Aquí se ha denunciado que las megaconstrucciones del presidente Andrés Manuel López Obrador son ilegales ya que no cuentan con los permisos de construcción, ni los estudios para observar los daños que ocasionarían en el medio ambiente, entre otras irregularidades.
Es por ello, que la frase “lo que inicia mal, termina mal” les queda perfecto a estos proyectos.
Y como ejemplo tenemos el caso de la refinería de Dos Bocas, en Tabasco, ya que no sólo representa un peligro para los trabajadores, sino que además corre varios riesgos debido a la zona en la que se construyó.
El Instituto Mexicano del Petróleo (IMP) hizo estos señalamientos en su Manifiesto de Impacto Ambiental Modalidad Regional en donde señala que se detectaron una serie de riesgos meteorológicos, sísmicos, de inundación y hasta volcánicos en el terreno que se estableció para construir esta refinería.
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“El área del proyecto está sujeta a riesgo alto por inundación marina, riesgo alto por inundación fluvial, riesgo muy alto por inundación causado por marea de tormenta, riesgo muy alto por erosión causado por oleaje de alta energía”, se lee en el estudio.
Otra falla que encontró el IMP en la refinería es el tema de la seguridad industrial de las instalaciones, ya que el Gobierno Federal no entregó los planos para la construcción de este megaproyecto, por lo cual no se cuentan con un análisis de riesgo, que sirve para el diseño de un sistema de seguridad.
No hay que olvidar que López Obrador prefirió invertir recursos y salvar sus megarpoyectos fallidos, en vez de destinar dinero al sector salud para hacer frente a la pandemia del coronavirus.
Como pueden ver, el bienestar de los mexicanos no es la prioridad de AMLO; al contrario, prefiere tirar el dinero de los mexicanos en sus obras que no servirán para nada.
Con información de El Sol de México
