La pandemia de coronavirus que nos aqueja, hace indispensable implementar medidas de prevención, para tratar de evitar el contagio y minimizar hasta donde sea posible, los efectos de la enfermedad.
Las medidas preventivas como el aislamiento social y la suspensión de eventos masivos y actividades docentes, traen como consecuencia una desaceleración de la economía, toda vez que al irse a sus casas, la gente deja de producir y prestar servicios.
Pero lo peor, es que el aislamiento social deja en una muy precaria situación a muchísimas personas, que viven al día y no cuentan con los recursos suficientes para enfrentar la contingencia y que requieren esos haberes, para vivir y para mantener a sus familias.
Todas esa gente (empleados de negocios, cocineros, meseros, guías de turistas, artistas, músicos, artesanos, mecánicos y representantes de muchos otros oficios), se ve en la necesidad de seguir laborando por su cuenta, con el riesgo consecuente para su salud y la de los demás, pues si deja de trabajar, cesa de percibir ingresos, con las consecuencias de esperarse.
Todos esos mexicanos, trabajadores y honestos, entienden que sus patrones pasan por una crisis similar y que no teniendo ingresos, ni ganancias, les es absolutamente imposible correr con el pago de sus emolumentos.
Todos esos compatriotas son dignos de recibir algún tipo de apoyo gubernamental para poder capear el temporal y contar con los medios requeridos para subvenir sus necesidades. El gobierno federal debería pensar en idear algún tipo de mecanismo al efecto.
Total, si se subsidia a los estudiantes, a los que no estudian ni trabajan, a las madres solteras, a los ancianos, no encontramos mayor inconveniente para apoyar a los trabajadores en paro, que no sea la limitación de recursos pecuniarios. Pero como el presidente ya dijo que hay dinero de sobra, este sería el momento adecuado, para poner los recursos a disposición de los afectados.
El gobierno federal debe implementar, con creatividad, ingenio y sensibilidad, mecanismos para apoyar a los mexicanos en suspensión de labores, a efecto de evitar situaciones de crispación social, que serían totalmente inoportunas y los gobiernos estatales, deberían apoyar en este propósito.
Ojalá a alguien se le prenda el foco, porque de no hacerse, la crisis motivada por la recesión económica será más severa y esto pudiera eventualmente conducir a la comisión de actos antisociales, de parte de gente desesperada.
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Hago un llamado a las autoridades, empresarios y ciudadanos en general, a la solidaridad y la empatía, a efecto de contribuir a paliar los efectos de este virtual estado de sitio, en que vivimos de unos días a la fecha.
Ojalá el apercibimiento encuentre oídos receptivos y permita ver al mundo, lo que los mexicanos somos capaces de hacer cuando nos unimos en torno de una causa común.
Y sobre todo, hagamos caso de las indicaciones que nos den las autoridades de cualquier nivel y no contribuyamos a generar pánico, ni caos social, difundiendo noticias de dudosa o nula autenticidad.
Cuidémonos entre todos y permanezcamos en casa, en espera de tiempos mejores, que quiera Dios, lleguen muy pronto y nos permitan rememorar esta crisis, como una enseñanza dejada por un mal recuerdo. Hago votos para que así sea.
Dios, Patria y Libertad