro se asume frente a una desorganización o a la imposición de un grupo. La oposición al Movimiento de Regeneración Nacional tendrá un cénit en la crisis de liderazgo y espero que muchas y muchos de los que presumen tenerlo ahora se vayan.
Si gana la presidencia de la República, Xóchitl Gálvez tendrá que deshacerse de muchas personas aprovechadas que siguen lucrando con el papel de opositores (hoy, en un foro en el ITESM, afirmó “El PRI va al Senado, el PAN se queda y el PRD se modifica”); si pierde tendrá la probabilidad de convertir su impulso en un liderazgo real, pero eso implica mucho esfuerzo.
Espero que, después del 2 de junio, la sociedad civil replantee su acción y su organización fuera de los vicios que repitió la dirigencia de la #MareaRosa, grupo de personalidades que miente como lo hacen algunos en la Cuarta Transformación.