¿Qué opiniones hay sobre la independencia de Cataluña?

Si Cataluña se independiza de España, el nuevo Estado sufriría varios cambios principalmente económicos y políticos, pero también en otros ámbitos como la cultura, el arte, el periodismo, entre otros.

En cuanto a economía la nueva Cataluña:

-No tendría acceso al financiamiento del Banco Central Europeo

-No podría usar el euro como moneda.

-No formaría parte del mercado único europeo, formado por 28 de los países más ricos del mundo.

-No sería parte de la Organización Mundial del Comercio.

-Al ser un Estado independiente cambiarían las fronteras, lo que implicaría un cambio en flujos comerciales que afectarían automáticamente el PIB catalán.

-Perdería protección consular al dejar de pertenecer la Unión Europea.

Las preguntas sobre el tema son muchas, las posturas también; por eso, a continuación dejamos algunos artículos que aclararán el panorama de Cataluña.

 

El juego de la oca

Màrius Carol

El proceso soberanista es como el juego de la oca: si uno cae en la casilla equivocada, la 58, vuelve a empezar. Una cosa son las casillas que obligan a ir atrás (de dados a dados y el laberinto) o a perder tres jugadas (la posada, el pozo o la cárcel), pero la peor opción es la de la calavera, que conduce a la casilla de salida. La sensación es que los cubiletes de los dados de la política catalana han acabado por sumar el fatídico 58. ¿Y ahora qué?

La CUP no es el mejor compañero de partida: no es que tengan los dados marcados, sino que no desean que Artur Mas pueda alcanzar la casilla 63 -la oca en el lago- y están dispuestos a lo que sea para que no se salga con la suya. Con colegas así, no hay que compartir juegos de mesa, y menos alternativas más serias. Albert Camus decía: “No camines detrás de mí, puede que no sea un buen guía; sólo camina a mi lado y sé mi amigo”. La realidad política catalana entiende poco de amistades, pero además los cuperos han abandonado al guía y se les ocurren otros sherpas. Mas ha descubierto en las últimas horas que pocos caminan a su lado (seguramente se dio cuenta antes) aunque sean muchos quienes lo jalean.

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Después de Mas

Si Artur Mas exhibiese fuste de líder, reciedumbre moral y envergadura histórica no se habría arrastrado ante las radicales exigencias de la CUP para templar gaitas, congraciarse con los postulados antisistema, implorar dos votos e intentar asegurarse así su reelección como presidente de la Generalitat de Cataluña.

Para actuar como una persona de convicciones, y no de meras conveniencias personales, se necesita algo más que la deslealtad táctica (agrupa a unos y otros para desestabilizarlos después), el engaño leguleyo (promete atenerse a la legalidad y enseguida perpetra ilegalidades) y la trampa permanente (confunde, amenaza y veja hasta a sus propios consejeros): modos de conducta en los que desde hace meses Mas está concienzudamente doctorándose.

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Pobre Kosovo

José Ignacio Torreblanca

Sorprende que alguien en Cataluña piense en Kosovo como un precedente. Porque cualquiera que haya estado allí y conozca el indecible sufrimiento de sus gentes sabe que la Cataluña dibujada por la Constitución de 1978 representa todo aquello a lo que los kosovares aspiraban en 1986 antes de que el nacionalismo serbio se cruzara en su camino. Y más hoy en día, cuando ante la falta de futuro los kosovares se marchan de su país (según una reciente encuesta, un 37% querría emigrar) es indudable que la Cataluña constitucional es el modelo para Kosovo, no al revés.

Kosovo representa un inmenso y triple fracaso. El de la comunidad internacional, que antes que ponerse de acuerdo en lo esencial, que era dar un futuro a los kosovares, ha preferido enredarse en juegos geopolíticos y de soberanía. El de los serbios, que olvidando un pasado marcado por las guerras civiles y los conflictos étnicos se arrojaron en brazos de unos genocidas que tras prometerles una Gran Serbia les dejaron una Serbia amputada y marginada en Europa. Y el de las élites kosovares, que aprovecharon la independencia para instaurar una estructura de gobierno basada en los clanes, la corrupción y las mafias, dilapidando así miles de millones de ayuda de la comunidad internacional.

