Durante su campaña electoral, Andrés Manuel López Obrador prometió que en su gobierno no habría despilfarros, que se acabarían los excesos y los privilegios para los funcionarios públicos.
En ese sentido, dijo que su administración se regirá bajos los principios de la austeridad republicana, la cual consiste en aplicar recortes presupuestales a las dependencias federales, que a los funcionarios públicos se les quitarían diversos beneficios y se les reduciría sus sueldos; todo ello con la intención de generar ahorros para, según él, entregarle el dinero a los más desfavorecidas.
Para finales de julio de 2022, anunció que su gobierno pasaría de la austeridad republicana a la pobreza franciscana, con la intención de hacer más ajustes como limitar viajes al extranjero y disminuir viáticos de funcionarios públicos.
“Ya vamos a pasar de la fase de la austeridad republicana a una fase superior que es la de la pobreza franciscana, porque tengo reunión mañana con el gabinete y vamos a llevar a cabo medidas de austeridad adicionales. Vamos a reducir bastante, casi no va a haber viajes al extranjero, vamos a procurar que toda la comunicación sea por teléfono y videoconferencias, vamos a reducir viáticos y otras medidas”, anunció el pasado 27 de julio de ese año.
Sin embargo, está austeridad resultó ser una mentira más del dictador de Palacio Nacional, pues sus lacayos dentro de su gabinete no han dejado los privilegios como viajes al extranjero y el uso de viáticos.
Tal es el caso de Luis Cresencio Sandoval, titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), quién ha viajado con su familia en jets a otros países, se han quedado en hoteles de alta gama y han tenido comidas y cenas en buenos restaurantes, viáticos en suficiencia, visitas a museos y lugares emblemáticos de las ciudades visitadas; todo ello a cargo del erario público.
El hecho de que el mandatario tabasqueño quiera evadir este hecho y solape este escándalo pone en entredicho su palabra y genera dudas de si cumplirá todo lo que ha prometido.
Este tema lo aborda Salvador Camarena en su columna “El general secretario y las promesas rotas de AMLO”, en donde expone que el caso de Luis Cresencio Sandoval desinfla el discurso austero de la 4T.
“Prometió muchas otras cosas, que ya en el gobierno no le resultarán o que serán incluso peores (…) En vez de alentar al general secretario a aclarar las cosas –por el bien del propio funcionario y de su familia, y por el bien del gobierno todo, incluido el Presidente–, en vez de ello el mandatario (AMLO) respondió: “¿Y qué? ¿Cuál es el problema?”, escribió.
A continuación puede consultar el texto completo.
Con información de El Financiero
MSA
