No queremos ser pesimistas, pero podemos adelantar que ningún pez gordo ligado a eso que llaman “Cuarta Transformación” pisará la cárcel por la tragedia registrada el pasado lunes, cuando se colapsó un puente de la Línea 12 del Metro, con saldo de al menos 24 muertos y decenas de heridos.
Nuestro negro vaticinio está fundamentado en lo que ha ocurrido con personajes ligados a la “4-T” que se han visto involucrados en otras tragedias, como la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, quien nunca fue siquiera citada a declarar tras el derrumbe del Colegio Enrique Rébsamen, que costó la vida de 19 niños y siete adultos durante el sismo de 2017.
Paradójicamente, es ahora a la propia Sheinbaum a quien le corresponderá conducir el fincamiento de responsabilidades por la tragedia de la Línea 12 del Metro, algo en lo que ella misma también podría tener culpa.
En la entrega del pasado 27 de octubre, publicada en La Otra Opinión y titulada “¿Pacto de Impunidad en el caso Rébsamen?” mencionamos que Sheiunbaum no fue molestada durante las investigaciones, a pesar de que varios integrantes de la Barra Mexicana de Abogados la señalaron como una de las responsables de la tragedia del Colegio Enrique Rébsamen.
Luego de la tragedia, la Fundación Barra Mexicana de Abogados se hizo cargo de la defensa de 16 de los deudos de las víctimas. El entonces presidente del organismo, Juan José Serrano Mendoza, promovió que solo se exigiera la reparación del daño, sin exigir castigo para los responsables del derrumbe de la escuela.
En consecuencia, Sheinbaum, quien durante el derrumbe era jefa delegacional de Tlalpan, no fue demandada penalmente a pesar de que destacados juristas de la Barra habían elaborado un minucioso estudio de cuyas conclusiones se desprendía la probable responsabilidad penal de la ahora jefa de Gobierno.
El promotor de la exoneración de Sheinbaum, Juan José Serrano Mendoza, recibió después como premio el cargo de secretario de la Contraloría del gobierno de la capital.
Sheinbaum tampoco asumió responsabilidad política alguna por la tragedia del Rébsamen. Sin el menor rubor se postuló por Morena para el cargo de jefa de Gobierno de la Ciudad de México, con la bendición, por supuesto, de Andrés Manuel López Obrador.
Ahora le estalló una nueva tragedia que, aunque la mayor responsabilidad penal y política apunta hacia el canciller Marcelo Ebrard, también la salpica a ella, pues el derrumbe se pudo haber evitado si se le hubiera dado a las instalaciones el mantenimiento adecuado.
De hecho, el accidente del pasado lunes es el tercero de gravedad en lo que va de la administración de Sheinbaum, todos atribuidos en buena medida al deficiente mantenimiento a las instalaciones del Sistema de Transporte Colectivo.
A los muertos del pasado lunes hay que sumar a la persona que perdió la vida en el choque de dos trenes ocurrido el 11 de marzo del 2020, en la estación de Tacubaya.
El otro accidente grave fue el incendio en el centro de mando ubicado en la calle de Delicias, el pasado 9 de enero, que dejó varios lesionados y que provocó lo que nunca había ocurrido en toda la historia del Metro: el colapso de las principales líneas, las cuales estuvieron sin operar varias semanas.
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Respecto al primer evento, solo fueron sometidos a proceso penal el conductor de uno de los trenes y una reguladora. Dos servidores públicos de lo más delgado de la cadena fueron los únicos responsable de esa tragedia. ¿Y de la falta de mantenimiento? Nada.
Respecto al segundo evento, la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México determinó que se trató de un accidente y a nadie se responsabilizó del mismo. Nuevamente se omitió hacer hincapié en las consecuencias de la falta de mantenimiento.
Y ahora, se derrumba un puente de la Línea 12, una tragedia que se pudo evitar, porque en varias ocasiones, ciudadanos denunciaron en redes sociales, con fotografías, las condiciones en que se encontraba esa parte del puente que finalmente se vino abajo.
Dice Sheinbaum que el año pasado se realizó una “revisión estructural” de la Línea 12, la cual no arrojó una advertencia de peligro en la zona siniestrada. Y al decir esto se autoinculpó, porque, o no hubo tal revisión o se hizo de manera inadecuada, lo que significa negligencia.
En la deficiente construcción de la Línea 12 del Metro estuvieron directamente relacionados Marcelo Ebrard, quien era jefe de Gobierno; Jorge Arganis Díaz, como secretario de Obras y Servicios; Mario Delgado, como secretario de Finanzas y Armando Quintero, como secretario de Transporte y Vialidad.
Todos ellos ocupan lugares destacados dentro de eso llamado “4-T”. El canciller Marcelo se placea por todas partes con el tema de la vacuna. Arganis es el actual secretario de Comunicaciones y Transportes del gobierno federal; Mario Delgado es el dirigente nacional de Morena, en donde se ha entretenido atacando al INE y Quintero busca su reelección como alcalde Iztacalco.
Insistimos: ninguno de ellos pagará responsabilidad penal alguna. Ninguno ha sentido el mínimo impulso de renunciar a su cargo actual por elemental vergüenza. Es un comportamiento nada ético avalado por ya sabemos quién.
OFF THE RECORD
**¿LIBERTAD DE PRENSA?
El pasado lunes, el presidente Andrés Manuel López Obrador arremetió de nuevo –oooootra vez— contra quien considera uno de sus principales enemigos: la prensa, a la que calificó de “deplorable e injusta” con su gobierno.
Y lo hizo precisamente el Día Internacional de la Libertad de Prensa.
Gracias por el regalo.
**FIN DE LA VIOLENCIA
Se terminó la violencia en Aguililla, Michoacán.
Pero no por la buena actuación de las autoridades estatales o federales, sino porque el Cartel de Jalisco Nueva Generación así lo decretó.
Mediante una manta, el grupo delincuencial anunció que llegó para quedarse y que, al haber desarticulado a las bandas rivales, ya no habrá violencia.
El CJNG llegó a Aguililla para quedarse. O sea, para gobernar. ¿Alguien, en algún cómodo despacho, sentirá vergüenza por esto?
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