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Catalunya: ante el abismo

Antonio Elorza

Posiblemente resultaba menos costoso parar el tren antes de que llegara a esta estación, donde el retorno es prácticamente imposible. A la vista de una situación donde ya no cabe, para los independentistas, aceptar compromisos que encaucen constitucionalmente su aspiración, ni para el Gobierno proponer una negociación desde otras posiciones de fuerza que las que llevan al artículo 155, resulta lícito pensar en la pertinencia de que la reforma legal que asigna al Tribunal Constitucional facultades ejecutivas frente a la desobediencia de las instituciones de Barcelona, hubiese entrado en vigor antes de la fantasmagórica consulta alegal/ilegal del pasado año. O que el Constitucional se hubiese olvidado de la pretensión de exhibir una imparcialidad que ya no es reconocida en Cataluña, impidiendo que la sesión de hoy hubiese tenido lugar. El orden del día y la propuesta de independencia de Cataluña estaban ya presentadas, y era mejor que la presidenta del Parlament, que en cualquier caso iba a ignorar la resolución, no tuviese tras de si más que su santa voluntad de romper, sin respaldo alguno, en vez de contar como ahora con la legitimación (ilegal eso sí) derivada del voto del Parlament para seguir adelante.

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Del 6 de octubre al 9 de noviembre

Lluis Bassets

Como todos sabemos, Cataluña tiene de todo. Incluso un mito insurreccional, fraguado sobre la historia de un momento trágico y excepcional, en que tropas armadas a las órdenes del Gobierno catalán se enfrentaron breve pero cruentamente con tropas a las órdenes del Gobierno de la República Española. Fue en 1934, el 6 de octubre, cuando el presidente Lluís Companys proclamó el Estado Catalán de la República Federal Española desde el balcón de la Generalitat en la plaza de Sant Jaume.

La intentona duró apenas unas diez horas, que arrojaron un terrible balance, solo disminuido por las dimensiones de la carnicería que se avecinaba apenas a dos años vista con la Guerra Civil. Fueron 74 los muertos y 252 los heridos, entre cuatro y siete millares los detenidos, entre ellos el Gobierno catalán en pleno con su presidente a la cabeza, así como el alcalde de Barcelona, numerosos funcionarios, diputados, cargos públicos y dirigentes políticos y sindicales. La autonomía fue intervenida, el Parlamento quedó suspendido, fueron prohibidos los principales periódicos catalanistas, se reinstauró la censura sobre los otros y dos militares se hicieron cargo de la presidencia accidental de la Generalitat y de la comisaría de Orden Público.

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Kosovo, ¿qué ejemplo para Cataluña?

Raquel Montes Torralba

Los líderes catalanes quieren ver en Kosovo un ejemplo de cómo proceder en la carrera hacia el reconocimiento internacional. Desde que Kosovo declarase unilateralmente su independencia en 2008, este país para unos, esta provincia para otros, ha sido una fuente inagotable de controversias: un error para aquellos países con fracturas étnico-territoriales, que no son pocos a juzgar por la lista de los países que no han reconocido Kosovo. Para ser más exactos, 82 de 193, según la web Who Recognised Kosovo que, desde 2008 se dedica a contar exhaustivamente los amigos y enemigos de la patria, un aliento de esperanza para las minorías con aspiraciones soberanistas. Sin embargo, los líderes catalanes tienen razón pues Kosovo debería ser observado como un ejemplo, pero en un sentido más amplio que por las artimañas que tiene que realizar este país (o esta provincia) para integrarse en el sistema internacional:

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Cataluña y Kosovo, nada que ver

Guillermo Altares

Kosovo, una antigua provincia serbia de mayoría albanesa, declaró su independencia en 2008 con el apoyo de una parte de la comunidad internacional encabezada por Estados Unidos. Siete años después, se parece bastante a un Estado fallido: constantes protestas ciudadanas por el paro, ausencia de futuro para sus jóvenes y una migración masiva hacia Occidente. Aunque haya sido reconocido por más de 100 países, sigue sin ser aceptado por Estados como China, Rusia o España. El Tribunal Internacional de Justicia de la ONU, con sede en La Haya, confirmó que la declaración unilateral de independencia no fue ilegal en una sentencia no vinculante de 2010.

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¿Qué pasará ahora en Catalunya?

Este lunes comienza una semana histórica para Catalunya, aunque algunos también la tacharían de histérica por su trascendencia y por los nervios que provocará. Es tal vez la semana más determinante para el panorama político catalán y español, que marcará el devenir definitivo del proceso soberanista emprendido por el president Artur Mas hace ya casi cuatro años, y tal vez su futuro político.

La semana comienza con un lunes cargado: por la mañana se debate la propuesta de resolución de independencia pactada por Junts pel Sí y la CUP, un texto que marca el inicio de la desobediencia y la ruptura con España y que está previsto que se apruebe sin problemas a mediodía. Será entonces cuando se ponga en marcha toda la maquinaria del Estado para recurrirla ante el Tribunal Constitucional. Y por la tarde tendrá lugar la primera sesión del debate de investidura, donde Artur Mas, que dará su discurso sabiendo que este martes no contará con la mayoría absoluta necesaria para ser investido.

