IGUALA-AYOTZINAPA EN BUSCA DE LA SEGURIDAD PERDIDA

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Foto: La Otra Opinión

El Grupo Interdisciplinario de Expertos Internacionales para atender la desaparición de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa, en Iguala Guerrero, ha entregado su último informe, y se han retirado. Una salida sin gloria.

La demanda original y el compromiso presidencial de que iban a devolver a sus casas a los estudiantes normalistas no se ha cumplido. La denominada verdad histórica sigue prevaleciendo.

Se ha lucrado con la situación, por diversos actores y en distintas circunstancias, tanto del gobierno como de la sociedad.

Se han perfilado situaciones que se acercan a otras tristes tragedias, los 43, se han sumado a los más de 32 personas desaparecidas diariamente, de las que 10 son mujeres, que han constituido feminicidios que se asocian a los más de 160 mil homicidios dolosos y al sinnúmero de delitos que configuran el portafolio de actividades delictivas de los grupos criminales, en todo el territorio nacional.

La tragedia de Iguala-Ayotzinapa, colocó al estado de Guerrero y a México, ante los ojos del mundo, como un país y un gobierno que violan los derechos humanos de sus ciudadanos. Que la justicia no existe y que los procesos de investigación judicial no logran su cometido.

El gobierno actual quiso fabricar una narrativa distinta, que no logró conjuntar evidencias suficientes para modificar lo ya establecido; incluso ha liberado a quienes ya habían sido considerados responsables probados de los hechos, y ha buscado redirigirlo, fabricando la responsabilidad, más con un énfasis político que en busca de la verdad real y objetiva, ha encerrado a actores políticos del pasado sin que medie evidencia absoluta de responsabilidad, así la fiscalía y la oficina de derechos humanos, han actuado más como tribunal de alzada que con los recursos judiciales que una verdadera justicia demanda.

De tal manera que las víctimas, los 43, y sus familias y amistades cercanas se han vuelto botín lucrativo para quienes están metidos en sus propios intereses, y no en resolver la tragedia.

Así, la inseguridad se mantiene, los liberados han vuelto a hacer de las suyas en sus terruños, y los estudiantes desaparecidos no aparecen.

El clamor de “vivos se los llevaron, vivos los queremos” es la gran afrenta que demanda justicia y seguridad. El compromiso no cumplido de que los devolverían a sus casas no ha sido cumplido.

Así, la justicia y la seguridad, con motivo de Iguala Ayotzinapa siguen extraviadas.
Guerrero mantiene índices de violencia, como el involucramiento de autoridades locales con los grupos criminales; la gobernabilidad se complica cada día, la gobernanza está fuera del horizonte local.

Veremos las reacciones de los diferentes grupos en el caso Iguala Ayotzinapa, a casi 9 años de un hecho que cimbró la estructura social local, que marcó a varios gobiernos y que, incluso, al actual, se cataloga ya como una manipulación perversa de la tragedia.

Veremos pronto de qué están hechos quienes sufren la tragedia de los desaparecidos y quienes siguen llevando agua a su molino.