Por años, debieron tragar sapos y serpientes para tratar de convencer a sus audiencias no sólo de lo improbable sino de lo imposible…
Convencerlos de que López Obrador no sólo haría un mejor gobierno que Fox, Calderón y Peña, sino la gestión más exitosa de la historia mexicana.
A pesar de su reputación analítica, nuestros personajes nunca ofrecieron argumentos racionales –además del fanatismo–, para soportar sus caprichos discursivos; groseros actos de fe, más que una lectura puntual de la realidad.
También por eso siempre despreciaron la racionalidad elemental; como aquella que invoca el clásico de Popper: “Ningún argumento racional tendrá un efecto racional en una persona que no quiere adoptar una actitud racional”.
Es decir, que escritores y periodistas –señores y señoras–, como Jorge Volpi, Denise Dresser, Genaro Lozano, Viridiana Ríos, Leonardo Curzio, Leo Zuckerman, Gabriela Warkentin, Jorge Ramos, Víctor Trujillo y Esteban Illades, entre muchos otros, durante años intentaron convencer a los mexicanos de todo aquello que hoy los avergüenza; el fallido gobierno de López Obrador.
Y si antaño la irracionalidad y la ceguera los llevó a creer que Obrador sería el mejor presidente de la historia, hoy acuden a la desmemoria para justificar la estulticia, la irracionalidad y la ceguera que los llevó a creer en el mentiroso e impostor llamado López Obrador.
Peor aún, atrapados en el cinismo y el circunloquio discursivo de su soberbia, no reconocer que sus análisis sobre AMLO y su gestión no solo fueron equivocados sino fallidos, como el gobierno que defendieron con todo.
Por eso, candorosos hoy prefieren saltar al vacío de la supuesta traición y se ocultan detrás de la retórica facilona de que fueron engañados, a pesar de que siempre estuvieron a la vista de todos las taras ideológicas de López; su gusto por la mentira, la antidemocracia, el autoritarismo y la corruptela.
Lo cierto es que a la puerta del quinto año del gobierno de López, muchos de los fanáticos, ciegos e irracionales que integraron su clan de “intelectuales y periodistas orgánicos”, empiezan a cambiar de piel; dejan atrás el zurrón que les dio vida de gusanos y ,“ternuritas” creen que “el nuevo amanecer” los mostrará como coloridos insectos voladores.
Lo que no saben es que la historia los recordará como bobos que soñaron ser dioses pero despertaron convertidos en pobres diablos.
Y si lo dudan, basta leer los más recientes textos de Jorge Volpi, Denise Dresser y Genaro Lozano en Reforma, para confirmar el tamaño del cinismo, la arrogancia y desfachatez de quienes por años se negaron a ver lo que estaba a los ojos de todos y que hoy los asusta.
Y es que sólo aquellos que cerraron los ojos no vieron que López Obrador siempre fue “un impostor engañabobos” y que lo suyo era la creación de una dictadura bananera, a la que nos conduce a toda prisa
Pero acaso el más cínico de todos es Jorge Volvi, quien por años defendió a Obrador; lo elevó a los altares de la historia, negó que fuera a actuar como Hugo Chávez, Nicolás Maduro o los Castro en Cuba y hasta dijo que recibiría un país devastado por la violencia y el crimen.
Volpi mintió sobre el número de muertes violentas en los gobiernos de Calderón y Peña y hasta apostó por la estrategia de AMLO contra la violencia.
A pesar de todo lo anterior –y con una insuperable dosis de cinismo–, en días pasados, Volpi escribió para Reforma el texto titulado: “El mundo al revés”, en donde se escandaliza porque le parece incomprensible que “los seguidores” de AMLO hoy aplaudan todo aquello que cuestionaron en los gobiernos de Calderón y Peña, como la militarización.
El escritor pretende salvar el pellejo, pero no entiende que cargará toda la vida el zurrón del gusano que lo gestó, ya que no pocos mexicanos no se tragan tales mentiras.
También en semanas anteriores, la señora Denise Dresser escribió para Reforma un artículo de opinión en donde no acepta haberse equivocado en su apoyo a Obrador, sino que se dice engañada.
Más aún, en entrevista a medios, dijo: “López Obrador me conoce desde hace muchos años, ha ido a desayunar a mi departamento; en numerosas instancias marché a su lado cuando era luchador social y lo defendí… hoy veo que traiciona a sus amigos, a las causas compartidas y a la democracia, y por eso lo demandé”.
Es decir, Dresser sostiene que no se equivocó, sino que Obrador la traicionó. ¿De verdad la señora Dresser nunca entendió quién era AMLO? ¿Qué calidad de análisis político práctica, como para no haber visto lo que era evidente para una racionalidad elemental?
Pero sin duda la joya de la estupidez se la lleva Genaro Lozano, uno de los más abyectos defensores de López y quien gracias a tal servilismo llegó a la conducción de un estelar en Televisa.
Hace horas, también en Reforma, Lozano presentó el texto titulado: “Decepción”, en donde se dice decepcionado por el gobierno fallido de Obrador, pero sostiene que no se arrepiente de haber votado y promovido al tabasqueño, ya que según la estulticia de Lozano, la candidatura de López era la mejor alternativa presidencial en 2018 y merecían una oportunidad.
Y concluye con idéntico cinismo que los anteriores; se dice engañado, pero no arrepentido, por su estupidez.
Así las estrellas de Televisa en los tiempos de la dictadura de Obrador, la mayor empresa de televisión privada en México que, junto con Azteca y Milenio, pagarán un alto costo por ser su papel preponderante en la destrucción de la democracia mexicana.
Al tiempo.