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Por consigna, Reforma solapa raterías de “el Bronco”

En el Itinerario Político del pasado 1 de octubre –titulado “Nuevo León: otro gobierno rata del PRI”–, documentamos las pillerías y corruptelas del gobernador saliente de esa entidad, Rodrigo Medina.

Dijimos, entre muchas otras cosas, que el de Medina no solo fue el peor gobierno en la historia de la entidad sino el que más endeudó al estado; deuda que pasó de 27 mil millones a 61 mil millones.

Dijimos que Medina no sólo hizo el milagro de unificar a casi todos los nuevoleoneses… pero en su contra. Y dijimos que el cemento que construyó esa unidad contra Medina fue la escandalosa corrupción del mandatario del PRI saliente y los horrores y errores en la operación de sucesión en el estado. Todo eso, entre muchas otras cosas.

Como es natural en una democracia madura, la severa critica al saliente gobernador priísta de Nuevo León –principal adversario político de El Norte y Reforma–, no provocó ninguna reacción adversa. Seguramente la aplaudieron.

El 7 de octubre –una semana después–, volvimos al tema Nuevo León. Ese jueves el Itinerario Político se tituló: ““El Bronco” y su gabinete, más rateros que Medina”. Y de igual manera, ofrecimos testimonios y evidencias de que buena parte de “los hombres de “El Bronco” son igual o más rateros que Medina. Hasta hoy ninguno de los aludidos desmitió lo que aquí se dijo.

Más aún, luego que denunciamos el pasado mafioso del procurador propuesto por El Bronco, la noche del mismo 7 de octubre el Congreso local aprobó a toda prisa y en secreto la ratificación de Roberto Flores Treviño, como procurador. La escandalosa irregularidad no mereció la menor crítica de El Norte –y no se diga Reforma–, que ocultaron la gravedad de la decisión y la muestra de corrupción que a horas de iniciar su gestión prohijó “El Bronco” en el Congreso local.

En cambio, el 10 de octubre, en su editorial institucional M. A. Kiavelo –ordenado y revisado directamente el propietario de El Norte y Reforma–, Junco no solo acusó recibo de la crítica a “El Bronco”, sino que dejó feas huellas de “la mano que mece la cuna”.

Alejandro Junco mandó decir en M.A. Kiavelo: “1.- SE había tardado: la primera respuesta de Rodrigo Medina contra los ataques verbales y mediáticos del nuevo Gobierno estatal ya se dejó ver…

2.- ESTE jueves un periódico capitalino publicó un editorial afirmando que “el Gabinete de ‘El Bronco’ era más ratero que el de Medina”, lo que ya es muuucho decir…”.

Como queda claro, ni un aprendiz de redacción hubiese confundido la columna Itinerario Político, con el editorial de El Universal. ¿Se equivocó Alejandro Junco? No, Junco sólo ordenó el “¡Publíquese!”.

Dicen los que saben que, en realidad, el texto citado de M. A. Kiavelo, lo mandó a El Norte el propio Miguel Treviño de Hoyos, jefe de Oficina de El Bronco. ¿Y eso qué?, preguntarían los ingénuos.

Pues resulta El Norte y Reforma son parte de los empresarios que por lo bajo financiaron el milagro motejado como “El Bronco”. Y como en política “favor con favor se paga”, el “honesto” gobernador “El Bronco” colocó a su derecha –como Jefe de la Oficina del gobierno–, a Miguel Treviño de Hoyos, uno de los empleados favoritos de Alejandro Junco. Y es que para nadie –en Nuevo León y en el DF–, es secreto que Treviño de Hoyos es “el hombre de los Junco” en el gobierno de El Bronco.

De viejos, hacen todo aquello que cuestionaron de jóvenes. Al tiempo.

EN EL CAMINO.

Por cierto, están listas nuevas pruebas de pillerías de “los hombres de “El Bronco”.

Tomado de El Universal

Durango. Las cuentas de Jorge Herrera Caldera

La entidad participará en el proceso electoral de 2016 con la renovación administrativa de 39 ayuntamientos, 30 curules la Cámara de Diputados local y la gubernatura que actualmente ocupa el priista Jorge Herrera Caldera. Cabe recordar que Herrera Caldera llegó al cargo con 283 mil 749 votos, es decir, el 46.5 por ciento del total.

Es importante recordar que después de los comicios celebrados el 4 de julio de 2010, la oposición trató de impugnar  los resultados. No obstante, Herrera fue declarado victorioso.

A finales del 2010 la economía estatal creció al 5.3 por ciento; es decir, estaba por debajo de la meta ideal de 6 por ciento al año.Sin embargo, en este momento, la cifra cayó al 1 por ciento anual.

