¡Tres años de mentir, mentir y mentir..!

Ricardo Alemán

Mintió no solo en el contenido de su más reciente libro –en donde no existe una sola verdad–, sino en el título mismo.

Y es que “A mitad del camino” no es más que un plagio del libro homónimo de la autora argentina Carolina Moreno.

Mintió en los primeros mil días de gestión, ya que en sus mañaneras acumuló casi 70 mil declaraciones falsas; más del doble de mentiras de Trump en todo su gobierno, lo que significa una imbatible marca mundial.

Y es que el mandatario mexicano ya se confirmó como el presidente más mentiroso del mundo.

Mintió cuando juró respetar y hacer respetar la Constitución, ya que su informe se debió llevar a cabo frente a las cámaras del Congreso.

Lo cierto es que, cual “rey bananero”, prefiere un Informe a modo, sólo con aplaudidores, sin el rigor de los opositores.

Y es que, para Obrador, como no había ocurrido con ningún presidente mexicano, el llamado “día del presidente” le queda “como anillo al dedo” para exaltar su personalidad ególatra. 

Mintió cuando dijo que gobernaría para todos los mexicanos, cuando en realidad gobierna sólo para su claque y para sus aliados; barones del crimen organizado que se apoderan del país.

Mintió al hablar del “Tercer Informe”, cuando en realidad son ocho los informes que ha protagonizado, en solo mil días, lo que significa un informe cada 125 días; algo así como un informe cada cuatro meses.

Eso, claro, sin contar las casi 700 mañaneras plagadas de mentiras, de engaños completos y falsedades absolutas.

¿Qué más hace el presidente mexicano además de dar informes, de acumular mentiras “mañaneras” y de “escribir” libros mentirosos?

Sí, el presidente de los mexicanos podrá decir misa; podrá recurrir al aniñado “¡para qué aprendan…!” pero también es cierto que no es más que un lactante berrinchudo, pero lo cierto es que en los primeros mil días su gobierno ha sido un total fracaso y una exitosa fábrica de mentiras.

Por eso, si dejamos que hablen los hechos, más que los dichos, probaremos que el de AMLO es un gobierno fallido.

Por ejemplo, la realidad confirma que el poderoso “primero los pobres”, fue un engaño ante más de 10 millones de nuevos pobres y pobres extremos.

Si ese no es un fracaso mayúsculo, ya no sabemos lo que es fracasar.

Peor aún, es insultante que para su Tercer Informe López Obrador haya ordenado blindar su Palacio. Y es que también resultó falso que “la gente” lo cuidaría. La verdad es que hoy la gente lo desprecia.

Pero tampoco hay más y mejores empleos y no han dejado de escapar a Estados Unidos millones de mexicanos que buscan mejor futuro allende la frontera norte.

Y la dolorosa realidad es que hoy AMLO presume que, antaño “censuraba” que la economía mexicana fuera sostenida por las remesas.

No hay más y mejor seguridad y los homicidios dolosos ya son de escándalo mundial, con casi 100 mil vidas perdidas.

No es menor la violencia criminal, no son menores las extorsiones, los feminicidios, los secuestros; no son menores los casos de niñas compradas para la explotación y la trata y no ha sido capturado uno solo de los grandes capos del crimen organizado.

No hay más y mejores servicios médicos y el sistema de salud fue colapsado por la ineficacia oficial; no hay un servicio médico como el de Dinamarca y el Seguro Popular no fue sustituido por un mejor sistema.

No hay medicina para niños con cáncer, pero tampoco para mujeres con cáncer de mama y cervico-uterino y menos hay medicinas para la diabetes, para enfermedades emocionales, cardíacas y menos para el VIH sida.

No hay más y mejor educación; no hay más y mejores maestros y la promesa de cien universidades no fue más un grosero espejismo, mientras que la CNTE volvió a lo único que sabe hacer; grupo de choque de una mafia sindical.  

No hay suficientes vacunas para prevenir una pandemia que ha costado la vida a casi un millón de mexicanos, según cifras del Inegi; pero tampoco existen las vacunas básicas y menos los programas anuales de vacunación que salvaban la vida de millones de niños.

No hay guarderías, no hay más seguridad para las mujeres, no hay refugios para prevenir la violencia contra las mujeres; no hay control a la escalofriante ola de feminicidios.

No sólo no han bajado los precios de la gasolina, el gas y la energía eléctrica, sino que los precios se han disparado como nunca.

No sólo no ha bajado el costo de la canasta básica, sino que hoy cuestan más el arroz, el frijol, el maíz, los huevos, la leche, el pollo, la carne y hasta los nopales.

No hay respeto a la libertad de expresión y al derecho a la información confiable y, sobre todo, no hay seguridad para los periodistas y México es uno de los países más peligrosos para el ejercicio del periodismo.

No hay seguridad jurídica y las empresas extranjeras recurren, todos los días, a tribunales internacionales para demandar a un gobierno que no cumple.

No hay ley y no hay justicia y no hay respeto al Estado de Derecho ya que el presidente ordena perseguir de manera ilegal a sus adversarios, a sus enemigos, críticos y, sobre todo, a quienes se atreven a disentir de su locuaz modo de gobernar.

No hay becas para los universitarios destacados, no hay impulso a la ciencia, la cultura y el arte; no hay servicios elementales como el Fondem, como Prospera y como el Seguro Popular.

No hay guarderías y menos escuelas especiales para niños especiales; no hay programas para apoyar a los niños talento.

No servirá de nada e Tren Maya y menos la refinería de Dos Bocas o mucho menos ese elefante blanco llamado Aeropuerto de Santa Lucía.

No existe una política exterior congruente, ya que mientras que el presidente Obrador se dobla frente a los deseos de Estados Unidos, son apaleados los migrantes y luego se alardea de que se rescata a extranjeros en peligro en Afganistán.

No hay crecimiento económico y el PIB sigue en porcentajes negativos, se cierran empresas a diario y mueren empleos, mientras que se canceló la inversión extranjera y se aceleró la fuga de capitales.

No sólo no se ha acabado la corrupción, sino que hoy México está catalogado como uno de los países más corruptos del mundo.

No se vendió y no se venderá el avión presidencial.

No vive en una casa austera el presidente, sino como rey en un Palacio.

No sólo no se cuida al medio ambiente, sino que son asesinados decenas de defensores de la ecología.

No hay servidores públicos preparados; no hay trabajo legislativo serio, no son mejores políticos los de Morena, no son honestos sino más corruptos.

Y es que la realidad, siempre terca e implacable, grita que el de López Obrador es un gobierno fallido, a la mitad del camino.

Al tiempo.

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