Confesiones de un priista decepcionado

La publicación en este espacio de la columna ¡No es Meade, es el PRI, estúpidos!, en la que planteamos que el principal motivo del insuficiente crecimiento de José Antonio Meade en la preferencia electoral es el desprestigio de la marca, removió entrañas de priistas.

Inconformes y alarmados por la caída del partido, los militantes de viejo cuño se alejan de la disciplina y ventilan sus inconformidades como pueden.

Todavía ayer recibimos en WhatsApp la crítica reflexión de un conocido personaje que se ha movido en la cúpula del tricolor por mucho tiempo. “Nada de raro tiene hoy el altísimo rechazo a la marca”, nos dijo.

Antes de hacernos llegar el escrito, que a continuación sintetizamos, nos pidió no revelar su nombre por razones que entendemos.

Decidimos incluir el texto en este espacio, porque sabemos quién es y le tenemos respeto.

Dice: “Los que deciden en el partido no entienden que el triunfo de Peña Nieto en la elección de 2012 no se parece en nada a los anteriores candidatos que llegaban por dedazo: El Presidente elegía al Presidente.

“Asumieron el poder como si los hubiera puesto el poder y no la gente. Integraron un gabinete de amigos y compadres; reconstruyeron las concertaciones y así negociaron Baja California (para el PAN) Michoacán (para Silvano)”, advierte.

Y subraya: a los de casa los olvidaron.

“El Pacto por México los obnubiló. Prometieron a la ciudadanía paz, seguridad, crecimiento (mínimo cinco por ciento). Los resultados hablan por sí mismos: gasolina, gas, luz subieron considerablemente. El tipo de cambio anda por las nubes”, puntualiza.

Y más:

“No pocos fueron los errores, como el socavón. Hubo corrupción desmedida. ¡Y qué decir de la inconcebible cantidad de muertes violentas y desapariciones!”.

Un grave error, según el anónimo priista, es no haber actuado con humildad. En lugar de pedir disculpas a priistas y ciudadanos por los errores cometidos, iniciaron su campaña acompañados de la soberbia extrema.

“De nada sirvió el esfuerzo del Presidente Peña para cambiar las reglas internas del partido y hacer candidato a uno ajeno, a uno que la marca no lo marcara.

“Ese rechazo al PRI es tan elevado, 45 por ciento o más, que son los mismos militantes los que quieren castigarlos, los que quieren que pierda Meade”, finalizó.

  • Hay otra visión mucho más optimista de la situación del PRI. Es la que nos da Javier Lozano, vocero de la campaña del Meade. El expanista sí cree que se le puede ganar al Peje.

“No es una fantasía creer que le podemos ganar a López Obrador. Hace doce años, Calderón estaba diez o doce puntos debajo de AMLO. Hoy tiene una mayoría relativa en las encuestas”, dice.

Su apuesta se basa en que el candidato de Morena no tiene más de la mitad de la gente a su favor. “Más de 50 por ciento no lo quiere de Presidente”, asevera.

La estrategia que plantea es, por un lado, llamar a los indecisos; por el otro a la gente, “para que en una suerte de voto útil nos ayude a que Meade sea el Presidente”.

Lozano salió a la defensa de Aurelio Nuño, que no es bien visto por la  vieja guardia del PRI:

“Es un gran tipo. Conocedor de la materia. Ordenado, disciplinado, respetuoso hacia los demás, escucha, sabe tomar decisiones, tiene interlocución. Impulsó la Reforma Educativa a diferencia de Chuayffet, que no hizo nada”, puntualizó.

  • Fernando Herrera, coordinador de los senadores del PAN, sacó de la bolsa de su saco una tarjeta con las asignaturas pendientes que, según él, difícilmente aprobará el Senado en lo que queda de la sesión ordinaria, que termina el 30 de abril:

Justicia laboral, anticorrupción, fiscal general, Tribunal de Justicia Administrativa; nombramiento de Úrsula Carreño —como subsecretaria de Egresos—; consulta popular y propaganda gubernamental.

El panista, sin embargo, fue el primero en darnos una buena noticia: Sí van las reformas a los Códigos Fiscal y Penal, la Ley Aduanera y la Ley para prevenir Delitos en Materia de Hidrocarburos, bautizada como Ley Huachicol.

Pemex reconoció que el robo de combustibles le costó al país 30 mil millones de pesos en 2017 y que el número de tomas clandestinas aumentó en 38 por ciento durante el primer bimestre de este año.

Estas reformas, indispensables para combatir al huachicol, estuvieron a punto de ser congeladas por la terquedad de algunos senadores de poner encima intereses de grupo o personales a las necesidades del país.

El más mencionado en corto fue el morenista Zoé Robledo. Senadores del PRI y del PAN nos dijeron, antes de que se desbloquearan las negociaciones, que el chiapaneco puso una condición para desbloquear la negociación:

Que uno de los suyos quedara en la presidencia de la Comisión de Estudios Legislativos Segunda que dejó vacante otro de ese bloque Morena-PT: Benjamín Arellano.

Zoé pidió licencia ayer al Senado para irse a hacer campaña para diputado. Salió de la sede legislativa con orejas y rabo. De izquierda a derecha le hicieron un largo reconocimiento.