Tamaulipas, ¿tierra de nadie o tierra del narco?

 

A finales del año pasado Martín Solares publicó la novela No Manden Flores, donde la historia se centra en Carlos Treviño, un ex policía que se ve obligado a investigar la desaparición de Cristina, la joven hija de un poderoso empresario tamaulipeco que tiene nexos con narcotraficantes.

De este modo, el investigador, que conoce mejor que nadie el bajo mundo y es muy bueno haciendo hallazgos, toma el caso bajo amenaza de muerte. No obstante, su incorruptibilidad lo hace merecedor de bastantes enemigos que obstaculizan su labor a lo largo de la novela.

Uno de los capítulos más inquietantes ocurre cuando el personaje principal se encuentra a bordo de un autobús de pasajeros que cruza una de las carreteras más peligrosas de Tamaulipas y pretende llegar a la frontera, no sin antes haber pasado por un retén de criminales.

Es así como Treviño relata cómo un comando armado detiene el camión, baja a los pasajeros, selecciona a algunos y se los lleva consigo. El ex policía está entre los reclutados y más tarde deberá escoger entre unirse a las filas del narco o morir en sus manos.

Resulta curioso cómo este pasaje de la ficción se parece tanto a la realidad y a la cotidianidad de los tamaulipecos y otros viajeros.

Apenas el 12 de septiembre pasado en la carretera Nuevo Laredo-Piedras Negras cinco personas fueron plagiadas por un comando armado que alrededor de las 7.30 horas detuvo la marcha del autobús en el que viajaban.

De acuerdo con el testimonio de las víctimas, los criminales los hicieron subir a uno de sus vehículos, más tarde los llevaron a un paraje solitario y ahí fueron asaltados y abandonados.

Hasta el momento sólo cuatro de las cinco personas plagiadas han sido encontradas. Todavía se desconoce el destino que tuvo la quinta víctima.

En la novela se hace evidente que las detenciones de camiones y el plagio de pasajeros son algo común en Tamaulipas, además de muchas otras irregularidades que se replican en otras zonas del país…

En la vida real, como siempre, la situación es mucho más cruda, pues las víctimas son existen y hay muchos lugares que son tierra de nadie, o mejor dicho, tierra del narco, a quien nadie puede parar… ¿O sí?