Los cinco finalistas para la UNAM

Arrancó la pelea por la rectoría de la UNAM. La Junta de Gobierno inició el proceso de selección del nuevo rector, de una lista de 16 aspirantes que son evaluados.

¿Qué está en juego en la UNAM? ¿Qué se disputa con el cambio de rector? ¿Pueden los partidos, los gobiernos o poderes fácticos meter la mano?

El tamaño de la UNAM

El poder de la UNAM está en función de lo que es y lo que produce. En

2015, 188 mil aspirantes presentaron examen de ingreso a licenciatura. De ellos, solo 18 mil 300 fueron aceptados; solo ingresaron el 10.26%.

En 2014 la UNAM atendió a 28 mil alumnos de posgrado; en ese año se graduaron 8 mil especialistas, maestros y doctores. Existen 41 programas de posgrado, con 92 planteles de maestría y doctorado, además de l36 programas de especialización con 227 orientaciones. Existen 33 institutos de investigación, se tienen registrados 4 mil 202 académicos en el sistema nacional de investigadores. Sólo en 2014 se tienen registrados 201 mil 206 alumnos de licenciatura en todas las carreras. En ese 2014, se titularon de licenciatura 21 mil 734 alumnos.

En el ciclo escolar 2014-2015 se inscribieron 392 mil 542 alumnos en todo el sistema; 92 mil 220 de nuevo ingreso –también en todos los niveles–, y existen 169 mil becarios, 38 mil 793 académicos y 11 mil profesores de tiempo completo. Se imparten 115 carreras en 15 facultades, existen cinco unidades multidisciplinarias, cuatro escuelas nacionales; 112 mil 576 alumnos de bachillerato, nueve planteles de Escuela Nacional Preparatoria, cinco de CCH y en 2014 egresaron de bachillerato 27 mil 280 alumnos.

La UNAM tiene un presupuesto anual de 37 mil 755 millones de pesos, un área construida de 2 millones 813 mil 399 metros cuadrados, con 2 mil 166 edificios, 4 mil 526 aulas, 3 mil 960 cubículos, 2 mil 801 laboratorios, 26 museos, 18 recintos históricos, 134 bibliotecas con un acervo de un millón 547 mil 930 títulos y 6 millones 797 mil volúmenes;

Los 16 precandidatos.

En días pasados, la Junta de Gobierno –órgano encargado de evaluar a los candidatos, consultar a la comunidad y seleccionar al nuevo rector–, dio a conocer que evaluaría a 16 universitarios que están en el ánimo de la comunidad. Los convocó el 24 de septiembre para entregar la documentación exigida. El proceso es de tal escrúpulo, que salvo los universitarios, pocos pueden mater mano.

Los convocados son los siguientes.

Sergio Alcocer Martínez de Castro, Carlos Arámburo de la Hoz, Francisco Gonzalo Bolívar Zapata, María Leoba Castañeda Rivas, Fernando Rafael Castañeda Sabido, Alejandro Díaz de León Martínez, Javier de la Fuente Hernández, Enrique Luis Graue Wiechers, Héctor Hiram Hernández Bringas, Juan Pedro Laclette San Román, Leonardo Lomelí Vanegas, Luis Fernando Magaña Solís, Leopoldo Henri Paasch Martínez, Suemi Rodríguez Romo, Rosaura Ruiz Gutiérrez y Gloria Villegas Moreno.

Sin duda que todos los convocados son reputados universitarios; sin duda que todos tienen todo para llegar a la rectoría. Pero tampoco hay duda que la UNAM es no solo el más importante centro de enseñanza superior –del país–, sino uno de los centros de poder más influyente y uno de los espacios privilegiados para el ejercicio de la política.

La vida universitaria es, sobre todo, políticas. Se hace política durante la impartición de la educación universitaria y del conocimiento; se hace política desde la cátedra, en la administración y el gobierno de la UNAM; se hace política en la investigación y hasta en el influyente equipo de fútbol, Los Pumas.

Los cinco finalistas

Por eso, a nadie debe sorprender que durante la evaluación de los 16 candidatos a la rectoría, la Junta de Gobierno juegue el papel de cónclave en donde se ponderan no sólo las capacidades científicas de los examinados, sino sus habilidades para la administración de una de las más grandes y complejas instituciones del Estado y, sobre todo, el papel que jugará el nuevo rector en los acontecimientos políticos por venir; acontecimientos como la elección presidencial de 2018.

A partir de esas variables hoy se sabe que existen cinco finalistas.

La disputa más cerrada se produce entre Francisco Bolívar Zapata –quien para muchos universitarios debe ser el nuevo rector–, y Sergio Alcocer Martínez, un fuerte candidato que tiene el respaldo de buena parte de la clase política identificada con las distintas fuerzas políticas. En los dos casos, sin embargo, se trata de universitarios institucionales, capaces de mantener vigente la autonomía universitaria, a pesar de la tormenta que se avecina en 2018.

Pero si bien los dos punteros son una garantía para la conducción equilibrada de la UNAM, también es cierto que representan proyectos distintos. Por razones de edad, la de Bolívar Zapata podría ser una rectoría sin reelección, lo que supone un puente para el cambio generacional. En cambio, la de Alcocer, sería una rectoría de continuidad.

Por eso existe el riesgo de al interior de la Junta de Gobierno se polaricen las posturas entre Bolívar y Alcocer. En ese caso, el tercero en discordia estaría entre los que siguen en orden, entre los finalistas.

La tercería la disputan Enrique Luis Graue Wiechers, director de la facultad de Medicina y Leonardo Lomelí Venegas, director por segundo periodo de la facultad de Economía.

Y como no existe contienda electoral sin caballo negro, no son pocos los que ven a Javier de la Fuente Hernández como “el tapado”. Ha sido Secretario General, Secretario Académico, director de la facultad de Odontología y es director de la Escuela Nacional de Estudios Superiores Unidad León; una de las más prestigiadas en su ramo.

Pero llama la atención que a pesar de una intensa campaña mediática –y en centros de poder real de la UNAM–, entre los finalistas no aparece Rosaura Ruiz, directora de la facultad de Ciencias. Su nombre cobró notoriedad, sobre todo, luego que en El Colegio de México se designó a una mujer al frente. Y sin duda que en la UNAM existen mujeres con capacidad, talento y talante para ocupar la rectoría.

Sin embargo, el activismo de Rosaura Ruiz, vinculado al tufo electorero para 2018, prácticamente la habría dejado fuera.

Por lo pronto, son muchos los que ven al aún rector, José Narro, en el gabinete de Enrique Peña Nieto. Al tiempo.

En el camino. 

En la comparecencia de los secretarios del gabinete de Miguel Mancera, diputados de Morena a la ALDF, enseñan el cobre. Insultan, ofenden, se ausentan y, al final, no proponen nada. Golpeadores con dinero público. ¿Hasta cuando la farsa de Morena?

Tomado de El Universal