Los desafíos que deberá afrontar una Cataluña independiente

La resolución independentista de Cataluña fue aprobada por 72 votos a favor y 63 en contra. Desde que se dio a conocer la noticia, los partidos impulsores de la ruptura con España, Junts pel Sí y la CUP, celebran el logro mientras que desde el gobierno, Mariano Rajoy, se prepara para utilizar todas las herramientas a su alcance y frenar la iniciativa.

Pero en caso que los esfuerzos de España por retener a la región como parte de su territorio fracasen, Cataluña deberá enfrentar todo un escenario nuevo, que incluye cambios económicos pero también cotidianos.

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Por otro lado, algunos periodistas y escritores apegados al medio cultural hace unos meses se pronunciaron con respecto a la independencia de Cataluña, y estas son algunas opiniones sobre el tema:

 

Perdiéndonos la fiesta

Santiago Roncagliolo

La paradoja es desoladora: basados en un elevado concepto de su propio cosmopolitismo, los nacionalistas están construyendo una sociedad más provinciana. Por enormes que sean sus banderas en plazas y estadios. Por fuerte que griten en catalán e inglés. Por muchas embajadas que quieran abrir. Su único proyecto cultural es precipitar a Cataluña orgullosamente hacia la irrelevancia.

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El problema no es la fiesta

Sergio Álvarez

Para mí, esta arrogancia e incapacidad de interactuar con el otro es ahora el verdadero problema. En este momento, a los catalanes ya no les importa que la independencia sea un mal negocio ni que pierdan “cosmopolitismo” ni que algunos escritores e intelectuales latinoamericanos se vayan a vivir a Madrid. Cataluña es en este momento aquel trabajador al que su jefe no hace más que maltratar y que termina por buscarse un trabajo en peores condiciones económicas y laborales. Como se miente tanto, no sé si el trabajador está bien pagado ni siquiera sé si tiene toda la razón. Pero sé que ya no le importa desmejorar, quiere irse y ya verá después cómo recompone la vida.

[…]

Pero, a pesar de lo malo que puede llegar a ser cualquier ruptura, a veces las relaciones se vuelven tan insoportables que lo mejor es irse. El problema entre Madrid y Cataluña ya no es práctico, es de sentimientos y, en los sentimientos, las formas cuentan más que los asuntos materiales. No hay nada como poder vivir tranquilo y sin que nadie te escupa la nuca. Cualquier persona huye del espacio en que se siente acorralado. Preservar la dignidad y poder soñar sin que otro te enturbie los sueños, no tiene precio. Ser libre es bueno, incluso solo, incluso con miedo, incluso con hambre.

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El nacionalismo enfría el idilio de los autores latinos con Cataluña

Felipe Sánchez

El escritor peruano Santiago Roncagliolo (Lima, 1975) ha dado una alerta sobre la situación de los autores latinoamericanos en Cataluña. “Los escritores, editores y periodistas de América Latina están abandonando Barcelona”, escribió el pasado jueves en una tribuna de este periódico. “He pasado tiempo creyendo que se marchaban de España por la crisis. Pero ahí me encontré con que muchos de ellos se han trasladado a Madrid”, sentenció.

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Por último, resalta para muchos la duda sobre el destino del equipo de fútbol, Barcelona, en el caso de que Cataluña se vuelva Estado independiente, Aquí dejamos un artículo que ayudará a comprender la situación.

 

¿Qué pasará con el Barcelona si Cataluña se independiza?

Este fin de semana habrá una votación para decidir la independencia de Cataluña. Y el Camp Nou, estadio del Barcelona, parece ser el epicentro del movimiento separatista. De las tribunas en donde juega de local el equipo de futbol más poderoso del mundo, se escucha a menudo el grito “¡Independencia!, ¡Independencia! ¡Independencia!” en el minuto 17 de cada partido. Ya no sorprende a nadie, el futbol y la política van siempre de la mano en el estadio del Barsa.

El mundo deportivo está al pendiente de las elecciones en esta región, sobre todo porque se preguntan: ¿qué pasaría con el club si Cataluña se separa de España? Funcionarios del gobierno español y de la Unión Europea dicen que Cataluña podría quedar afuera de laUE.

Barcelona podría incluso ser marginada de la liga española. La región tiene otro club en la primera división, Espanyol, y tres en segunda, Girona, Nastic y Llagostera, lo que implica que no hay suficientes equipos como para formar una liga relevante.

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