La guerra sucia favorece a la tercería

En Veracruz encontramos el mejor ejemplo de cómo la guerra sucia perjudica a los punteros en una elección y favorece a la tercería.

Las descalificaciones entre los primos Yunes –candidatos del PRI y de la alianza PAN-PRD–, han restado credibilidad a los dos proyectos.

En esa lógica, el candidato de Morena –el “Juanito” Cuitláhuac Jiménez–, ha ganado empuje e incluso se convirtió en un aspirante serio a la gubernatura de Veracruz.

El comentario no está de más pues la fórmula podría repetirse en Puebla.

Durante días, distintos medios han golpeado con severidad al candidato del PAN al gobierno de esta entidad, el señor Antonio “Tony” Gali.

En respuesta, ya empieza a caminar una campaña en contra de la priista Blanca Alcalá, a quien señalan de haber escondido propiedades por varios millones de pesos.

Y en medio de la guerra de lodo, el señor López Obrador acusa al árbitro electoral de ser parcial ante el aspirante del PAN.

Por eso preguntamos, ¿será que –igual que ocurrió en Veracruz–, en Puebla las campañas de contraste entre el PRI y el PAN terminarán beneficiando a la Morena de López?