En cuanto a la creación de empleos, Durango tenía el compromiso de abrir 3 mil 800 plazas por trimestre, pero en el segundo trimestre de 2015, apenas creó 2 mil 922. En 2010 la cifra era de mil 648.

Por otro lado los índices de pobreza laboral, los cuales representan el porcentaje de ciudadanos que no tienen la posibilidad de adquirir la canasta básica alimentaria con sus ingresos, indican que Durango tiene el 40.8 por ciento de su total poblacional en este año, pero en 2010 el porcentaje era de 42 puntos.

Hasta septiembre de este año, Durango tenía una deuda que oscilaba entre los 4 mil 200 millones de pesos.

Durante el sexenio de Jorge Herrera:

Los homicidios dolosos disminuyeron un 60 por ciento.

Se consiguió un fondo de 15 mil millones de pesos para resolver los problemas atraídos por la sequía.

En septiembre de este año, el gobernador firmó un convenio que garantiza transparencia en la rendición de cuentas y la entrega a tiempo del Sistema Automatizado de Administración y Contabilidad Gubernamental promovido por el presidente Enrique Peña Nieto.

Hace unos días, también se llegó a un acuerdo extraoficial para combatir el crimen organizado con Sinaloa, Sonora y Chihuahua.

La pavimentación de calles y avenidas en todo el Estado se vio privilegiada con la inversión de 450 millones de pesos.

Se mejoraron instalaciones médicas y se consolidaron obras hospitalarias en 14 zonas diferentes.

El gobernador gestionó la sustitución de 3 mil viviendas de cartón.

A lo largo del sexenio se hizo entrega gratuita y constante de uniformes y útiles escolares.

¿Quiénes buscan el gobierno de Durango?

Otro de los estados que irá a las urnas en 2016 será Durango. 

Ahí, PRI y PAN se disputarán el gobierno. La izquierda, cuya fuerza es mínima si no es que nula en la entidad, mirará desde afuera.

¿Quiénes son los precandidatos para suceder al priísta Jorge Herrera Caldera?

Infografía: Durango
Infografía: Durango

Esteban Villegas Villarreal

Foto: internet
Foto: internet

Uno de los priístas que buscan la gubernatura de Durango es Esteban Villegas Villarreal, alcalde en funciones de la capital del estado.

Médico Cirujano de formación, Esteban Villegas Villarreal ha ostentado varios cargos en la política estatal. Al interior del PRI, fue miembro y consejero del Frente Juvenil Revolucionario, Secretario de Gestión Social, Secretario General de la CNOP y, finalmente, Presidente Estatal del partido. En 2007 fue electo diputado local, curul que nunca tomó, pues en ese mismo año fue llamado a dirigir al tricolor duranguense. Más tarde, en 2012, se unió al gabinete del gobernador Herrera como Secretario de Salud y desde ahí –y con el apoyo del ejecutivo local– saltó a la alcaldía de Durango capital.

Ahora, con las elecciones en puerta, el alcalde capitalino suena como el delfín del gobernador, en lo que se antoja un proyecto continuista del que el propio Villarreal ha hablado. “La continuidad de los últimos años es fundamental para concretar lo que se ha venido construyendo en beneficio de las familias duranguenses”, dijo en junio pasado. Por otra parte, a Villarreal suele vérsele con regularidad en la corte que acompaña al gobernador en sus giras.

Finalmente, el alcalde Villarreal es conocido en el estado por sus excesos y frivolidades. Los diarios locales hablan del dispendio en publicidad que se ha dado durante su administración. Y, por si esto fuera poco y por si no bastara el photoshop, apenas en febrero Villarreal apareció estrenando nariz, producto de una rinoplastia que, según dicen, busca impulsar su imagen con miras a 2016.

Leticia Herrera Ale

Foto: internet
Foto: internet

Hija del empresario Carlos Herrera Araluce, la senadora Leticia Herrera Ale representará al priísmo de la Comarca Lagunera. Originaria del municipio de Gómez Palacio –donde ya fue alcaldesa–, Herrera es una de las cartas fuertes para suceder a Jorge Herrera Caldera.

Pasada la elección de 2015, la legisladora hizo público lo que era un secreto a voces: que va tras la gubernatura. “Sí aspiro, pero pido piso parejo para todo el que esté interesado en esta candidatura”, dijo a medios el 11 de junio, en lo que puede leerse como un mensaje claro al gobernador y a su delfín, Esteban Villarreal.

