NORTEADOS…

Nos volvemos incapaces de entender lo que es correcto y lo que no lo es

“Considero que el primer deber de la sociedad es la justicia”. – Alexander Hamilton

Condenar una violación a la ley. Pedir justicia para la víctimas. Proteger a menores. Aplaudir un gesto noble. Éstas y muchas otras acciones no deberían tenerasegunes”, pero en estos tiempos politizados en los que vivimos, temas en los que deberíamos tener objetividad y congruencia, están sujetos a filias y fobias políticas.

Nos volvemos incapaces de entender lo que es correcto y lo que no lo es. Todo se considera dependiendo de quién es fue el que lo hizo. Error. Para marcar un criterio, al momento de valorar algo es fundamental dejar a un lado nuestros sentimientos o creencias y centrarse en los hechos. Sólo en los hechos.

Las brújulas señalan invariablemente al norte y por ello nos ayudan a seguir un rumbo y llegar a donde queremos ir. Usamos el término “brújula moral”, en referencia a la capacidad de una persona para juzgar lo que está bien y esta mal y actuar en consecuencia. En México, utilizamos la palabra “norteados” para describir a una persona desorientada, que perdió la noción del rumbo. 

Esta semana nos ha dado grandes ejemplos de que andamos “norteados” o que nuestra “brújula moral” está descompuesta: el ataque al hijo de una de las candidatas a la presidencia, el ataque a la embajada de México en Ecuador o las propiedades multimillonarias de la candidata a la gubernatura de Veracruz.

Hay muchos temas en los que es válido cambiar de opinión, otros que admiten matices. Sin embargo, los valores o el cumplimiento de la ley no pueden sujetarse a términos relativos ni subjetivos. La ley se cumple o no se cumple. No es opcional. Su obligatoriedad es en beneficio de todos porque da certezas. Vivir bajo criterios subjetivos, es muy peligroso.

Volvamos a los temas semanales. De acuerdo con el Artículo 22 de la Convención de Viena establece la inviolabilidad de las sedes diplomáticas de la siguiente manera:

“Los locales de la misión son inviolables. Los agentes del Estado receptor no podrán penetrar en ellos sin consentimiento del jefe de la misión”. 

Esto protege a todas las embajadas de todos los países. Sea la de México, Irán, Cuba o Estados Unidos.

Desde el siglo XV, la justicia se representa con una mujer que lleva los ojos vendados, una balanza en una mano y una espada en la otra. Tiene los ojos vendados ya que debe juzgar al hecho, no a la persona. 

Es decir, que la justicia es igual para todos. La objetividad debe ser impuesta sin miedo, fanatismos ni favoritismos, independientemente de la identidad, el dinero o la falta del mismo. La justicia es objetiva, como deben ser nuestros criterios si pretendemos ser congruentes.

Buen ejemplo de lo anterior, lo puso el periodista Carlos Loret de Mola, al condenar enérgicamente la irrupción a la embajada de México. Tristemente, muchos otros, permitieron que su revanchismo al presidente, les impidiera ver que lo que hizo Ecuador es una acción condenable y grave, buscando justificaciones a lo injustificable. Muy norteados.

Claudia Sheinbaum, Beatriz Gutiérrez Muller y Xóchitl Gálvez dieron una muestra de civilidad,  tan necesaria en estos tiempos (–y que se agradece profundamente–) tras la difusión de un video del hijo de ésta última en estado de ebriedad y con actitud prepotente. Pero no debemos nortearnos, caray. No se puede condenar una acción para hacer lo mismo después.

La respuesta a la filtración del hijo de Xóchitl NO debería haber sido filtrar videos del hijo menor del presidente (que además, es menor de edad). Es una conducta equivocada y reprobable. Seamos congruentes y objetivos.

Un acto de corrupción de un político debe ser investigado, juzgado y, en su caso, castigado y debemos señalarlo así sea del partido que apoyamos o no. El enriquecimiento ilícito es un delito de acuerdo al articulo 224 del Código Penal.

Aquí, el presidente López Obrador anduvo muy norteado al defender a Rocío Nahle. La puede considerar muy honesta, pero se debe investigar si obtuvo estas propiedades forma lícita. Nadie por encima de la ley. Excusarla por su cercanía o porque pertenece a tal o cual partido, no terminará con el lastre de la corrupción y la impunidad que tanto han lastimado a México.

Buen domingo a todos y gracias por leerme.

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