Se les cae el teatrito a quienes lucraron con el caso Ayotzinapa

Caso Ayotzinapa
Foto: Expreso

La identificación  de los restos del normalista Jhosivani Guerrero de la Cruz, contribuirá a que se les caiga el teatro a quienes  durante varios años han lucrado políticamente con el caso Ayotzinapa. 

La identificación de los restos en el laboratorio de la Universidad de Innsbruck, en Austria, confirma la parte medular de la “verdad histórica”, como se le conoce a la investigación realizada durante el sexenio pasado por la entonces Procuraduría General de la República.

En realidad, los restos de Jhosivani ya habían sido identificados por el gobierno anterior. En septiembre del 2015, la entonces titular de la PGR, Arely Gómez, informó que había un 72 por ciento de posibilidades de que los restos óseos encontrados en la barranca de La Carnicería, pertenecían a este normalista.

La PGR había realizado pruebas de ADN, las cuales coincidían en un porcentaje considerable con la información genética de su madre. Sin embargo, ni los padres del joven ni los voceros de los 43 ni los “activistas” que traen a las víctimas de un lado para otro aceptaron esa versión oficial.

Te recomendamos: Todos se echan la bolita por fallas y tragedia de la Línea 12

El gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador inició una nueva investigación viciada de origen, pues ésta partió de la premisa de descartar todas las indagaciones anteriores y empezar de cero.

Incluso, el fiscal especial para el caso Ayotzinapa, Omar Gómez Trejo, declaró el 8 de julio del año pasado que no se tenía la certeza de que los restos encontrados en la barranca de La Carnicería pertenecieran a Jhosivani, “puesto que no dio los patrones de genética que piden los peritos”.

El funcionario de la “Cuarta Transformación” fue desmentido ayer, cuando se dio a conocer que dichos restos sí pertenecían al joven normalista. Y resulta que ahora sí, los padres aceptaron la realidad: que lamentablemente su hijo fue asesinado y que los restos encontrados en la barranca pertenecen a él.

Ahora que los voceros y activistas de los 43  tienen afinidad ideológica con el presidente de la República, no ponen reparos en aceptar como verdad la que les aporta el nuevo gobierno. Aunque sea la misma verdad del gobierno anterior.

La nueva investigación está viciada de origen por el hecho de que el fiscal especial, Omar Gómez Trejo, fue el secretario ejecutivo del GIEI que nombró la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para dar seguimiento a las investigaciones, y que siempre cuestionó la “verdad histórica” de la PGR.

La identificación paulatina de los normalistas –ya van tres plenamente identificados— lleva al derrumbe del teatro de quienes han lucrado políticamente con la tragedia y desvirtúa el eslogan de “nos faltan 43”.  ¿A partir de ahora dirán en marchas y pintas: “nos faltan 40”?