En la misma entrevista, la senadora presumió ser una candidata de victorias. Y es que, hasta ahora, la suerte la ha favorecido. Ganó la senaduría en 2012 y antes la alcaldía de Gómez Palacio, una curul en San Lázaro y una diputación local. Un saldo envidiable, sin duda.

¿Qué tan factible es una candidatura de Leticia Herrera?

El columnista Víctor Montenegro, del Sol de Durango, escribe que amplios sectores de la Comarca –donde se encuentra el mayor número de electores en Durango– han respaldado las aspiraciones de la legisladora e, incluso, le sugieren no descartar una candidatura independiente. Sin embargo, hay que recordar que Durango es uno de los estados que endureció la legislación contra independientes; por lo que, bajo las leyes recién aprobadas, Herrera no podría obtener su registro. ¿Por qué?

Porque la Ley de Instituciones y Procedimientos Electorales del Estado establece que los ciudadanos que “no hayan sido candidatos de ningún partido político ni hayan ocupado cargos de elección popular como propietarios, suplentes, provisionales, interinos o sustitutos durante los tres años anteriores a la postulación”, según El Sol de Durango.

José Rosas Aispuro

Foto: internet
Foto: internet

El 4 de agosto de 2015, Ricardo Anaya declaró que en 2016 Durango conocería la alternancia y que el nuevo gobierno sería encabezado por el PAN.

Anaya, que en ese momento promovía su candidatura a la presidencia de los azules, estuvo acompañado por el senador José Rosas Aispuro. ¿Coincidencia?

Todo indica que no. Y es que Rosas Aispuro es uno de los aspirantes azules –y quizá el único– a gobernar Durango. “Estoy listo”, declaró el senador –expriísta– el 12 de junio.

Además del respaldo de su partido, es probable que la candidatura de José Rosas Aispuro también sea impulsada por los amarillos, que ya hablan de buscar alianzas en varios estados, Durango incluido.

En 2010, José Rosas Aispuro renunció al PRI, partido con el que fue alcalde de Durango capital, y diputado local y federal. ¿La razón del divorcio? Que el Revolucionario Institucional no le entregó la candidatura al gobierno de Durango. Donde sí la encontró fue en el PAN que, en alianza con las izquierdas, lo postuló oficialmente en febrero del mismo año.

Sobra decir que Rosas Aispuro fue derrotado por el priísta Jorge Herrera Caldera, que obtuvo 46.9 por ciento de la votación, contra 44.4 por ciento de aquél.

Más tarde, en 2012, el derrotado Rosas Aispuro llegó a la Cámara Alta, pero, de nueva cuenta, la victoria real fue del PRI. Pues si el duranguense tiene un escaño, no se lo debe a la preferencia de los electores, sino a la figura de la “primera minoría”; es decir, que llegó de panzazo.

Ricardo Pacheco Rodríguez

Foto: internet.
Foto: internet.

El 10 de junio de 2015, el todavía diputado federal Ricardo Pacheco cerró la terna de priístas que buscan la candidatura al gobierno de Durango.

Al tiempo que hizo públicas sus aspiraciones, con muy buen tino, Pacheco dio su apoyo a Manlio Fabio Beltrones para que éste llegara a la dirigencia nacional del PRI. Según el diario Victoria, Pacheco sería uno de los hombres de confianza del nuevo presidente del PRI y esa cercanía le resultaría benéfica al momento de palomear candidaturas.

Además de diputado federal y senador, Ricardo Pacheco fue secretario de gobierno en la administración de Ismael Hernández Deras. Asimismo, ocupó la secretaría general del PRI duranguense. Es originario del municipio de Guadalupe Victoria.

Volver al pasado

Por Luis Rubio

Decía Borges que “todo está determinado, pero debemos tener la ilusión de que existe el libre albedrío y que lo que suceda en la historia es consecuencia de lo que sucedió antes”. La ilusión de recrear un pasado idílico es tentadora porque permite desafiar la noción, brillantemente derruida en las coplas de Manrique, de que el pasado fue mejor.

En materia de seguridad y de drogas, los últimos años no han sido buenos para el país, ahora bajo la lupa de organismos internacionales de derechos humanos. Miles de muertos, extorsionados, secuestrados y un gran encono social son apenas las manifestaciones más obvias de un periodo que nadie quisiera repetir. Algunas administraciones desdeñaron el problema, otros lo asumieron como desafío personal. Aunque las causas distantes son bastante claras (un enorme mercado, grandes utilidades, gran capacidad de corrupción), no existe similar unidad de diagnóstico sobre el deterioro de la seguridad o sobre las posibles soluciones. Ni siquiera hay un reconocimiento de que éste ya no es el país de Pedro Infante o, más al punto, que el país no cuenta con policías modernas, capaces de enfrentar la problemática inherente al siglo XXI.

