¿DÓNDE ESTABAS CUÁNDO…?

Descalificar a una persona es un pobre argumento de quien no tiene argumentos. Es una manera de decir “Soy mejor que tú”

Con frecuencia leemos en redes sociales la pregunta  “¿Dónde estabas cuándo…?” O bien, “¿Por qué no dijiste nada antes?” Utilizadas como un argumento para descalificar una crítica al actual gobierno; como si para criticar algo, necesitaremos como pre requisito el haber criticado lo mismo en gobiernos anteriores. Lo siento, pero no funciona de esa manera.
No es necesario haber criticado, por ejemplo, a los gobiernos de Enrique Peña Nieto o Felipe Calderón por temas de seguridad, para poder hacerlo ahora. La libertad de expresión no tiene pre requisitos. De hecho, no está sujeta a censura previa sino a responsabilidades ulteriores expresamente fijadas por la ley.
Por lo mismo, lo que una persona haya manifestado o callado en otros momentos, no tiene relación alguna con la crítica de un suceso en la actualidad. Descalificarlo por ello es absurdo.
No se tiene que haber manifestado en contra o a favor de algo, para poder decirlo ahora. Es su libertad y su derecho manifestarse hoy, independientemente de lo que haya dicho o callado en el pasado y así debemos respetarlo.
Más que descalificar a alguien por sus omisiones del pasado, debemos de centrarnos en lo que dice hoy. ¿Es una crítica válida? ¿Está fundamentada con argumentos sólidos? Si es así, lo más atinado que podemos hacer es escucharla, reflexionar y tratar de entender mejor el problema. ¿Es necesario que un ambientalista haya denunciado tal o cual atropello en el pasado para poder denunciar un daño al medio ambiente hoy?  No. Centrémonos en el problema que está denunciando hoy y busquemos la manera de resolverlo.
El descalificar argumentos por lo que dijo o no dijo en el pasado es fútil; no tiene relevancia alguna y lo que es peor; nos distrae del problema que se está denunciando.
Descalificar a una persona es un pobre argumento de quien no tiene argumentos. Es una manera de decir “Soy mejor que tú” con la creencia –errónea, desde luego– de que si empequeñecen al otro, ellos se vuelven más grandes.
Sabemos que no es así; descalificar al otro no nos hace más sabios ni mejores; pero son grandes distractores, por eso tenemos que ignorar esas descalificaciones y centrarnos en el contenido de la crítica, en el problema que se está denunciando, no en la persona que la hace.
Feliz domingo a todos. Gracias por leerme. 
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