Biden; escucha juan para que entiendas Trump

Desde la noche del miércoles, Joe Bien –vicepresidente de Estados Unidos– se encuentra en México para revisar la agenda económica bilateral –y de paso– demostrar a algunos aspirantes a la presidencia de Estados Unidos –principalmente republicanos– que ambas naciones mantienen estrechas relaciones.

El demócrata llegó al país para reunirse con el presidente Enrique Peña Nieto. Sin embargo, Biden no llegó solo sino con un séquito de representantes del Departamento de Estado, del Tesoro, de Agricultura, de Transporte y de la Oficina de de Información y Asuntos Regulatorios de Estados Unidos.

Todo indica que la estancia de Biden en México servirá para mandar un mensaje a los precandidatos estadounidenses que se han enfocado a denostar la figura del mexicano y que en sus “sueños presidenciales” pretenden construir un muro entre la frontera de ambos países.

El vicepresidente de Estados Unidos fue enfático –ante diplomáticos y secretarios de Estado de México–, “la declaraciones en contra de los mexicanos no representan la opinión general de los Estados Unidos”, advirtió.

Y la cosa no terminó ahí. La defensa de Biden a los mexicanos fue más enérgica: “Algunos de los comentarios que vienen de precandidatos presidenciales del otro equipo son peligrosos, dañinos e increíblemente mal asesorados”, lamentó.  

Ya reunido con el presidente Peña Nieto, Joe Biden se sinceró por las declaraciones xenofóbicas hechas. “Casi siento la obligación de pedir disculpas con esta campaña presidencial en mi país. Estos candidatos no representan quienes somos”, dijo.

Escucha Juan para que entiendas Pedro… o mejor dicho para que entiendas Trump.

Recordemos que el presidente Peña y  su homólogo estadounidense –Barack Obama– anunciaron el establecimiento del Diálogo Económico de Alto Nivel (DEAN) –en 2013–, con el cual avanzarían las actividades económicas y comerciales.

No hay duda, la visita de Biden a México tiene a alguien muy contento en la Casa Blanca. Eso sí, es muy probable que un magnate neoyorquino se suma en la calle de la amargura pues la realidad continúa ridiculizándolo.