Al arranque del mes número 19 del gobierno de López Obrador, y frente a los tumbos y fracasos por doquier, parece urgente el corte de caja sobre la orientación ideológica del nuevo gobierno.
¿A dónde vamos –como país–, más allá de la “chabacana” Cuarta Transformación, que no le dice nada a nadie?
¿Cuál es la cultura política del presidente y de su gobierno en la conducción del país?
¿Cuál la ideología imperante durante el primer tercio de un gobierno que ya muestra un fracaso rotundo?
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La respuesta a las interrogantes arriba planteadas la conocen todos aquellos que, con dos dedos de frente, han visto pasar tropiezo tras tropiezo, fracaso tras fracaso; vergüenza tras vergüenza, durante los últimos 18 meses.
Sí, más que Cuarta Transformación, con el gobierno de López Obrador vivimos la restauración de las peores prácticas del viejo PRI; un PRI de los años 20, del siglo XXI, pero idéntico al PRI de Díaz Ordaz, Luis Echeverría y de López Portillo.
Sí, el timón ideológico del gobierno de AMLO es idéntico al del PRI autoritario, corrupto, clientelar, nada democrático, represor, que por decreto cancelaba libertades básicas –como la libertad de expresión y la propiedad privada–, y derechos fundamentales, como el derecho a información oficial confiable y creíble.
Sí, al entrar al mes 19 del gobierno de López el diagnóstico es demoledor; vivimos el mayor fracaso cultural de la izquierda mexicana; el fracaso de más de medio siglo de luchas y, sobre todo, la colonización de la cultura príista en toda una generación de mujeres y hombres de la dizque izquierda mexicana.
En pocas palabras, el poder se tragó a la cultura de la vieja izquierda y hoy el gobierno de AMLO y de Morena son idéntico al viejo PRI de los años 60, 70 y 80.
Y esa es una vergüenza política.
Una tragedia nacional.
Y la mayor derrota ideológica en un siglo.
La sublimación del fracaso de la izquierda, en la historia de Mexico.
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Pena y vergüenza que no sólo se acuñará en la historia sino, sobre todo, en la memoria de “Millenialls” y “Pandenialls”, que difícilmente encontrarán la diferencia entre el viejo PRI –autoritario, dictatorial, antidemocrático y clientelar contra el que lucharon sus padres y abuelos–, y el nuevo PRI que representa Morena y sus gobiernos; partido y gobiernos antidemocráticos, autoritarios, dictatoriales y clientelares que, curiosamente, hoy defienden con uñas y dientes los viejos próceres de la izquierda.
En los hechos, en la práctica, se cumplió puntual la sentencia breve del gran José Emilio Pacheco: “De viejos, (mujeres y hombres de la izquierda) son todo aquello contra lo que lucharon a los 20 años; (el PRI)”.
Y es que aquellos luchadores que a los 20 años plantaron barricadas ideológicas contra el PRI más rancio, autoritario, antidemocrático; contra el PRI más ladrón, más clientelar, más mentiroso hoy, de viejos, son los más feroces defensores de la podredumbre de la política, representada por Morena
Las mujeres y los hombres de la izquierda de ayer, hoy defienden el autoritarismo de AMLO; elogian la antidemocracia de Morena; justifican a ladrones como Bartlett; defienden el más grosero clientelismo y aplauden los peores crímenes de Estado, como el crimen sanitario.
Es vergonzoso que hoy, de viejos, todos o casi todos los militantes de la vieja izquierda; todos o casi todos los intelectuales orgánicos de esa izquierda “trasnochada” y muchos periodistas afines a la izquierda “sesentayochera”, sean los mayores defensores de la cultura antidemocrática, clientelar, autoritaria y “gandalla” de Morena, remedo del viejo PRI.
Por eso resulta luminosa la parodia de la inteligente Beatriz Paredes, priísta de toda la vida, quien desempolvó –en reciente sesión del Senado–, el clásico del articulista Alfonso Zárate: “Ojalá no comprobemos, en éste tiempo de la historia de México, que todos llevamos un pequeño priísta dentro”.
Aquí la cita completa del fino humor de Beatriz Paredes: “Siguiendo el hilo de la reflexión de mi querido senador Castorena… ¡claro que la mayoría, actuando con legitimidad, enriquece la democracia…!
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“Pero lo que es muy importante es desterrar la tentación de la restauración del modo priista de conducir al país… Es una enorme tentación, porque muchos, muchos de ustedes han sido priistas, esa es su cultura política; una cultura política que muchos de ustedes lucharon por transformar
“En ese sentido, creo que el gran desafío de nuestra democracia, en el tiempo, es que logremos un mayor equilibrio entre los poderes, que robustezcamos el papel del Poder Legislativo…
“Ojala no comprobemos, en este tiempo de la historia de México, que todos llevamos un pequeño priista dentro…”.
Sí, el único y mayor logro de AMLO, en 18 meses, es el regreso de lo peor del viejo PRI. Sin duda un gran logro. ¿O no?
Al tiempo.