Lo patente hoy son extremos tanto de visión como de acción. Felipe Calderón dedicó su administración a combatir el crimen organizado. Su predecesor básicamente pretendió que no existía un problema y su sucesor considera que fortaleciendo la imagen de la presidencia el problema desaparece. Ahora viene otra corriente: la que dice que el problema no es nuestro sino de quienes consumen las drogas.

Legalizamos las drogas, permitimos que estas transiten hacia su destino final (EUA) y dedicamos el presupuesto hoy destinado a la seguridad a promover causas sociales y el crecimiento de la economía. O sea, redefinimos la realidad, ajustándola a nuestras preferencias. El supuesto implícito de esta perspectiva es que si el gobierno deja de confrontar a los narcos, estos se van a abocar a su negocio -el transporte de drogas- volviendo a la paz y tranquilidad de antaño: la vida se torna feliz.

El problema de esta romántica visión es que no tiene sustento alguno en la realidad. Hay dos razones para pensarlo así. Primero la razón por la que en el pasado las drogas fluían hacia el norte sin mayor impacto negativo ya no existe en la actualidad. En esa era los narcos eran colombianos y su único interés era mover su mercancía hacia el mercado final. No teniendo arraigo local, utilizaban los medios y geografía que más conveniente fuera a su negocio: igual el Caribe que México o Canadá. Contrataban a algunos mexicanos (presumiblemente muchos de los que luego se hicieron cargo del negocio), pero México no era más que un punto de paso en sus líneas de suministro. El dinero del narco corrompía a diversas autoridades pero eso no era algo excepcional en un sistema político cuyo instrumento para forjar lealtades era precisamente el dinero.

Mucho más importante en el esquema de antaño era la enorme fortaleza del sistema político centralizado y autoritario, jerárquico y vertical cuyo peso era suficiente para mantener a los narcos a raya. El gobierno federal toleraba (¿promovía?) a los narcos por dos razones: porque no se entrometían ni afectaban la política interna; y porque el narco aportaba una fuente adicional de ganancias para la familia revolucionaria. Parecía un matrimonio cuajado en el cielo: todos ganaban y nadie percibía costo alguno.

Ninguna de esas premisas idílicas sigue siendo válida hoy. Para comenzar, el narcotráfico es hoy controlado por mafias mexicanas que tienen arraigo territorial e intereses locales de diversa índole. En eso difícilmente podrían ser más distintos a sus predecesores colombianos. Al mismo tiempo, el contexto en que operan es radicalmente diferente al del pasado: antes era el gobierno quien establecía las reglas y mandaba porque tenía esa capacidad y fortaleza. Hoy tenemos un sistema de gobierno enclenque que difícilmente se mantiene a flote.

¿Qué cambió? Por una parte, el simple crecimiento y diversificación del país acabó por hacer inoperante al viejo sistema político. La capacidad de control e imposición se deterioró a partir de los sesenta y no se construyó un nuevo sistema. El proceso se aceleró con la apertura de la economía y la descentralización del poder que resultó de la alternancia: los instrumentos del inicio del siglo XX resultaron inoperantes ochenta años después. El punto es que el gobierno federal dejó de tener capacidad para controlarlo todo en tanto que los gobiernos locales y estatales nunca desarrollaron capacidades para hacerlo. Ese gran vacío coincidió con cambios en el mundo del crimen organizado, creando el espacio de criminalidad que hoy vivimos.

La única solución verdadera radica en reformar nuestro sistema de gobierno a fin de que se desarrollen capacidades policiacas y judiciales de abajo hacia arriba. Es decir, nuestro problema no es de drogas o criminalidad sino de falta de gobierno. Mientras no aceptemos eso y actuemos en consecuencia, el deterioro seguirá inalterado.

El viejo sistema no tiene posibilidad alguna de resolver el problema actual. La realidad de hoy exige un gobierno dedicado a sus funciones medulares: seguridad para los ciudadanos, servicios para el desarrollo económico y claridad de objetivos. Tal vez éste sea un camino aburrido pero es el único que permitiría construir los cimientos de un país moderno. Todo el resto, hubiera dicho Borges, es mera ilusión.

@lrubiof

Tomado de Reforma

Los cinco finalistas para la UNAM

Arrancó la pelea por la rectoría de la UNAM. La Junta de Gobierno inició el proceso de selección del nuevo rector, de una lista de 16 aspirantes que son evaluados.

¿Qué está en juego en la UNAM? ¿Qué se disputa con el cambio de rector? ¿Pueden los partidos, los gobiernos o poderes fácticos meter la mano?

