En este momento, la reforma educativa está en terapia intensiva. Así lo dijo el Doctor Marco Fernández, investigador de México Evalúa.
En entrevista para La Otra Opinión, el estudioso de asuntos educativos comentó que las demandas de la CNTE –en las mesas de negociación con la secretaría de Gobernación–, alteran por completo el sentido de la reforma.
Cuando la CNTE, continuó Fernández, exige que se garanticen plazas, que no se despida a los faltistas, que la evaluación deje de ser obligatoria y que el control de la educación regrese a manos del magisterio, atenta contra la esencia de la nueva legislación.
Por ello, sentenció el también profesor de la Escuela de Gobierno el Tec de Monterrey, si el gobierno federal cede ante las presiones estaríamos frente a un problema grave. ¿Por qué?
Porque el mensaje de debilidad lo recibiría el resto de las secciones magisteriales y se perderían los motivos para cumplir con los mandatos de la reforma.
Cierto, la incapacidad de la autoridad –federal y estatal– para socializar la reforma ha servido como gasolina para las demandas de la CNTE. Y es que, señaló Fernández, el gobierno no ha sido capaz de revertir las versiones de que la reforma es privatizadora, que pone en riesgo la gratuidad de la educación o que pretende el despido de los maestros. Frente a esta incapacidad del Estado, no sorprende que cada vez más se sumen a las movilizaciones de la Coordinadora.
A lo anterior habría que sumar que los responsables de la educación han fallado en hacer transparentes las listas de prelación o en explicar a los maestros los resultados de las evaluaciones; de modo que con sus omisiones, las autoridades azuzan a quienes apuestan por la violencia y el chantaje frente a una ley que elimina los privilegios de los Trabajadores de la Educación.
A manera de conclusión, Marco Fernández reconoció que no entiende qué podrían negociar la CNTE y el gobierno federal; después de todo, las exigencias de uno van en sentido opuesto a las demandas del otro. Por ello, concluyó, si la autoridad negocia con la Coordinadora, sería como ungir los santos óleos a la Reforma Educativa.
