El oscuro pasado del senador “Napo”; va por el fuero

El líder del sindicato de trabajadores mineros, Napoleón Gómez Urrutia, acudió la tarde de este lunes a tramitar la credencial que lo acredita como senador; este miércoles tomó protesta como legislador.

Tras 12 años en el autoexilio, Gómez Urrutia se dijo contento de regresar a su patria y aseguró que ayudará a cambiar la política económica para terminar con la pobreza, la desigualdad y la corrupción.

Napoleón Gómez Urrutia es uno más de los personajes “emblemáticos” y polémicos de Morena, su pasado oscuro no lo deja… ¿y cómo? si “Napo” mintió, robó y traicionó al pueblo.

En mayo pasado, la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje (JFCA), determinó que el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana y su líder, Napoleón Gómez Urrutia, deben devolver 54 millones de dólares que tienen en su poder.

El hoy senador por Morena debe restituir esta cantidad a favor de 7 mil 500 empleados agremiados al Sindicato Minero del fideicomiso número 10964526 (antes 9645) que se entregó al Sindicato el 3 de marzo de 2005.

¿Quién es en realidad Napoleón Gómez Urrutia?

A los 55 años, a comienzos de 2000, Gómez Urrutia había decidido permanecer al margen de los asuntos sindicales. Su padre, Napoleón Gómez Sada, era uno de los líderes obreros más influyentes y llevaba cuatro décadas al frente del Sindicato Minero Metalúrgico.

Ese mismo año, su padre decidió colocarlo al frente del sindicato. Gómez Urrutia, al menos de manera pública, no había buscado esa designación. No tenía un cargo en el sindicato y jamás trabajó en empresas mineras. El Sindicato Minero, simplemente, no le interesaba. Su padre, Gómez Sada, era un líder oficialista pero a diferencia de otros dirigentes charros, como se denominaba a los caciques del sindicalismo antidemocrático, propiciaba que en el Minero hubiera un relativo respeto a los estatutos internos. Esos estatutos indicaban que para ser dirigente se requería una antigüedad sindical de al menos 5 años.

Por lo que a Gómez Urrutia le inventaron una membresía sindical en la sección 120 en La Ciénega, Durango. Sin embargo esa sección fue registrada en septiembre de 1995, de tal suerte que el hijo del líder nacional no contaba con la antigüedad estatutaria.

Esa fue una de las causas para que en mayo de 2000, cuando Gómez Urrutia acababa de cumplir 56 años, la Secretaría del Trabajo le negase el registro como secretario general suplente.

Gómez Sada tenía 86 años y estaba enfermo. Algunos dirigentes del  Minero, que esperaban reemplazarlo, se inconformaron con la imposición de su hijo y fueron expulsados del sindicato. Entre ellos se encontraba Elías Morales, presidente del Consejo de Vigilancia. Cuando Gómez Sada murió el 11 de octubre de 2001, Gómez Urrutia quedó al frente del Minero Metalúrgico.

Ahí comenzó la historia. Además del cargo Gómez Sada heredó, como dirigente del sindicato, un fondo equivalente al 5 por ciento de las acciones de la mina de cobre Cananea que su padre había negociado en 1990, cuando esa empresa fue privatizada y vendida al Grupo México –de Germán Larrea–. Los propietarios de ese consorcio se habían negado a pagarle al sindicato el importe de las acciones. Gómez Urrutia demandó ese pago primero con demandas judiciales y luego, presionando con huelgas y paros en las minas del Grupo México.

En 2004 esos recursos tuvieron éxito y Gómez Urrutia consiguió que el consorcio colocara 55 millones de dólares en un  fideicomiso.

De esos 55 millones de dólares, Gómez Urrutia distribuyó 22 millones entre los trabajadores de Cananea. Los 33 millones de dólares restantes los repartió en cuentas privadas a su nombre y de parientes.

Las irregularidades en el destino de ese dinero fueron motivo para que Elías Morales, el  líder destituido para imponer a Gómez Urrutia, presentara una demanda por delitos patrimoniales. Las vicisitudes de Gómez aumentaron cuando, el 17 de febrero de 2006, la Secretaría del Trabajo lo desconoció y dictaminó que el secretario general era Morales.

Dos días después, el 19 de febrero, ocurrió la tragedia en Pasta de Conchos, en Coahuila, cuando 65 mineros quedaron atrapados al derrumbarse varios túneles. Esa mina de carbón es propiedad de Industrial Minera México. Gómez Urrutia responsabilizó de esa catástrofe a la empresa por no cumplir con las medidas de seguridad necesarias. Sin embargo los familiares de los mineros que fallecieron consideran que también el sindicato tuvo la culpa porque avaló la carencia de esas medidas, entre otras la falta de ventilación para que no se acumulara el gas metano que finalmente explotó.

Ante las acusaciones por malos manejos financieros y cuando aún persistía la conmoción por la muerte de los 65 trabajadores de Pasta de Conchos —de quienes sólo se pudieron rescatar dos cadáveres— el 18 de marzo de 2006 Gómez Urrutia se fue a refugiar a Canadá, pero siguió controlando el sindicato y siguió fuera del país para evitar que se cumplieran las órdenes de aprehensión en su contra.

Lejos quedaron esos años, pues este 2018, Andrés Manuel López Obrador le ofreció un escaño al líder minero, a pesar de que es acusado de lavado de dinero y fraude por 55 millones de pesos en contra del fideicomiso antes mencionado. La amnistía de AMLO empezaba a tomar forma.

Por si fuera poco, desde su exilio en Canadá, Napoleón Gómez Urrutia ha estado inmiscuido en la vida política, no sólo de México; también de Canadá. Y es que, de acuerdo con datos del Sistema de Reportes Financieros y Donaciones Políticas canadiense, Gómez Urrutia realizó donaciones al Nuevo Partido Democráticos (NDP, por sus siglas en inglés).

Entre los años 2009 y 2017, se tienen registros de donaciones a título personal de Gómez Urrutia por un total de 2 mil 680 dólares, por diferentes montos en las épocas electorales en aquel país. De acuerdo con varias fuentes esta agrupación política ha recibido apoyo de los steelworkers.

Gómez Urrutia infringió las tres principales reglas que –según Andrés Manuel López Obrador– son más importantes para Morena: “No robar, no mentir y no traicionar al pueblo”.

Ahora, desde su cargo como senador de la República, podrá olvidar la deuda que tiene con sus agremiados, pues será privilegiado por el fuero.