El tamaño de la UNAM

El poder de la UNAM está en función de lo que es y lo que produce. En

2015, 188 mil aspirantes presentaron examen de ingreso a licenciatura. De ellos, solo 18 mil 300 fueron aceptados; solo ingresaron el 10.26%.

En 2014 la UNAM atendió a 28 mil alumnos de posgrado; en ese año se graduaron 8 mil especialistas, maestros y doctores. Existen 41 programas de posgrado, con 92 planteles de maestría y doctorado, además de l36 programas de especialización con 227 orientaciones. Existen 33 institutos de investigación, se tienen registrados 4 mil 202 académicos en el sistema nacional de investigadores. Sólo en 2014 se tienen registrados 201 mil 206 alumnos de licenciatura en todas las carreras. En ese 2014, se titularon de licenciatura 21 mil 734 alumnos.

En el ciclo escolar 2014-2015 se inscribieron 392 mil 542 alumnos en todo el sistema; 92 mil 220 de nuevo ingreso –también en todos los niveles–, y existen 169 mil becarios, 38 mil 793 académicos y 11 mil profesores de tiempo completo. Se imparten 115 carreras en 15 facultades, existen cinco unidades multidisciplinarias, cuatro escuelas nacionales; 112 mil 576 alumnos de bachillerato, nueve planteles de Escuela Nacional Preparatoria, cinco de CCH y en 2014 egresaron de bachillerato 27 mil 280 alumnos.

La UNAM tiene un presupuesto anual de 37 mil 755 millones de pesos, un área construida de 2 millones 813 mil 399 metros cuadrados, con 2 mil 166 edificios, 4 mil 526 aulas, 3 mil 960 cubículos, 2 mil 801 laboratorios, 26 museos, 18 recintos históricos, 134 bibliotecas con un acervo de un millón 547 mil 930 títulos y 6 millones 797 mil volúmenes;

Los 16 precandidatos.

En días pasados, la Junta de Gobierno –órgano encargado de evaluar a los candidatos, consultar a la comunidad y seleccionar al nuevo rector–, dio a conocer que evaluaría a 16 universitarios que están en el ánimo de la comunidad. Los convocó el 24 de septiembre para entregar la documentación exigida. El proceso es de tal escrúpulo, que salvo los universitarios, pocos pueden mater mano.

Los convocados son los siguientes.

Sergio Alcocer Martínez de Castro, Carlos Arámburo de la Hoz, Francisco Gonzalo Bolívar Zapata, María Leoba Castañeda Rivas, Fernando Rafael Castañeda Sabido, Alejandro Díaz de León Martínez, Javier de la Fuente Hernández, Enrique Luis Graue Wiechers, Héctor Hiram Hernández Bringas, Juan Pedro Laclette San Román, Leonardo Lomelí Vanegas, Luis Fernando Magaña Solís, Leopoldo Henri Paasch Martínez, Suemi Rodríguez Romo, Rosaura Ruiz Gutiérrez y Gloria Villegas Moreno.

Sin duda que todos los convocados son reputados universitarios; sin duda que todos tienen todo para llegar a la rectoría. Pero tampoco hay duda que la UNAM es no solo el más importante centro de enseñanza superior –del país–, sino uno de los centros de poder más influyente y uno de los espacios privilegiados para el ejercicio de la política.

La vida universitaria es, sobre todo, políticas. Se hace política durante la impartición de la educación universitaria y del conocimiento; se hace política desde la cátedra, en la administración y el gobierno de la UNAM; se hace política en la investigación y hasta en el influyente equipo de fútbol, Los Pumas.

Los cinco finalistas

Por eso, a nadie debe sorprender que durante la evaluación de los 16 candidatos a la rectoría, la Junta de Gobierno juegue el papel de cónclave en donde se ponderan no sólo las capacidades científicas de los examinados, sino sus habilidades para la administración de una de las más grandes y complejas instituciones del Estado y, sobre todo, el papel que jugará el nuevo rector en los acontecimientos políticos por venir; acontecimientos como la elección presidencial de 2018.

A partir de esas variables hoy se sabe que existen cinco finalistas.

La disputa más cerrada se produce entre Francisco Bolívar Zapata –quien para muchos universitarios debe ser el nuevo rector–, y Sergio Alcocer Martínez, un fuerte candidato que tiene el respaldo de buena parte de la clase política identificada con las distintas fuerzas políticas. En los dos casos, sin embargo, se trata de universitarios institucionales, capaces de mantener vigente la autonomía universitaria, a pesar de la tormenta que se avecina en 2018.

