La exoneración administrativa de la empresa Cyber Robotic Solutions, que vendió al IMSS ventiladores a sobre precio, agranda la rasgadura que el apellido Bartlett ha hecho a la principal bandera de la autodenominada “Cuarta Transformación”, que es el combate a la corrupción.
La citada empresa es propiedad de León Bartlett Álvarez, hijo del director de la Comisión Federal de Electricidad, Manuel Bartlett Díaz, un emisario del pasado autoritario que por extrañas razones es uno de los personajes más protegidos por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Entre abril y mayo de este año, Cyber Robotic Solutions vendió al IMSS 20 ventiladores para enfrentar la pandemia del Covid-19 por un monto global de 31 millones de pesos, por lo que cada pieza tuvo un costo de un millón 550 mil pesos.
Por las mismas fechas, el IMSS había comprado ventiladores similares a otros proveedores a precios que oscilaban alrededor de los 880 mil pesos, lo que quiere decir que a la empresa del hijo de Bartlett le pagó el doble por el mismo producto.
En este acto de corrupción hay responsabilidades administrativas y posiblemente penales. Pero además, hay una gran falta de ética, pues la empresa de Bartlett junior lucró con la tragedia que vive el país por la llegada de la pandemia del Covid-19.
El hecho no fue descubierto por la Secretaría de la Función Pública, como era su deber, sino por la organización no gubernamental Mexicanos contra la Corrupción y por algunos periodistas de los que más aborrece el presidente.
Bajo presión, la SFP se vio obligada a iniciar un procedimiento, que llevó a la inhabilitación de la empresa Cyber Robotic Solutions para que no pudiera celebrar contratos con el sector público durante 22 meses, sanción insignificante y mal elaborada que de todos modos fue revertida el pasado lunes por una sala del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa.
La SFP juega a que sanciona a la empresa de Bartlett junior. Tres veces la ha inhabilitado y tres veces el citado tribunal ha revocado le medida, lo que habla de la falta de voluntad del gobierno federal para sancionar de manera eficiente y contundente a dicha empresa.
En el acto de corrupción que reseñamos podría haber responsabilidades penales de los servidores públicos que le dieron el contrato lesivo a Bartlett, pero hasta donde sabemos, la SFP no ha presentado la denuncia correspondiente ante la Fiscalía General de la República.
El recurrente discurso del presidente de la República en contra de la corrupción choca frontalmente con el apellido Bartlett. El propio titular de la CFE fue exhibido en medios de comunicación por la gran cantidad de propiedades inmobiliarias que posee, pero la SFP simplemente lo exoneró.
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Sí, la principal bandera de la 4-T, que es la lucha contra la corrupción tiene una gran rasgadura provocada por el apellido Bartlett, pero no es la única. También están los casos de Pío López Obrador, de la prima incómoda del presidente, de los malos manejos en el Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado, del cochinero de la rifa del avión y de una larga lista de “etcéteras”.
OFF THE RECORD
Ayer dijo López Obrador que no se mete en los asuntos de la alianza inconfesable que hizo su partido, Morena, con el tramposo Partido Verde.
Pero en cambio, lleva varias mañaneras opinando de la mega alianza que conformó la oposición. Ahí sí se mete.
**SE VA LA HERMANA
La diputada federal Claudia Yáñez Centeno renunció ayer a Morena por no estar de acuerdo en lo que consideró imposición de Indira Vizcaíno como candidata al gobierno de Colima.
En su carta de renuncia, nada amable, la hermana de César Yáñez –uno de los hombres más cercanos a López Obrador—se quejó del “uso infame” del partido por parte de Mario Delgado y del “atropello desleal” de los derechos de los militantes a través de encuestas fantasma.
Seguramente Claudia no se irá a su casa. ¿A qué partido irá?
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