A raíz de las declaraciones del presidente Andrés Manuel López Obrador en donde anunció que no “podrá” recibir de manera personal a líderes de la familia LeBarón junto al poeta y activista Javier Sicilia debido a que debe “cuidar la investidura presidencial“, nos dimos a la tarea de mencionarle qué aspectos sí manchan su imagen.
Y es que tal parece que al mandatario no le gustan los escándalos ni el show que genera la visita de dos personajes que han perdido a miembros de sus familias gracias al crimen organizado.
Habría que recordarle entonces los casi 40 mil muertos en poco más de un año, las 20 mil mentiras registradas en sus conferencias matutinas y varios de sus discursos, el ya mencionado cero crecimiento económico, la tasa más alta de desempleo –y no, no cuentan los programas de Jóvenes Construyendo el Futuro- la rifa del avión presidencial, los dedazos y la entrega de instituciones autónomas a sus conocidos o, incluso, la entrega del 80% de los contratos federales sin licitación.
Con tantos problemas por tratas, con tantas críticas y el descenso de su popularidad, ¿en realidad el presidente cree que se puede dañar más la investidura presidencial?