Pero si bien los dos punteros son una garantía para la conducción equilibrada de la UNAM, también es cierto que representan proyectos distintos. Por razones de edad, la de Bolívar Zapata podría ser una rectoría sin reelección, lo que supone un puente para el cambio generacional. En cambio, la de Alcocer, sería una rectoría de continuidad.

Por eso existe el riesgo de al interior de la Junta de Gobierno se polaricen las posturas entre Bolívar y Alcocer. En ese caso, el tercero en discordia estaría entre los que siguen en orden, entre los finalistas.

La tercería la disputan Enrique Luis Graue Wiechers, director de la facultad de Medicina y Leonardo Lomelí Venegas, director por segundo periodo de la facultad de Economía.

Y como no existe contienda electoral sin caballo negro, no son pocos los que ven a Javier de la Fuente Hernández como “el tapado”. Ha sido Secretario General, Secretario Académico, director de la facultad de Odontología y es director de la Escuela Nacional de Estudios Superiores Unidad León; una de las más prestigiadas en su ramo.

Pero llama la atención que a pesar de una intensa campaña mediática –y en centros de poder real de la UNAM–, entre los finalistas no aparece Rosaura Ruiz, directora de la facultad de Ciencias. Su nombre cobró notoriedad, sobre todo, luego que en El Colegio de México se designó a una mujer al frente. Y sin duda que en la UNAM existen mujeres con capacidad, talento y talante para ocupar la rectoría.

Sin embargo, el activismo de Rosaura Ruiz, vinculado al tufo electorero para 2018, prácticamente la habría dejado fuera.

Por lo pronto, son muchos los que ven al aún rector, José Narro, en el gabinete de Enrique Peña Nieto. Al tiempo.

En el camino. 

En la comparecencia de los secretarios del gabinete de Miguel Mancera, diputados de Morena a la ALDF, enseñan el cobre. Insultan, ofenden, se ausentan y, al final, no proponen nada. Golpeadores con dinero público. ¿Hasta cuando la farsa de Morena?

Tomado de El Universal

Tres tiroteos en una semana, ¿a quién le importan?

Como todo el mundo sabe, entre Hillary Clinton, Jeb Bush y Donald Trump podría estar el próximo presidente de Estados Unidos. En este sentido, los tres políticos han recorrido su país y han prometido de todo. Sin embargo, como en toda elección, los aspirantes parecen más preocupados por asegurar su candidatura que por presentar soluciones viables a las problemáticas que asfixian a los estadounidenses.

Acaso por eso, destaca la poca atención que los precandidatos a la Casa Blanca han dado a un tema de suma relevancia: las balaceras descontroladas en las universidades de aquel país.

Apenas esta mañana, en la Universidad de Arizona, una persona perdió la vida y otras tres resultaron heridas. ¿El motivo? La tercera balacera al interior de un centro de estudios en sólo una semana.

Horas antes del incidente en Arizona, en la Universidad de Texas del Sur –en Houston– se registró otro tiroteo. En esta ocasión, el saldo fue de un muerto y un herido. El de hoy fue el tercer incidente de esta naturaleza en las instalaciones de esta escuela.

Y hace siete días, en la ciudad de Oregón, una balacera dejó 10 fallecidos y 7 heridos. En esta ocasión, el incidente ocurrió en el Centro Universitario de Umpqua.

De acuerdo con información del portal Mass Shooting Tracker, en 278 días se han registrado 297 tiroteos masivos –con más de cuatro personas heridas–; y se sabe que en lo que va del año, 379 personas han muerto por estas causas, mientras que los heridos son mil 94.

Frente a este escenario, la pregunta es obvia, ¿cuál será la respuesta de quienes aspiran a la presidencia de Estados Unidos? ¿cómo harán los demócratas y republicanos para contener esta situación? ¿cuáles son las prioridades de los políticos estadounidenses?

La nobel contra Putin

Vladímir Putin, o “El Señor de las Guerras”, fue presidente de Rusia en dos ocasiones consecutivas: en 2000 y 2004. Vladímir Putin fue reelecto en 2012. Vladímir Putin ha sido blanco de la crítica extranjera por supuestas acciones que atentan contra los derechos humanos y la libertad de religión. Además, el gobierno de Vladímir Putin se caracteriza por la gran cantidad de periodistas muertos. Y ahora, Vladímir Putin es cuestionado por una Premio Nóbel.

