EL NEOLIBERALISMO DELINCUENCIAL

VIZARRETEA-CONSTELACION-POLITICA

México ha vivido una nueva ola de violencia en este año 2023, en algunos meses, semanas o días crecen los hechos de violencia que llevan a observar actos de corte terrorista en la actuación de la delincuencia organizada, ahora el campo de la contienda ha sido la región sur sureste del territorio nacional, de Michoacán a Chiapas y de Tabasco a la península de Yucatán, pasando por Guerrero, Oaxaca, Campeche y Quintana Roo.

Las batallas se han dado entre los cárteles de Sinaloa y el Jalisco Nueva Generación. Una lucha encarnizada por el control de la plaza.

La autoridad gubernamental, en los tres niveles de gobierno, federal, estatal y municipal, ha seguido una actitud y pensamiento lockeano, dejar hacer y dejar pasar, y que se traduce en el dicho de abrazos si, balazos no.

Este neoliberalismo que favorece las acciones delictivas y que se refleja en los actos diversos que constituyen el portafolio delincuencial, desde los tráficos de drogas, personas, armas, modus operandi y desde luego, derechos de piso, robo, secuestro, extorsiones, homicidios, tortura y mucho más.

Este dejar hacer y dejar pasar, no a favor del ciudadano, en contra del poder político, del gobierno y del estado controlador en si, en/como el padre del liberalismo, John Locke, propuso, ahora es tomado por un poder fáctico, los carteles, grupos criminales regionales o células locales, para su beneficio, rebasando y superando, al gobierno y a las fuerzas del orden, sean policías, guardianes nacionales, ejército o armada, así como el sistema de justicia, propiciando impunidad, contubernio y complicidad, que otorga más control a estos carteles y, en la práctica, como consecuencia, el control territorial y claro, al viejo estilo preliberal, de todo aquello que habite en el territorio, aún y a pesar de los conflictos por la plaza, entre los carteles mismos y no por el combate o erradicación de uno u otro por parte de la autoridad.

Esta expansión y control del territorio, o el rebase y superación de un poder fáctico delincuencial, sobre y de la autoridad gubernamental y de los cuerpos de seguridad y de justicia, con cierto beneplácito, y ahora, el respaldo y bienvenida, con plata o plomo, por sectores de ese pueblo sabio que aplaude la llegada, presencia y control de uno u otro cártel.

Este neoliberalismo delincuencial ha arrojado el control territorial en gran parte del país; la sumisión de cuerpos de gobierno, seguridad y justicia, por la vía de la corrupción e impotencia para combatirla y, finalmente por la imposición violenta, manipulación o coacción, en contra de la sociedad, de la población o del pueblo.

Así, estos carteles controlan los elementos clásicos de un estado, y este neoliberalismo delincuencial, lleva a un estado bajo control delincuencial, a un estado donde domina y manda el crimen organizado, a un estado con una alta dosis narco delincuencial, en suma avanzaron muy rápido, de un narco gobierno a un narcoestado.

El panorama nacional no avizora una salida fácil y pronta, la moneda electoral en sus resultados, podrá señalar la ruta de más neoliberalismo delincuencial o de un nuevo estado democrático, constitucional o de derecho.

La superación de Locke por Kelsen o la vuelta a Maquiavelo ya el del poder absoluto principesco o del poder republicano, con honor y equilibrio de poderes.

El voto ciudadano será quizás la última oportunidad para salir del atolladero de los nuevos dueños de México.