Se persigna la fiscalía de Veracruz

En días pasados, Luis Ángel Bravo, fiscal de Veracruz, declaró que el robo, secuestro y asesinato de los sacerdotes Alejo Nabor Jiménez y José Alfredo Suárez, en Poza Rica, no estaba vinculado con la delincuencia organizada.

El fiscal veracruzano refirió que los dos sacerdotes y sus victimarios se conocían,que estaban conviviendo y que estaban tomando licor, y que “después de cierto rato de estar conviviendo se descompuso esa reunión y se tornó en violencia”.

Aunque para algunos el fiscal culpó a los religiosos con su propia muerte, ahora Bravo declaró que no se trató de “un pleito de borrachos”. El encargado de las investigaciones apuntó que algunos medios tornaron la información en “amarillista”.

Ante las investigaciones que emprendió la Fiscalía veracruzana— en las que se tienen 50 diligencias y varias declaraciones—, Luis Ángel Bravo calificó los trabajos como “buenos” y aseguró que el asesinato de los sacerdotes de la iglesia de Nuestra Señora de Fátima, no quedarán impunes.

Cabe señalar que el fiscal veracruzano rechazó que se tratara de un “pleito de borrachos”, luego de que la iglesia católica expresó su indignación  por la versión de los hechos que dio el Fiscal General del Estado.

El vocero de la Arquidiócesis Primada de México, Hugo Valdemar, señaló que la Fiscalía carece de inmediatez y eficiencia en los asuntos de justicia. Asimismo, Valdemar calificó de “irresponsable” la hipótesis que en un principio dio la Fiscalía, además le pidió a Bravo ser más cuidadoso con las declaraciones porque lastiman a la iglesia, a la comunidad y a las familias de los párrocos asesinados.