Trump pone en la incertidumbre a EU

Especial

Anoche Donald Trump emitió un mensaje con el timbre de los malos perdedores: me quieren robar el triunfo.

El problema es que no se trata de un candidato cualquiera, sino de la persona que carga con la mayor responsabilidad institucional del país.

Faltan millones de votos por contarse, y el presidente ya alega fraude.

¿Qué mensaje manda eso al mundo?

El peor, porque viene de la voz del presidente. Se quieren robar la elección, dice.

¿Tan débil es la democracia estadounidense que un partido opositor se roba una elección?

¿Ése es el país que predica en el mundo de democracia?

Qué lance tan peligroso.

La tendencia fue la prevista: arrancó Trump arriba por el voto presencial, y luego Biden remontó en estados clave, como Arizona, y hoy amanece con un pie en la Casa Blanca.

Aún no ha ganado, es cierto y el resultado no se puede adelantar con solidez pues falta que se cuenten todos los votos.

Eso es lo que Trump no quiere que suceda, que se cuenten todos los sufragios y exige que el cómputo se pare cuando él va arriba.

No por anunciado deja de sorprender. El presidente de Estados Unidos dio un golpe a la democracia que hace cuatro años le permitió ganar, y que aún lo puede convertir en vencedor.

Lo dicho ayer por Trump es la señal que esperaban los grupos violentos y armados para sembrar el caos.

Tal vez no suceda mayor cosa y es posible que impere la prudencia, pero la irresponsabilidad fue mayúscula.

Pensilvania, un estado “llave” para obtener la victoria, tenía adelante a Trump por el sufragio presencial, no había contado los votos por correo: más de dos millones.

Falta por saber el resultado en otros dos estados clave del cinturón industrial: Wisconsin y Michigan.

No es posible saber quién ganó la elección de ayer hasta tener esos resultados.

La señal más clara de por dónde viene el triunfador es la declaración del presidente Trump ayer a la medianoche: fraude en curso.

En contraste, vimos a un Joe Biden sereno y seguro: paciencia, la victoria está cerca.

Sea cual sea el resultado final, es increíble que un país altamente informado y con los niveles de educación que tiene Estados Unidos, haya dado una votación tan copiosa a un candidato que basó su campaña en la mentira.

A estas alturas, 1 de la mañana del miércoles, Biden y Trump tenían posibilidades similares de ganar la presidencia.

Era uno de los escenarios posibles, pero no deja de sorprender que la desinformación haya convencido a millones de votantes de que debían frenar “el comunismo de Biden”.

Increíble también que el equipo del candidato demócrata no haya tenido herramientas para contrarrestar ese argumento absurdo.

Obama vino y volvió a venir a Florida para apoyar la campaña de Biden, y sólo atinó a pedir a la gente que acuda a votar.

Lo mismo Biden: “vota”. Eso no dice nada y perdieron Florida con un engaño monumental.

En otros estados ganó Trump porque creyeron en su discurso de que cerraría la economía.

Mentiras que no pudieron ser suficientemente desmontadas por Biden.

Esta semana tal vez sepamos quién ganó.

Lo que sabemos desde ahora es que este es un país fracturado, roto, con un antagonismo que costará muchos años recomponer, aunque gane Biden.

Tal vez deberíamos poner una alerta: país en la incertidumbre, por aquí pasó el populismo.