“LA IMPORTANCIA DE LA DECENCIA”

Especial
“La justicia consiste en no hacer daño a los hombres; la decencia en no ofenderlos”,
Marco Tulio Cicerón
En los años cincuenta, el senador norteamericano Joseph McCarthy persiguió a quienes consideraba o sospechaba de comunistas. El Ejército de los Estados Unidos no escapó a sus señalamientos. Para defenderse de esas acusaciones, el ejercito contrató al abogado Joseph Nye Welch.
En la sesión del 9 de junio de 1954, McCarthy acusó a uno de los abogados de Welch de tener vínculos con una organización comunista; Joseph Nye Welch interrumpió al senador McCarthy diciendo: “Hasta este momento, senador, creo que nunca calculé su crueldad o su imprudencia
Cuando McCarthy intentó continuar con sus acusaciones, Welch lo interrumpió diciendo: “Deje en paz a este muchacho, senador. Ha hecho lo suficiente. ¿No tiene sentido de la decencia?
Estas palabras inmortalizarían a Welch y marcarían el principio del fin para el senador McCarthy. Más de seis décadas han pasado desde ese suceso y, por razones diferentes, alrededor del mundo, seguimos haciendo la misma pregunta que en su momento hizo Welch: ¿Será que ya no existe un sentido de la decencia?
El diccionario de de Real Academia define a la palabra decencia como la dignidad en los actos y en las palabras, conforme al estado o calidad de las personas. Esta pandemia ha traído, sin duda, diversos aprendizajes; también ha revelado, para bien o para mal, el material del que están hechos los políticos de todo el planeta.
Hemos visto a líderes conmovidos así como mentiras, contradicciones y falta de empatía en quienes deberían, por sus puestos, ser los primeros en tenerla. ¿Dónde está la decencia?
En medio de una pandemia, desempleo masivo y una protesta pacífica, el presidente nuevamente demuestra su incapacidad para el cargo. No tiene empatía, ni decencia. Sus palabras y acciones no hacen más que avivar más división e ira. Todos estaríamos mejor si él se quedara en su búnker”, así lo tuiteó hace unos días el demócrata Adam Schiff.
Muchos norteamericanos expresan en redes sociales su descontento ante la actitud poco empática de Trump. La otra cara de la moneda: el senador Mitt Romney, quien fuera candidato a la presidencia de los Estados Unidos en 2012, fue el primer senador republicano en marchar junto a los manifestantes que pedían justicia para George Floyd el 7 de junio.
Un acto de decencia, sin duda.  La calidad del senador Romney fue reconocida por Bernie Sanders hace unos meses cuando votó por condenar al presidente Trump por abuso del poder durante su juicio político.
Creo que Mitt Romney mostró mucho coraje y desearía que hubiera otros republicanos que compartieran el mismo sentido de la decencia”, dijo Sanders a CNN.
Afortunadamente, no todo está perdido para Estados Unidos o para el planeta. Se requiere una dosis de decencia y cada día más ciudadanos que se dan cuenta de su importancia, particularmente en el ámbito de la política.
Seguramente, la dignidad en los actos y en las palabras de los candidatos será un factor de peso en las elecciones venideras.
“Por mucho que necesitemos una economía próspera, también necesitamos una prosperidad de bondad y decencia”, Caroline Kennedy.
Buen domingo a todos.
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