Trump: ¿Por su propia trompa muere?

Dice el refrán que el pez por su propia boca muere.

Este podría ser el caso de Donald Trump, pues es de boca del propio magnate de donde podrían haber salido las palabras que sepulten sus aspiraciones presidenciales.

Se trata de aquellas palabras pronunciadas en un video —grabado en 2005, pero revelado apenas hace una semana— en el que el candidato del partido republicano se jacta de besar a las mujeres y tocar sus genitales sin pedir consentimiento.

Y es que de acuerdo con varias encuestas, la ventaja que en este momento mantiene Clinton sobre Trump podría deberse al voto femenino.

Según Real Clear Politics, Clinton se ubica 5.5 puntos porcentuales por encima de Trump en las mediciones de intención del voto entre ambos sexos. La diferencia estriba en que, pese a que Trump se encuentra mejor posicionado entre el electorado masculino —aventajando a Clinton por 5 puntos porcentuales—, entre el electorado femenino la diferencia a favor de Clinton es la más amplia de la historia: 15 puntos porcentuales.

La diferencia es incluso más notoria respecto a los votos electorales: si solo votaran mujeres: Clinton tendría 458 votos electorales contra solo 80 de Trump.

Sin embargo, pese a los repetidos comentarios sexistas y machistas de Trump —incluso en contra de presentadoras de televisión—, un gran sector de mujeres blancas y sin título universitario mantienen su preferencia por Trump. Es decir, la intención del voto no solo depende del sexo; también de otros factores como la educación o la pertenencia a grupos minoritarios, terreno en el que el magnate también saldría perdiendo.

La agresiva retórica de Trump —descrita en un spot del Senado mexicano como “el discurso de las trompadas”— no solo puede resultar ofensiva para las mujeres; también para muchos hombres que defienden la igualdad de género y, sobre todo, para otros grupos étnicos como los latinos.

Con su discurso machista y xenófobo, Trump perdió la oportunidad de conectar con dos importantes sectores de la población: las mujeres, que constituyen más de la mitad del electorado —53 por ciento— y los latinos, que son el 17 por ciento. Y por si fuera poco, el magnate también perdió parte del apoyo de los propios republicanos, pues el sexismo y la intolerancia son antivalores que trascienden filiaciones partidistas, el grupo étnico y el sexo.