Las traiciones de Javier Duarte y Roberto Borge

En el Itinerario Político del 1 de julio comentamos que una de las reglas doradas del presidente Enrique Peña Nieto es no perdonar traiciones ni tolerar impunidad durante la última parte de su gobierno.

Acaso por eso, después de que Roberto Borge y Javier Duarte –gobernadores de Quintana Roo y Veracruz, respectivamente– trataron de blindarse contra el nuevo Sistema Nacional Anticorrupción, el gobierno de Peña anunció acciones de inconstitucionalidad en ambas situaciones.

Y es que, previamente, los señores Duarte y Borge cometieron el mayor de los pecados: la traición.

Dicen los enterados que Borge y Duarte se han venido equivocando desde hace tiempo; en especial luego que sus delfines no fueron ungidos como candidatos para sucederlos en sus respectivos estados.

Acaso por eso, siempre según los enterados, Borge y Duarte habrían traicionado a su partido.

¿En qué consistieron estas puñaladas traperas?

El señor Roberto Borge –de Quintana Roo– habría dado la espalda a Mauricio Góngora Escalante –candidato del PRI al gobierno estatal, quien fue derrotado por el expriista y candidato de alianza Carlos Joaquín González–; todo porque de sus dos alfiles, “Chanito” Toledo y Raymundo King, fueron ignorados en la contienda por el gobierno de Quintana Roo.

En Veracruz, según se ha dicho, Javier Duarte pactó con Morena. De hecho, esta alianza estuvo muy cerca de entregar la entidad al partido de AMLO. Además, es sabido que Héctor Yunes –el candidato tricolor– no tenía el favor del gobernador. Es así que, según se ha dicho, Duarte le habría dado la espalda.

De este modo, el actuar de los gobernadores priistas habría costado al PRI las victorias en sus estados. O si lo prefiere, Borge y Duarte jugaron con doble cachucha.

En consecuencia, las acciones de gobierno de Borge y Duarte los tienen en camino al patíbulo; acaso por sus pillerías, acaso por sus traiciones.