El periodismo en México, según López Obrador

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No fue un buen día para el presidente López Obrador. Se le vio descontrolado, irritado, extraviado frente a una pandemia que amenaza la consolidación de la 4T. Parece haber perdido ese instinto que lo llevó a Palacio Nacional.

Se aferra a sus programas clientelares y a cuestionadas megaobras que acaparan recursos que deberían ocuparse para combatir el tsunami económico derivado del COVID-19.

Ayer anunció un plan para enfrentar ese impacto. Se resume en dos palabras: más austeridad.

El plan descansa fundamentalmente en la reducción hasta de un 25 por ciento de los salarios de funcionarios federales. De subdirectores para arriba. Tampoco tendrán aguinaldo ni prestaciones este año.

Anunció la eliminación de diez subsecretarías y que se dejarán de rentar edificios, bodegas, vehículos y otros inmuebles. Con eso no alcanza.

Pero a Dos Bocas, el Tren Maya, el aeropuerto de Santa Lucía y a sus programas socioclientelares no les quita ni un centavo.

  • Las estadísticas no mienten. Antes del COVID-19, no había crecimiento económico. Nada desde que llegó López Obrador a Palacio. En su primer año de gobierno se contrajo el PIB 0.1 por ciento.

Después del COVID-19, los pronósticos son para salir corriendo: una caída entre el 5 y el 10 por ciento del PIB, según el FMI, el BID y otros organismos especializados. Las calificadoras más reconocidas ya degradaron la deuda de Pemex.

No engaña a nadie cuando culpa a los “conservadores” de los tropiezos en la economía, de la violencia creciente, del caos que se ha vivido en el sistema de salud.

Y lo que se nos viene. A principios de abril, la Secretaría del Trabajo contabilizó la pérdida de 346 mil empleos. La Canacintra prevé que la emergencia sanitaria dejará sin trabajo a más de un millón de personas.

¿Qué va a hacer toda esa gente?

  • Una parte de la mañanera la dedicó el Presidente a hostigar a medios y periodistas que lo han criticado.

Le tocó ayer al director de ExcélsiorPascal Beltrán del Río, sin olvidarse de Ciro Gómez Leyva, que ya es cliente junto con Carlos LoretRaymundo Riva PalacioPablo Hiriart y los llamados “medios convencionales”.

“No hay en México un periodismo profesional, independiente. No digo objetivo, porque eso es muy difícil. La objetividad es algo relativo, pero ético…”, afirmó el Presidente.

Hizo preguntas y aseveraciones sobre el periodismo que cito textual para que no digan después que manipulo:

“¿Ustedes creen que no aburre abrir un periódico, El Universal, por ejemplo, o el Reforma, y no encontrarán nada bueno del gobierno? Todo malo, todo malo, pero no sólo las notas, los articulistas supuestamente independientes, todos.

“Ya ni hablamos, lo mismo TV Azteca y lo mismo Televisa y ¿cómo se llama el director de Excélsior? Como el director de Milenio, no sé si todavía es director de MilenioMarín.

“Y lamentable el director de Excélsior, su concepción, su conservadurismo. A lo mejor desde que estaba en Proceso pensaba así…

Ciro Gómez Leyva venía de un periodismo profesional, nuevo, independiente. Y se fueron volviendo conservadores, se cansaron de ser como eran. Es que siempre hay tentaciones. Pero, ¿qué ha sido el periodismo en la historia de México?

“Es un periodismo muy cercano al poder, sobre todo al poder económico, y muy distante del pueblo. Es un periodismo de la élite, que no defiende al pueblo raso…”.

Por supuesto que difiero. Los lectores, oyentes o telespectadores no requieren de sus lecciones de periodismo para reconocer la calidad del trabajo y asociarla con un nombre.

Y no, no me aburro con la lectura de periódicos o con el noticiero de Ciro, que ha llevado hasta nuestras casas imágenes de lo que ocurre en los hospitales del país y que distan mucho del discurso oficial.

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El tono del primer mandatario preocupa, estigmatiza, divide. Cuando pone el dedo a sus críticos, los expone a agresiones de fanáticos que, afortunadamente, no han pasado de las redes sociales.

Ese tono de descalificación llevó a la organización Artículo 19, dedicada a promover el derecho a la libertad de expresión en el mundo, a hacerle un llamado para que se abstenga de generar estigmas en contra de la prensa.

“En México ha proliferado, en los últimos años, un periodismo serio e independiente que, en muchas ocasiones, no se apega a los discursos y prácticas del poder”, subraya la organización.

Eso es lo que molesta al Presidente. Que los periodistas y medios citados no se apeguen a sus discursos y prácticas.