En 2012 la película Argo, dirigida por Ben Affleck fue la ganadora del Óscar. Ésta relata la historia de un agente de la CIA, Tony Méndez, quien elabora un meticuloso plan para sacar de Irán a seis rehenes que fueron capturados por estudiantes en 1979, cuando tomaron la embajada de Estados Unidos en Teherán debido a que el presidente Jimmy Carter dio asilo a Mohammad Reza, sahah de Persia, durante la revolución iraní.
Los seis capturados pudieron huir a la casa del embajador canadiense, de donde no podían salir si no era con una identidad distinta a la suya.
De este modo, Méndez tiene la ocurrencia de crear una productora de cine falsa con la cual al mismo tiempo filmarán una película falsa que requiere de locaciones exóticas, como las que ofrece Irán. Los rehenes serán parte de la producción y de este modo podrán irse de aquella nación.
La película narra hechos reales que fueron revelados hasta 1997, cuando la información dejó de ser confidencial.
Resulta curioso como cuando los gobiernos se lo proponen, pueden urdir operaciones como Argo, con tal de mantener a salvo a sus ciudadanos.
En Nigeria, por ejemplo, acaba de ocurrir algo similar; es decir, un rescate de rehenes, donde las víctimas son parte del grupo de 276 niñas secuestradas en 2014 por los yihadistas de Boko Haram.
La noticia se dio a conocer esta mañana por el portavoz de la presidencia de Nigeria quien dijo que gracias a la Cruz Roja y al gobierno suizo 21 niñas fueron rescatadas.
Algunos versiones suponen que las menores se intercambiaron por cuatro presos pertenecientes al grupo islamista; sin embargo nada de eso ha sido confirmado.
En la película Argo, el gobierno norteamericano sólo rescata a seis de 52 rehenes que estaban en manos de los estudiantes iraníes, el resto fue liberado a 444 días de su captura.
En el otro caso, todavía quedan cerca de 200 menores en manos de los yihadistas; no obstante se sospecha que el grupo tiene en cautiverio a más de mil mujeres y niñas.
