ECHEVERRÍA Y SALINAS SÍ SUPIERON VACUNAR

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Ya que tanto le gusta al presidente Andrés Manuel López Obrador copiar políticas de Luis Echeverría –populista y autoritario como él— podría haber imitado la estrategia de vacunación masiva que aplicó a partir de 1973, cuando, sin “servidores de la nación” y sin registros previos, por primera vez millones de mexicanos fueron vacunados en pocos días.

En 1973, a la mitad del sexenio de Echeverría, fue creado el Programa Nacional de Inmunizaciones, mismo que tuvo continuidad durante los gobiernos subsecuentes y que fue perfeccionado y potenciado durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari hasta alcanzar un modelo de vacunación que ha sido copiado por la Organización Mundial de la Salud.

A través del programa creado en 1973 se aplicaron a millones de mexicanos cinco vacunas de manera simultánea para combatir siete enfermedades, entre ellas el sarampión, la poliomielitis y el tétanos, las cuales habían generado estragos a la salud pública hasta entonces.

A partir de ese momento, cada año se realizaba una campaña nacional de vacunación durante las cuales millones de ciudadanos eran vacunados con el único requisito de que se acercaran a los cientos de miles módulos que las instituciones de salud instalaban en lugares públicos de todas las ciudades y pueblos del país.

Durante los siguientes sexenios el programa tuvo algunos cambios. Primero surgieron las Fases Intensivas de Vacunación, luego los Días Nacionales de Vacunación y de ahí el esquema evolucionó hasta llegar a las Semanas Nacionales de Salud, que subsisten hasta la fecha.

A la mitad del sexenio de Salinas de Gortari fue creado el Programa de Vacunación Universal y las Semanas Nacionales de Salud, durante las cuales los ciudadanos no solo eran vacunados sino que accedían gratuitamente a suero oral, vitamina A y medicamentos para desparasitación.

Ese mismo año se registró el último caso de difteria en el país, en el municipio de Lázaro Cárdenas, Michoacán, y un año antes se había detectado el último caso de poliomielitis, en el municipio de Tomatlán, Jalisco.

Durante la Primera Semana Nacional de Salud se reforzaron acciones para eliminar el sarampión mediante la vacunación masiva a millones de estudiantes de primarias y secundarias y dentro de esta jornada fue incorporada la vacuna polisacárida de 23 serotipos para adultos mayores.

Gracias al esfuerzo continuado de varios gobiernos a partir del encabezado por Echeverría, para 1990 México era ya autosuficiente en producción de vacunas y, tras un leve retroceso, volvió a serlo en 1999 mediante un proyecto del que formó parte la empresa paraestatal BIRMEX, en el sexenio de Ernesto Zedillo.

Al paso de los años, el esquema de vacunación masiva iniciado en 1973 logró la erradicación de la poliomielitis, la difteria, el sarampión y el tétanos neonatal, así como controlar casi hasta desaparecer la tosferina y la tuberculosis.

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El presidente López Obrador tiene en su equipo de trabajo y en su partido a tres sobrevivientes del régimen de Echeverría: Manuel Bartlett, Ignacio Ovalle y Porfirio Muñoz Ledo. Podría preguntarles cómo hizo el gobierno de entonces para vacunas a millones de ciudadanos en pocos días.

Ellos le podrían contar que Echeverría no tenía un florero como secretario de Salud, sino a Jorge Jiménez Cantú, un médico de profesión que al asumir el cargo ya tenía toda una trayectoria de involucramiento en la creación de infraestructura en servicios de salud.

Tampoco tenía un subsecretario frívolo y negacionista que antepusiera la obediencia ciega a los criterios científicos en materia de salud.

Le podrían contar también que Echeverría, a pesar de su talante populista, no tenía “servidores de la nación” que entorpecieran las labores de vacunación. El trámite era tan sencillo que bastaba con que el ciudadano se acercara a cualquier módulo que se encontrara en la calle o en el Metro, independientemente de en dónde tenía su domicilio.

O bien, bastaba con recibir en casa a las brigadas médicas que visitaban los hogares uno por uno.

Durante esa primera gran jornada de vacunación masiva en México de 1973, origen de un modelo que es ejemplo en el mundo, no había preregistros ni llamadas telefónicas para ver si tenían interés en ser vacunados, ni se exigía credencial de elector, ni se tomaban fotografías, como hace el actual gobierno para aplicar, a cuentagotas, la vacuna contra el Covid-19.

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**ESTADO MAYOR DISFRAZADO

Debido a que el pasado lunes un joven se coló a Palacio Nacional y logró acercarse al presidente de la República, fue reforzada la seguridad del primer mandatario.

¿Con el pueblo bueno? No, con militares. O sea, con elementos del Estado Mayor Presidencial que ya no existe.

 **BLINDAN A CABEZA DE VACA

Lo advertimos en la entrega del viernes de la semana pasada: el Congreso de Tamaulipas tendría la última palabra en cuanto a la posibilidad de que el gobernador de ese estado, Francisco García Cabeza de Vaca, sea desaforado.

Ayer, el Congreso local emitió una normatividad que permitirá que, en efecto, la última palabra la tenga ese órgano legislativo, con mayoría panista, y no la Cámara de Diputados federal.

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