La ganadora bielorrusa del Premio Nobel de Literatura 2015, Svetlana Alexiévich, declaró que aunque respeta el mundo ruso de la literatura y la ciencia, no respeta el mundo ruso de Stalin y Putin. Para Alexiévich, “El sueño de Rusia es que el país sea un gran imperio e inspire miedo. Vladimir Putin ha asumido la defensa de estos valores tradicionales”. En este contexto, la premio Nobel agregó que: “Putin no es un político. Putin es un oficial de la KGB. Lo que hace son provocaciones que se organizan por lo general desde la KGB”.

En esta lógica, dicen los que saben, que no es coincidencia que el Premio Nobel de Literatura fuera para Svetlana Alexiévich. O si lo prefiere, que el comité evaluador de esta presea no es ajeno a la situación política de Rusia y a la intervención militar de Putin en Siria.

Por eso, quienes preguntan por qué ganó la bielorrusa y no otros autores –como el japonés Haruli Murakami– deben saber que es indispensable que las demandas de la sociedad se atiendan por aquellos con acceso al poder –como la Academia Sueca–, porque en situaciones críticas –como la rusa– no es posible dejar de lado lo trascendental y pasar a lo superficial. Como habría ocurrido si el premio quedaba en manos del escritor japonés.

A todas luces, la premiación de la periodista Alexiévich es una llamada de atención para Rusia y Ucrania. Dos países donde predominan la censura y la represión a la prensa. A través del Nobel, Alexiévich logró amplificar sus denuncias e inconformidades. Alexiévich supo llevar los reflectores del mundo a una Rusia en problemas.

La pregunta es, ¿la comunidad internacional escuchará el llamado? Y quizá más importante, ¿responderá a él?

Suprema Corte, quienes cuestionan al presidente, hacen lo mismo que critican

En los próximos días, el presidente Enrique Peña Nieto enviará al Senado las dos ternas de aspirantes a ocupar un asiento en el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Como seguramente sabe, el Senado de la República deberá evaluar, discutir y eventualmente aprobar a las dos personas que se incorporarán al máximo órgano del Poder Judicial mexicano.

En este contexto, un grupo de activistas sociales –los mismos de siempre–, ya circulan la especie de que el presidente favorecerá a sus cuates, de que el presidente pagará cuotas con los asientos en la Corte y de que el presidente no favorecerá la equidad de género.

Sin duda, los “abajofirmantes” podrían tener razón. Es probable que el presidente Peña –fiel a su costumbre–, intente acomodar a sus cercanos. Es probable que Peña siga pagando cuotas y es probable que el mandatario intente meter la mano en la Corte.

Sin embargo, es importante señalar dos aspectos:

El primero, que buena parte de quienes ahora se dicen preocupados por la designación de los dos nuevos ministros son los que antes se dijeron preocupados por el supuesto alcoholismo de Felipe Calderón; por la patraña de los 100 mil muertos del presidente; por la versión traposa de que Peña Nieto no sabe leer; por la cantaleta de que en Iguala “fue el Estado” quien desapareció a 43 normalista y un largo etcétera.

Es decir, que se trata de los mismos de siempre, haciendo lo que mejor saben hacer: ruido.

Pero hay más. En entrevista para La Otra Opinión, el reconocido constitucionalista Raúl Carrancá y Rivas explicó que el error de estos alborotadores es de otra naturaleza.

Más allá de los eficaz o inútil de sus movilizaciones en redes sociales, lo que estas personas deberían hacer –según el experto–, es promover una reforma constitucional para evitar que el Poder Ejecutivo meta la mano en el Poder Judicial.

De lo contrario, equivocarían el camino.

Para Raúl Carrancá, el camino adecuado sería eliminar al presidente de la ecuación y diseñar un órgano colegiado con la capacidad de sugerir al Senado quiénes deberían ocupar un asiento en la Corte y, eventualmente, el Senado avalaría o desecharía la propuesta.

En este contexto, concluyó el experto, se eliminarían los vicios de origen en el proceso de selección de los ministros de la Corte.

De lo contrario, si algunos insisten en acorralar al presidente y en construir escenarios para apoyar a sus cercanos, entonces, en los hechos, harían exactamente lo mismo que cuestionan.

¿Cómo se elige un rector de la UNAM?

Ya no es novedad que la gestión del Rector José Narro está por terminar.

Tampoco es noticia que, antes del 17 de noviembre, un colegio de notables elegirá al próximo rector de la UNAM.

Y no es noticioso que, en este momento, 16 personas intentan llegar al peldaño más alto en la escalera de mando de la Máxima Casa de Estudios.

Pero, ¿cómo se elige a un rector?

En entrevista para La Otra Opinión, la maestra Lourdes Chehaibar Náder – Investigador Asociado del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación de la UNAM–, describió el proceso.

