Trump: ganó perdiendo

Trump

Nunca, en la historia de Estados Unidos, un presidente ha sido destituido tras un proceso de juicio político (impeachment). Y esta vez no va a ser la excepción.

Antes del proceso en contra de Trump, en tres ocasiones a lo largo de la historia, la Cámara de Representantes activó los mecanismos para comenzar un proceso de destitución.

La primera ocasión fue en 1868, cuando los republicanos, que representaban a los triunfadores en la Guerra Civil, buscaron la destitución del presidente Andrew Johnson, respaldado por el sur.

En la Cámara de Representantes se votó la realización del juicio, la cual fue autorizada por una votación de 126 a favor y 47 en contra, el 24 de febrero de 1868.

El Senado votó con un resultado de 35 a 19 votos por exculpar al presidente.

Como ahora, la división en el control de las Cámaras permitió que procediera el juicio y que al final el presidente lo ganara.

La siguiente ocasión que inició el proceso para un juicio político contra un presidente se presentó en julio de 1974, 106 años después.

El Comité Judicial de la Cámara aprobó entonces que el Pleno discutiera y votara artículos para juzgar a Richard Nixon por obstrucción de la justicia y abuso de poder.

Nixon evaluó los respaldos que podía obtener y al darse cuenta de que los había perdido, prefirió evitar el juicio presentando su renuncia el 8 de agosto de 1974.

La tercera ocasión que comenzó el proceso para un juicio político fue en 1998. La distancia entre el intento anterior fue breve, solo de 24 años.

El 19 de diciembre de ese año la Cámara de Representantes votó por llevar a juicio político a Bill Clinton, acusado de perjurio y obstrucción de la justicia. El resultado fue contrario a Clinton por 228 a 206.

Sin embargo, al realizarse el juicio el resultado en el Senado fue de 50-50 en la acusación de perjurio y de 55-45 a favor de Clinton en la acusación de obstrucción de la justicia. Así que Clinton no fue destituido.