Otra vez, la mezquindad tras la captura del Chapo

Con la recaptura del Chapo Guzmán también llegaron las versiones descocadas que hablan de engaños, cortinas de humo y distracciones.

Para un sector de la población parece imposible reconocer que el gobierno federal sea capaz de cometer un acierto.

Para algunos, la detención del Chapo tiene que ser una tomada de pelo o parte de una compleja conspiración que, eventualmente, lesionaría los intereses de los ciudadanos.

Con la recaptura de Joaquín, el Chapo, Guzmán también llegó la mezquindad de quienes sólo saben ver problemas, trampas y engaños en la cúpula gobernante.

Para unos, la reaprehensión del Chapo es una cortina de humo para distraer la atención de la caída en los precios del petróleo y la devaluación del peso.

Evidentemente, estos malquerientes poco o nada entienden de los procesos económicos.

Y es que basta una revisión de la prensa especializada para saber que tanto la pérdida de valor del peso como el desplome en los precios del petróleo resultan de procesos internacionales que poco o nada tienen que ver con las decisiones del gobierno mexicano.

De igual forma, quienes sugieren que el Chapo tendría acuerdos con el gobierno mexicano y que sus fugas y recapturas serían parte de una suerte de telenovela, viven anclados en una incredulidad permanente que no les permite creer en nada y en nadie. Por donde se vea, esta versión es descocada y absurda.

Sin embargo, también existen voces interesadas que se valen de rumores y versiones envenenadas para apuntalar proyectos políticos.

Nos referimos a los resentidos de siempre que exhiben su incapacidad para reconocer los triunfos y aciertos del gobierno federal.

Todo indica que atrás del descrédito y de los cuestionamientos a la recaptura del Chapo existe una intención política. Ya que con el debilitamiento de las instituciones del Estado se fortalecen proyectos antisistema como el que encabeza Andrés Manuel López Obrador.

De este modo, la desconfianza, el descrédito, la renuencia y la ignorancia de muchos, terminan por consolidar apuestas políticas que se alimentan del odio y del resentimiento.

Por eso, resulta cuestionable que algunos presten oídos, bocas y manos a versiones sin fundamento que, en los hechos, están diseñadas para destruir y lesionar.