LA PRESIDENTA Y LOS OBJETIVOS DE LA CUARTA TRANSFORMACIÓN

José Alberto Márquez Salazar

El Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) cambió de ruta en los últimos seis años al integrar a sus filas a las personas políticas que en otros partidos cumplieron su ciclo. Este pragmatismo es advertido por aquellos fundadores que ahora son desplazados y, seguramente, esto tendrá implicaciones electorales.

Agotados los partidos Acción Nacional y Revolucionario Institucional, cuyas dirigencias se mantienen solamente para un ejercicio de sobrevivencia, su futuro no se ve brillante y la baja en las preferencias electorales indica que, aunque mantengan su registro, su fuerza política será regional y focalizada. Esto obligará a muchos “liderazgos” territoriales a desplazarse para alcanzar una parte de la distribución del poder que tiene el MORENA.

LA PRESIDENTA Y ¿SU OPOFICCIÓN?: EDUARDO VERÁSTEGUI

En 1981, el Colegio de México publicó un clásico de la Ciencia Política: Los laberintos del poder, el reclutamiento de las élites políticas en México, 1900-1971 de Peter H. Smith. El análisis del especialista reveló la forma de cómo se  conformaron las élites políticas luego del procesos revolucionario de 1910. Algunas de las preguntas que responde el libro son: “¿Cuáles han sido los atributos sociales correlativos al éxito dentro de la élite misma?” y “¿En qué medida el medio social de origen determina la tendencia a ascender a los peldaños más altos de la escala política?”.

Estas dos preguntas bien podrían formularse para saber cómo se modifica la composición de los gobiernos del MORENA y los principales liderazgos que controlan el ingreso a los cargos públicos y la distribución de los recursos.

No es una verdad total que el MORENA sea muy diferente al Acción Nacional y Revolucionario Institucional, en cuanto a la forma de reclutamiento, y sus élites políticas no aparecieron ayer como para afirmar que en México vivimos un cambio de régimen.

COMBATE A LA CORRUPCIÓN, ¿EJE DE LA TRANSICIÓN DE MORENA?

Todo sistema político vive desplazamientos de unos grupos políticos por otros. En México, la mayoría de los liderazgos, tienen en el escenario político más de dos décadas: Ricardo Monreal, líder del MORENA en la Cámara de Diputados, tuvo su primer cargo público en 1988, por el Revolucionario Institucional. Es decir, tiene treinta y siete años en cargos públicos y se ha desplazado desde el centro político hacía la izquierda (sumemos a su familia).

Federico Döring Casar, del Acción Nacional, tuvo su primer cargo en el 2000, como diputado a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, y, la mayoría de su trayectoria, es en el legislativo, con cargos de representación proporcional. Tiene veinticinco años ocupando cargos.

Gerardo Fernández Noroña, ex del Partido del Trabajo, fue candidato a diputado federal, por primera vez, en 1988 y en 1995 acompañó a los deudores de la banca. Fue diputado, por primera vez, en 2009.

Manuel Velasco Coello, del Verde Ecologista de México, fue diputado, por primera vez, en su estado natal, Chiapas, en el año 2001. Es decir, tiene en el escenario político, veinticuatro años.

DONALD TRUMP, VLADIMIR I. LENIN Y MÉXICO

Alejandro Moreno Cárdenas, del Revolucionario Institucional, fue Senador por el estado de Campeche en 2006 y de ahí tuvo una carrera ascendente que lo llevó a gobernador y, hoy, presidente del Comité Ejecutivo Nacional de su partido. Diecinueve años en “la jugada política”.

Dolores Padierna fue representante en la Asamblea de Representantes en 1994 y después Delegada en Cuauhtémoc, senadora y varias veces diputada federal. Treinta y un años de “luchar por la patria”.

La presidenta de la República y los primeros cuadros de su gabinete tiene una función pública más corta y menor en el ejercicio de la política partidista (Luz Elena González, Omar García Harfuch). Muchos otros cuadros se van sumando al MORENA como décadas atrás sucedió con el Revolucionario Institucional.

Peter H. Smith descubrió, en su investigación, cómo tras el período revolucionario, la movilidad social de grupos antes excluidos los llevó a ocupar cargos y representaciones relevantes con el nacimiento del Partido Nacional Revolucionario y luego de la Revolución Mexicana. Luego, esos cuadros formaron élites que ocuparon los lugares y olvidaron a los “herederos”.

En los ochenta, la diferencia entre nacionalistas y “neoliberales” modificó las condiciones del Revolucionario Institucional. Así, perdió su base social.

CLAUDIA SHEINBAUM: ¿DISCURSO DE UNIDAD?

Este domingo, la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum convocó a sus afines a la Plaza de la Constitución. A su llegada, algunos líderes del MORENA parecieron no verla y omitieron su recibimiento. La opinión pública advirtió el suceso y lo ubicaron como una señal en contra de la Presidenta. No pocos advirtieron que los líderes estaban tomándose una selfie con el hijo del ex presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.

Días antes, Ricardo Monreal, aclaró un comentario que todos escucharon pero que el negó, donde se refirió a una supuesta negociación entre el Acción Nacional y algunos legisladores de MORENA para evitar que el hijo de López Obrador avance políticamente.

Nada es casualidad y en MORENA hay graves diferencias que se notan diariamente. La presidenta de la República no da señales de cómo va a resolver el débil liderazgo que aún tiene en MORENA. El gabinete no le ayuda políticamente.

La presidenta no ha esclarecido a qué convoca a las y los mexicanos frente a las ofensivas de Donald Trump y aún no define claramente cuáles son los nuevos objetivos de la Cuarta Transformación, del MORENA y de su gobierno. Responder las preguntas de Peter H. Smith, serviría.