Trump contra Slim; duelo de magnates

Así como Donald Trump edificó su campaña a través de un discurso xenófobo —centrado en gran medida en su aversión a los mexicanos—, ahora que su popularidad se derrumba, el candidato del Partido Republicano también planea encontrar su tabla de salvación en México.

Pero en esta ocasión, el “chivo expiatorio” no serán los migrantes “violadores y asesinos”, sino el hombre más acaudalado de México: Carlos Slim.

Uno de los asesores de campaña de Donald Trump declaró al diario estadounidense The Wall Street Journal, que el candidato republicano planea acusar públicamente a Slim como uno de los autores intelectuales de la “conspiración” para tumbar sus aspiraciones presidenciales.

Según Trump, el multimillonario mexicano estaría interesado en apoyar la campaña de Clinton, pues —argumenta— es donante de la Fundación Clinton, propiedad de su adversaria, la candidata del Partido Demócrata, Hillary Clinton.

De acuerdo con la teoría de la conspiración de Trump, Slim aprovecha su posición como accionista de The New York Times para orquestar una campaña mediática en su contra.

En días pasados, The New York Times publicó declaraciones de mujeres que aseguran haber sido “besadas y toqueteadas” por Trump sin dar su consentimiento, lo que —aunado a un videoescándalo— amenaza con sepultar la popularidad del candidato republicano. Al respecto, Trump afirma que el accionista “extranjero” (Slim) que “rescató” al periódico —al adquirir acciones— influye sobre su línea editorial.

Al respecto, Arthur Sulzberger Jr., editor de The New York Times dijo que Slim nunca ha tratado de influir en lo que publica el diario, pues los accionistas tienen límites marcados por la independencia periodística.

¿A caso el candidato presidencial desconoce el significado de “libertad de expresión?

Si bien The New York Times manifestó en diversas ocasiones su rechazo a Trump, ello forma parte de su libertad de expresión, uno de los valores más preciados de todas las democracias y de la democracia norteamericana en particular. Y si Trump considera que las publicaciones de este diario son “falsas y calumniosas” debería recurrir a los tribunales en lugar de responder con más calumnias.

Pero al parecer, lo que interesa a Trump es distraer la atención de sus escándalos sexuales, y de paso arremeter contra la influencia del “extranjero” —Slim, y por extensión, también México— para reafirmar su discurso populista.