Vivir es causa de cáncer

Lo que comenzó como sana prevención poco a poco se ha convertido en un absurdo.

Nos referimos a las reacciones que desataron las advertencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el consumo de carne.

Y es que esta mañana las redes sociales amanecieron histéricas por esta revelación: de acuerdo con la OMS, el consumo de carnes procesadas –jamón, salchicha, tocino, etc.– eleva el riesgo de cáncer de colon y podría ser tan nocivo como el alcohol y el cigarro. Y hay más: en la lista de “condenados” entró todo tipo de carne roja. ¡Qué tal!

Y como dijimos, el problema no es la noticia, sino la reacción exagerada y absurda que se dio en amplios sectores de las redes sociales. ¿Por qué?

Porque, de inmediato, los tiranos de la salud comenzaron a reproducir la noticia y a censurar la atroz –y, a todas luces, asesina– ingesta de carnes frías. “¡Que vivan los productos orgánicos!”, podía escuchar el oído atento. No se llamó al consumo moderado de carnes ni se matizó el anuncio, sino que, en la línea del maniqueísmo facilón, se agregó a las carnes a la lista de lo “malo” y casi de lo inmediatamente mortal. No fueron pocos los que se vieron en la fila de los desahuciados si comían una salchicha más.

¿No es esto demasiado?

Sin embargo, aquí nos preguntamos, ¿qué no es causa de cáncer en estos días?, ¿acaso no lo son los pesticidas utilizados en el campo?, ¿nos consta que los famosos productos orgánicos sean, de verdad, orgánicos?, ¿no es causa de cáncer respirar el aire contaminado de la ciudad?, ¿o comer huevos de gallinas gordas a punta de hormonas?, ¿no lo son los desechos que se vierten en el agua?, ¿o las radiaciones de nuestros celulares?

¿Qué pasará si un día la Organización Mundial de la Salud nos anuncia que vivir es causa de cáncer?