Queda claro que no sólo al presidente Andrés Manuel López Obrador le pareció “muy raro” el robo de más de 40 mil medicamentos oncológicos –destinados a niños con cáncer- la madrugada del pasado domingo 4 de octubre en una bodega propiedad de la empresa Novag Infancia S.A. de C.V.
Esta versión del supuesto “robo” ha causado mucha polémica y por supuesto se pone en duda las versiones contadas por el mismo gobierno.
¿O después de tantas mentiras usted creería tan fácil esto?
Este miércoles aseguró el mandatario que ya tiene testigos, además que se usó un tráiler para la extracción de estos medicamentos, y del seguro no tiene ni la más remota idea.
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Lo que en este espacio sí se sabe, es que cabe la posibilidad, de que el supuesto “robo” de medicamentos contra el cáncer –urgente para miles de niños enfermos en México–, en realidad habría sido “un autorobo”.
Esto de acuerdo a revelaciones por parte de una fuente “anónima” de la Fiscalía de Justicia de la Ciudad de México, a Itinerario Político, quien señaló que, según las pruebas y las declaraciones del supuesto testigo, no sostienen la versión del robo y que, por el contrario, todo parece un montaje para ocultar algo.
Según el testigo, esto se hizo para ocultar la inexistencia de medicamentos y así justificar la indolencia oficial para atender a miles de niños enfermos, los cuales muchos mueren a diario ante el desdén presidencial.
Y es que todo está en duda que hasta farmacéuticas y especialistas no sólo les parece rarísimo el robo en cuestión, sino distintos aspectos que rodean el caso.
De acuerdo a la fuente, el robo se llevó a cabo la madrugada del 4 de octubre, pero fue hasta el día 9 cuando se informó de dicho robo. Cinco días y nadie sabía nada ni investigado nada.
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Lo más curioso, es que a pesar de que los medicamentos supuestamente robados cuestan millones de dólares, ningún ejecutivo de las empresas Novag y Kemex denunció el robo, ese domingo 4 de octubre. ¿Por qué? ¿Por qué no se denunció oficialmente?
Además, según también la fuete de la Fiscalía dice que los videos del supuesto robo, en realidad los presuntos ladrones tuvieron todo lo necesario para ingresar a los patios de la empresa, para identificar lo robado, para operar los montacargas y para salir sin ningún problema, en tiempo récord, de no más de 30 minutos.
Peor, dice la fuente, que en la Carpeta de Investigación no aparecen las facturas que acrediten la compra a la empresa argentina Kemex –por parte del gobierno mexicano–, de los medicamentos supuestamente robados.
Y todo esto además se suman preguntas como: ¿Por qué medicamentos tan sensibles fueron llevados a una bodega en Iztapalapa y no a un laboratorio de alta especialidad? ¿Por qué almacenarlos en un lugar tan inapropiado cuando este tipo de productos requieren control de temperatura, de luz, de humedad? ¿Por qué no contaban con mayor seguridad; incluso de la Guardia Nacional?… Y faltan.
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AIS
