El Grito de Independencia ¿rehén de la CNTE?

Los próximos tres días, la CNTE y el gobierno entablarán una disputa en torno al ritual más significativo de la cultura e identidad mexicanas: el Grito de independencia. Mientras en Chiapas la Coordinadora amenaza con boicotear las fiestas patrias, en Oaxaca, el Gobierno toma previsiones para que la celebración popular transcurra con normalidad.

Aunque la mayoría de los miembros del magisterio disidente han optado por regresar a clases, las movilizaciones no cesarán, y al parecer, la Coordinadora intentará sabotear la celebración de las fiestas patrias para presionar al gobierno.

Si bien hace unos días todo parecía haber vuelto a la normalidad, pues los maestros disidentes regresaron a las aulas y sus movimientos se redujeron; ahora ya se les olvidó lo que “acordaron” para reanudar el diálogo con las autoridades federales.

¿Ahora qué? ¿No que iban a regresar a dar clases? ¿No que la etapa más fuerte del conflicto magisterial ya había pasado?  

Resulta que en Chiapas —única entidad donde la aún se mantiene el paro de labores de los maestros de la CNTE—, integrantes de la Coordinadora colocaron barricadas con automóviles, autobuses, palos y llantas para evitar ser desalojados del centro de Tuxtla Gutiérrez. Por la mañana, protestaron ante la alcaldía de dicho municipio, frente al Congreso local, el Palacio de Gobierno y otros edificios gubernamentales que planean mantener cerrados. Con estas medidas, podrían impedir la realización del Grito de Independencia el día 15; y del desfile militar del día 16.

En la capital de Oaxaca, las autoridades municipales iniciaron el proceso de limpieza del zócalo de la ciudad luego de que miembros de la CNTE —que ocupaban la plaza desde el pasado 15 de mayo— se retiraron antes de ser desalojados por policías estatales que arribaban al lugar.

Aunque Isabel García, vocera de la Sección 22 de la Coordinadora, acusó represión y uso de la fuerza, el comisionado de Seguridad Pública del municipio de Oaxaca, Edwin Vázquez Nazario afirma que los manifestantes se retiraron por su voluntad, por lo que la Ciudadanía podrá disfrutar con tranquilidad y armonía de las fiestas patrias.

Por su parte, en la Ciudad de México un contingente de la Coordinadora marchó este fin de semana del Zócalo capitalino al Auditorio Nacional para exigir a la Secretaría de Gobernación la reinstalación de las mesas de negociación.

Cabe recordar que en 2013 la CNTE instaló un campamento en el Zócalo por más de 20 días. El 13 de septiembre de aquel año, la Policía Federal tuvo que recuperar dicho espacio por la fuerza.

Aunque se llegó a un acuerdo para que los manifestantes se trasladaran al Monumento a la Revolución, algunos maestros se negaron a desalojar y se armaron con piedras, palos, tubos y bombas molotov; no obstante, fueron replegados por los uniformados, quienes formaron vallas humanas para impedir el regreso de la Coordinadora al Zócalo y dos días después el Grito se desarrolló con normalidad.

Este año, la CNTE tiene contempladas movilizaciones para los días previos a las fiestas patrias y ya anunciaron que planean boicotear la celebración oficial del Grito. ¿Tomarán esta celebración popular como rehén tal como lo hicieron con la educación en Oaxaca, Chiapas, Michoacán y Guerrero?