En primer lugar, la académica explicó que la persona que ocupe la rectoría a partir de la segunda quincena de noviembre deberá asumir importantes retos. Por ejemplo:

Enfrentar un mundo en cambio permanente y cambio vertiginoso.

La capacidad de desarrollar nuevas habilidades a los estudiantes universitarios.

Lograr que la Universidad responda a las exigencias del contexto actual.

Ahora bien, en lo que toca al proceso de selección, la Maestra Chehaibar enlistó:

Uno. El proceso de selección está en sintonía con la ley orgánica de 1845.

Dos. Los responsables de elegir al próximo rector son 15 personalidades destacadas en diferentes ámbitos del saber y de diferentes instituciones.

Tres. Este consejo de notables fue el resposnable de emitir la convocatoria el pasado 24 de septiembre.

Cuatro. A partir de que se publica la convocatoria, existe un largo proceso de deliberación y consulta abierto a todos los alumnos, trabajadores, profesores, directivos y egresados de la UNAM.

Cinco. Un total de cinco comisiones –con tres integrantes cada una–, se entrevista con todos los interesados en compartir sus opiniones y consideraciones a propósito de quién y cómo debería ser el próximo rector.

Seis. El proceso de entrevistas durará hasta el próximo 21 de octubre.

Siete. Paralelamente a las entrevistas existe una cuenta de correo electrónico a la que los interesados pueden enviar sus comentarios y sugerencias. Este proceso concluye el 31 de octubre.

Ocho. Para emitir las opiniones y valoraciones, los miembros de la comunidad universitaria tienen acceso a los currículums, semblanzas y programas de trabajo de los aspirantes.

Nueve. La junta de selección depura el listado original. Es decir, que de los 16, sólo unos cuantos pasarán a la ronda final. Y…

Diez. Los finalistas atraviesan un proceso de entrevistas exhaustivas, precisas y acuciosas por parte de la junta de gobierno que, antes, habrá escuchado a la comunidad.

Todo este proceso hará posible que antes del 17 de noviembre, la UNAM tenga un nuevo rector. Y ahora que se conoce el proceso de selección, la única duda es quién será.

Todos los números que debe conocer sobre la UNAM

Como sabe, el próximo mes, los 15 integrantes de la Junta de Gobierno de la UNAM elegirán al sucesor de José Narro en la rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Y como seguramente ya está enterado, existen al menos 16 interesados en el cargo

En La Otra Opinión platicaremos con algunos de los candidatos a la rectoría universitaria. Pero antes, no está de más preguntar, ¿qué está en juego en la UNAM? Van las cifras:

  • Un presupuesto anual de 37 mil 755 millones de pesos.
  • Un área construida de 2 millones 813 mil 399 metros cuadrados.
  • 2 mil 166 edificios.
  • 4 mil 526 aulas.
  • 3 mil 960 cubículos.
  • 2 mil 801 laboratorios.
  • 134 bibliotecas con un acervo de un millón 547 mil 930 títulos y 6 millones 797 mil 105 volúmenes
  • 342 mil 542  alumnos inscritos en el ciclo escolar 2014-2015.
  • 92 mil 220 alumnos de nuevo ingreso en todos los niveles durante el ciclo 2014-2015.
  • 169 mil becarios
  • 38 mil 793  académicos
  • 11 mil 984 profesores de tiempo completo.
  • Tan solo en 2015, más de 188 mil 773 aspirantes presentaron el examen de ingreso a licenciatura.
  • Sólo 18 mil 383 de los aspirantes fueron seleccionados. Es decir, 10.26 por ciento obtuvo lugar.
  • 28 mil 18 alumnos de posgrado en 2014.
  • 8 mil 676 especialistas, maestros y doctores graduados en 2014.
  • 41  programas de posgrado con 92 planes de estudio de maestría y doctorado.
  • 36  programas de especialización con 227 orientaciones.
  • 33 institutos de investigación, 14 centros y 11 programas universitarios.
  • 4 mil 202 académicos en el Sistema Nacional de Investigadores.
  • 201 mil 206 alumnos de licenciatura en 2014.
  • 21 mil 734 titulados de licenciatura en 2014.
  • 115  carreras.
  • 15 facultades.
  • Cinco unidades multidisciplinarias.
  • Cuatro escuelas nacionales.
  • 112 mil 576 alumnos de bachillerato.
  • Nueve planteles de la Escuela Nacional Preparatoria.
  • Cinco planteles del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH).
  • 27mil 280 egresados de bachillerato en 2014
  • 26 museos.
  • 18 recintos históricos.
  • Más de 400 mil grabaciones de cintas y discos musicales o sonoros, títulos fílmicos, piezas de arte y materiales videográficos en los acervos especializados