UN ARCA PERDIDA EN UN MUNDO SIN BRÚJULA

Con tristeza leo sobre las masacres que están ocurriendo en la región de Tigray, Etiopía. De acuerdo con un reporte de la organización de Derechos Humanos Human Rights Watch publicado el 5 de marzo “Las fuerzas armadas de Eritrea masacraron a decenas de civiles, incluidos niños de tan solo 13 años, en la histórica ciudad de Axum en la región etíope de Tigray en noviembre de 2020. Las Naciones Unidas deben establecer urgentemente una investigación independiente sobre los crímenes de guerra y posibles crímenes de lesa humanidad en la región para allanar el camino hacia la rendición de cuentas, y las autoridades etíopes deben otorgarle acceso pleno e inmediato”.
La violencia ha dado paso a otras desgracias. Hay varios reportes que hablan de la hambruna, personas desplazadas de sus hogares. Cuando leo estos reportes (y tantas otras desgracias que suceden en nuestro país y en el mundo) no puedo más que preguntarme, ¿qué nos pasa? ¿En qué momento perdimos la brújula como humanidad para llegar esas infamias?
Hace años visité esa región y me sorprendió su apasionante historia, belleza y la calidez de su gente. Quiero compartir una columna de la serie “Si los muros hablaran”, que publiqué en la Revista Contenido y permitirle a la Iglesia de Santa María de Sión en Axum que nos cuente su historia, su relación con la Reina de Saba y el Arca perdida.
“La Iglesia de Santa María de Sión y el Arca perdida”
Probablemente no hayas escuchado mi nombre, soy la Iglesia de Santa María de Sión, quizá tampoco el lugar dónde me encuentro, Axum en Etiopía pero quiero contarte que guardo, entre mis muros, uno de los más grandes tesoros de la humanidad: El Arca de la Alianza del pueblo de Israel.
Casi puedo ver la expresión de incredulidad en tu rostro. ¿El Arca de la Alianza? ¿La que se menciona en el Antiguo Testamento? Sí, esa misma. No te preocupes, entiendo que no soy una celebridad y que mi historia es poco conocida. Por eso, te pido que me permitas narrarte mi historia íntimamente ligada al Reino de Axum, la Reina de Saba y, por supuesto, al tesoro que hoy resguardo.
Empecemos por el principio, ya que es una historia larga y compleja. De acuerdo a la tradición oral, Etiopía fue fundada por Ethiopic, tataranieto de Noé. Fue Aksumai, su hijo, quien fundó la capital de Axum y la dinastía de gobernantes que terminó con Makeda, más conocida como la Reina de Saba.
Su legendaria visita al rey Salomón, está plasmada en el Libro de los Reyes, en la Biblia. El Kebre Negest, (libro del siglo XIV escrito en Ge’ez, que supuestamente es una traducción de un libro mucho más antiguo) narra que Makeda, Reina de Saba, gobernante de lo que hoy conocemos como Etiopía y Yemen viajó a Jerusalén a visitar al Rey Salomón llevando impresionantes regalos.
Aparentemente los monarcas mantuvieron un romance y como resultado la Reina Makeda no sólo regresó convertida al judaísmo, sino embarazada de Menelik I, quien dio inició a una dinastía salomónica que reinaría prácticamente sin interrupciones hasta 1974, cuando Haile Selassie fue derrocado por la revolución comunista.
El mismo Kebre Negest narra como a los 22 años Menelik regresó a Jerusalén a visitar a su padre, el Rey Salomón, quien le ofreció heredar el trono; ofrecimiento que declinó. Entre los acompañantes de Menelik se encontraba el hijo mayor de un alto sacerdote, quien hurtó el Arca tras soñar que debía llevarla consigo.
Menelik enfureció al enterarse del hurto, pero luego a su vez soñó que eso era la voluntad de Dios y siguió su camino. Cuando el Rey Salomón se dio cuenta del robo pensó en enviar un ejército a perseguir a su hijo, pero él también soñó que era la voluntad de Dios y mantuvo la desaparición del Arca en secreto. El Arca fue llevada a Axum en el primer milenio antes de Cristo y de acuerdo con las creencias del pueblo etíope, permanece aquí desde entonces.
Mi construcción es relativamente nueva, todavía no tengo un siglo. Me construyeron tan sólo a unos pasos de la antigua iglesia que construyó el Rey Ezana, en el año 300 dC. Fue Ezana quien trajo el catolicismo a Etiopía y es considerado como un santo en la Iglesia Ortodoxa de Etiopía. Esta iglesia permaneció de pie durante cientos de años, hasta su destrucción en el siglo XVI.
Para celebrar su jubileo de plata  en 1955 el emperador Haile Selassie, decidió construirme. Los trabajos finalizaron en 1964. Recuerdo que para asistir a mi consagración, el emperador Selassie interrumpió la visita de Estado de la Reina Isabel II a Etiopía. La Reina me visitó tiempo después. Hay que recalcar que pudo hacerlo porque a diferencia de mi antecesora, yo sí permito la entrada a mujeres.
Se puede decir que simbolizo las luchas y triunfos de la Iglesia y de mi pueblo. Los emperadores de Etiopía fueron siempre coronados aquí. En el año de 1965, el emperador Selassie construyó mi capilla para guardar la venerada Arca.
Debo confesar que ni mi capilla ni yo podemos presumir de unos rasgos arquitectónicos notables. Probablemente, pocos ferenghi (extranjeros) visitarían la iglesia, de no ser por el Arca.
Mi capilla es pequeña y esta rodeada de una cerca de hierro. Salvo el guardián custodio, nadie puede visitarla, ni ha podido hacerlo jamás. Ningún otro sacerdote, incluyendo a los patriarcas de la Iglesia Etíope, han podido entrar. Ni siquiera el emperador Haile Selassie pudo hacerlo. Cuando el custodio siente cercana su muerte, selecciona a su sucesor, el requisito principal es que tenga un corazón puro.
A la muerte del guardián el nuevo custodio viene aquí, a Santa María de Sión. Durante el resto de sus días, permanecerá confinado en el pequeño espacio dentro de las rejas que custodian la capilla y conservará el título de guardián del Arca. Sus días los dedica principalmente a la oración.
El paradero del Arca de la Alianza puede ser desconocido para el mundo occidental, sin embargo, es parte medular de la identidad etíope. Quizá habrá quien piense que está en Egipto, en parte por aquella famosa película de Indiana Jones, sin embargo a los habitantes de Etiopía les causaría enorme sorpresa que se buscara el Arca en cualquier otro lugar que no fuera aquí, en la pequeña capilla de la Iglesia de Santa María de Sión, en Axum, que ha sido su hogar durante tantos años. Ahora que conoces mi historia quizá te interese venir a visitarme, o saber más de esta Iglesia dedicada a la Virgen María en la región del Tigray.
Buen domingo a todos y gracias por leerme.
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