Cuestión de Tiempo

Cada día que pasa y a pesar de la convicción que intenta generar la maquinaria oficialista, aumenta el malestar y la molestia contra el gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador.

En efecto, su política económica y social, traducida en medidas disparatadas y en ocurrencias, provoca a cada día que pasa, más incertidumbre, malestar y la impresión de que las cosas en vez de mejorar, van a ponerse peor.

Entendamos que a ello contribuyen el afán de revancha contra quienes fueron sus opositores, el ansia por mantener a toda costa su popularidad con una amplia base social, haciéndolo a base del reparto de dádivas, la intención de desaparecer o reducir a la mínima expresión las voces contrarias, a efecto de garantizar mantener el control político, la introducción de ideologías ajenas a la idiosincrasia nacional, los esfuerzos reeleccionistas, negados en público, pero insinuados de manera constante a través de la actividad servil de hombres de paja, el perenne discurso de confrontación social y muchísimas otras razones que quizá sería prolijo enumerar.

El punto es que cada día que transcurre, aumenta el número de inconformes con la gestión lopezobradorista, pero no con la velocidad que sería deseable para generar un movimiento social, capaz de provocar consecuencias de carácter electoral y político.

Lo anterior, debido a la evidente división de los partidos opositores, a la cooptación e intimidación de sus liderazgos y a la incapacidad de estos organismos para provocar una sinergia social que se traduzca en emoción y espíritu combativo.

El análisis hace suponer que a López Obrador y a su régimen lo erosionarán de manera irremediable las malas decisiones en materia económica, que se traducirán en crisis y que traerán como consecuencia un ambiente de crispación social, como el que surge siempre que a la gente la golpean donde más le duele: en su bolsillo.

Desafortunadamente para que esto suceda, pueden transcurrir años y ocurrir muy graves consecuencias y daños para todos, pero hasta la presente fecha, es la única alternativa viable a la que se puede apostar.

Hacemos votos porque la cuarta trastornación concluya pronto y los mexicanos podamos considerarla como una pesadilla a la que la estupidez mayoritaria y la desesperación por no razonar, nos condujeron.

Dios, Patria y Libertad